El primer gran dominador del fútbol nacional se había visto relegado de la pelea por los principales títulos. La década de los 80 divisaba un futuro incierto para el Athletic de Bilbao. Un conjunto en plena reconversión, en el que Iribar acaba de retirarse, la plantilla que había alcanzado la final de la Copa de la Uefa de 1977 parecía que ya había dado su mejor fútbol y la directiva rojiblanca no acertaba con el entrenador adecuado. Tras Koldo Aguirre, por San Mamés pasaron el austriaco Helmut Senekowitsch e Iñaki Sáez de manera interina. Tras realizar varias campañas discretas y con una necesidad imperiosa de renovación se apostó por el técnico del filial Javier Clemente. El rubio de Barakaldo comenzó a trabajar en el primer equipo con jugadores del Bilbao Athletic, aplicó el manual de la escuela vasca y las enseñanzas que Alberto Ormaetxea estaba impatiendo en el vecino banquillo de Atocha. 25 años sin ganar la Liga y casi una década sin conquistar la Copa, con la que el Athletic siempre había mantenido un eterno idilio, fueron los obstáculos a salvar por un equipo que tomó el relevo de la Real Sociedad como representante del fútbol del País Vasco.
AÑOS DE ZOZOBRA EN EL BOTXO. El final de la década de los años 70 fue descorazonadora para el Athletic de Bilbao. A pesar de alcanzar las finales de Copa y Uefa de 1977, el conjunto rojiblanco deambuló en la clasificación por tierra de nadie y la directiva vizcaína no logró dar con el hombre adecuado para realizar la transición del equipo subcampeón de la Uefa. Al contrario que en San Sebastián, donde la Real Sociedad tiró de un hombre de la casa que se convirtió en el oscuro arquitecto del plantel bicampeón a comienzos de la década de los años 80, el Ahtletic apostó por contratar a un hombre de fuera para relevar en el banquillo a Koldo Aguirre. En el verano de 1979, la entidad de Ibaigane presentó al austriaco Helmut Senekowitch. Recogió a un Athletic que navegaba entre dos aguas. Por un lado, el plantel contaba con alguno de los veteranos que alcanzaron la final de la Uefa [Iribar, Irureta, Villar, Chechu Rojo o Carlos] y, por otro, estaban los jóvenes cachorros que en las últimas campañas de los 70 se habían incorporado al primer equipo [Urkiaga, Argote, De Andrés, Núñez o Gallego]. Entre la veterana de unos y la juventud de los otros, en la plantilla también había otros jugadores que estaban alcanzando su mejor momento deportivo. Este fue el caso de Dani, que en la temporada 79-80 realizó 21 dianas, los defensas Alexanko y Goikoetxea más un delantero zurdo como Manu Sarabia que estaba convirtiéndose en un fijo del once de los leones.
Un Athletic en plena transición el que dirigió Helmut Senekowitch. El austriaco condujo al equipo a ocupar una discreta novena posición, lo que le llevó a ser muy cuestionado en Bilbao. Tan cuestionado que en la temporada siguiente [1980-81] iba a fijar un récord en el banquillo de San Mamés. Dos jornadas aguantó antes de ser destituido. Fue cesado tras encajar un escandaloso 7-1 en el Santiago Bernabéu. Iñaki Sáez, uno de esos hombres de la casa, se hizo cargo del equipo hasta final de temporada. El Athletic volvió a ser noveno y miró con cierta envidia el título liguero que había logrado su vecino, la Real Sociedad. En lo deportivo, había perdido a Alexanko, que se marchó al FC Barcelona, pero las buenas noticias vinieron desde la cantera. Manu Sarabia ya se confirmó en Primera con diez goles, el donostiarra Argote también firmó su mejor temporada hasta el momento con una docena de tantos, Noriega se consolidó en el primer equipo con seis dianas en los 28 encuentros ligueros que disputó en ese curso. Una delantera que contaba con Dani como jugador estrella. El pequeño y habilidoso atacante era la principal baza ofensiva de los leones. Desde su posición de extremo derecho era toda una pesadilla para las defensas rivales. En esa temporada fue el máximo goleador del Athletic con 17 tantos. Además el equipo siguió incorporando nuevos valores: Sola, Endika, De La Fuente, Urtubi y Cedrún, portero que relevó en la portería al mítico Iribar, que abandonó la práctica activa del fútbol al final del curso anterior.
LA LLEGADA DEL ‘RUBIO DE BARAKALDO’. En la temporada 1980-81, Javier Clemente, ex jugador del Athletic, se hizo cargo del filial rojiblanco, que militaba en Segunda División B. El objetivo era el de ascender a Segunda. Estuvo cerca de conseguirlo. Acabó tercero de su grupo con un plantel joven en el que se encontraban: Zubizarreta, que disputó siete partidos en esa temporada, Mendilibar, Merino, Aspiazu, y algunos otros que también fueron entrando en los planes del primer equipo como los ya citados Cedrún, Urtubi, De La Fuente o Endika. Incluso también estaban los hermanos Salinas –Julio y Patxi- que estando en el equipo juvenil llegaron a debutar con el Bilbao Athletic.
Un tercer puesto que le sirvió a Javier Clemente para hacerse con las riendas del primer equipo. Nadie conocía mejor a las nuevas promesas que el de Barakaldo. Por ello, parecía el técnico adecuado para un Athletic que estaba en plena transición y que veía como un grupo de jugadores nuevos procedentes del filial estaban llegando a la primera plantilla. Un hombre de la casa que quería recuperar la identidad del club. Como comentó en su presentación como técnico del primer equipo del Athletic, «quiero furia y garra y que cuando vayamos por ahí se nos espere con respeto y temor». El entrenador más joven de Primera, en lugar de traer nuevos aires a la liga, pretendía recuperar el discurso de la garra para volver a hacer competitivo al Athletic.
En la decisión también pudo influir la experiencia donostiarra, es decir, de la Real Sociedad. La entidad txuri urdin había confiado su futuro a un hombre de la casa –Alberto Ormaetxea- y a los jugadores formados en su cantera. La receta del de Barakaldo no iba a diferir mucho de la aplicada por el eibarrés en el banquillo realista. En realidad, era la receta de la época. Fútbol sobrio, seguridad defensiva y, ante todo, ganar, por lo civil o por lo criminal que diría Luis Aragonés. Una defensa en línea, que no era habitual en la época, que para funcionar correctamente necesitaba de una gran presión en el centro del campo. La mayor diferencia entre uno y otro pudo ser el mayor uso del envío en largo por parte del Athletic ya que la Real tocaba en el medio para buscar el espacio por el que abordar a su rival. Un gusto por el juego en largo que Clemente empezó a cultivar cuando pasó varias semanas en Inglaterra estudiando los métodos de trabajo y sistemas del Ipswich Town. En este apartado destacaba especialmente las diagonales que lanzaban Goikoetxea y Liceranzu desde el eje de la zaga. Dani y Argote eran los hombres de banda de la medular, pero buscaban constantemente el centro, dejando espacios para las incorporaciones de los laterales. Una fórmula en la que la estrategia, sobre todo los saques de esquina, cobraba un valor fundamental para Clemente, que aprovechó el talento sacador de Argote para explotar las cualidades rematadoras tanto de Goikoetxea como de Liceranzu. Un estilo no muy vistoso, pero eficaz, a pesar de algunas críticas de las que tuvo que defenderse el rubio de Barakaldo.
La mejora del Ahtletic con Clemente fue clara. Pasó de la novena posición a la cuarta, acabó a siete puntos de la Real Sociedad, aunque sus números en el apartado defensivo no fueron del todo satisfactorios. El Athletic encajó 41 tantos, más de uno por partido, pero, por el contrario, fue el segundo equipo que más goles marcó con 63. Con él también llegó el cambio en la portería. Clemente confió en un joven valor que en la temporada anterior había llegado al filial procedente del Alavés. Zubizarreta, que empezó la campaña con 20 años, disputó todos los partidos de la Liga, relegando al banquillo a Cedrún. También al primer equipo llegó Liceranzu, lateral izquierdo que había estado cedido en el Barakaldo y que iba a ser importante para Clemente y para la propia historia del Ahtletic. Esta temporada 81-82 supuso la reactivación del Athletic gracias a la consolidación de los nuevos valores del filial.
A POR EL CAMPEONATO. El nuevo entrenador había logrado transmitir al equipo el espíritu de lucha tradicional en los leones y había formado un bloque compacto que invitaba al optimismo en el botxo. Optimismo que, al igual que en el caso de la Real Sociedad, tampoco hacía presagiar la llegada de títulos a San Mamés. Las buenas sensaciones que despertaba el equipo, los dos triunfos ligueros de la Real Sociedad y el acabar la primera vuelta a un punto del Real Madrid y con tres de ventaja sobre el Barça de Schuster y Maradona, ilusionaban a la parroquia bilbaína. El Athletic estaba en una posición inmejorable para pelear por el campeonato. La mala noticia para los rojiblancos era que parecían estar un peldaño por debajo del Real Madrid o al menos esa sensación dejó el 2-4 logrado por el Real Madrid en San Mamés.
La segunda vuelta iba a ser un mano a mano entre vizcaínos y madrileños. La gran virtud de los leones iba a ser su solidez en San Mamés. Donde ganó todos los partidos excepto un empate [1-1 ante el Real Valladolid] y la citada derrota ante el Real Madrid. Además, aunque suene extraño y sirva para romper con el mito del amarrategui, el conjunto de Javier Clemente fue el máximo realizador del campeonato 82-83 con 71 goles, gracias a los 18 que logró Dani y a los 15 de Sarabia. Defensivamente, Clemente también encontró una zaga solvente que habitualmente estuvo compuesta por Urkiaga, Goikoetxea, Liceranzu y Núñez.
El mano a mano entre rojiblancos y blancos también dio protagonismo al FC Barcelona. Al ambicioso proyecto culé, en el que además de Schuster y del recién llegado Maradona, que había costado 1.200 millones de las antiguas pesetas, también lucían el lobo Carrasco, los ex colchoneros Marcos Alonso y Julio Alberto, un centrocampista de oscuro trabajo como Víctor Muñoz que estaba respaldado por otro currante del balón como era Perico Alonso, que en esa temporada había abandonado Atocha para recalar en el cuadro blaugrana. Un ambicioso proyecto que comenzó con Udo Latek en el banquillo gracias al triunfo en la Recopa de 1982, pero la confianza de la directiva no era excesiva y cedió el puesto a Menotti en la tercera jornada de competición. A finales de enero, el Barça seguía siendo tercero pero estaba a dos puntos del Madrid y a uno del Athletic. Al final, el equipo catalán no terminó de entrar en la puja por la cabeza, se mantuvo en una tercera plaza que acabó cediendo al Atlético de Madrid. El Barça se tuvo que conformar con la Copa de 1983, ganada por 2-1 al Real Madrid en La Romareda. La de Zaragoza no sería la única final que perdió el conjunto blanco en esa campaña. También cayó ante el Aberdeen en la final de la Recopa de 1983.
El Barça iba a jugar un importante papel en la Liga. A finales de marzo recibió y venció al Real Madrid por 2-1, repitiendo el triunfo de la ida [0-2]. Maradona y Perico Alonso dieron la vuelta a un partido que se había complicado en la primera parte debido al gol del madridista Juanito. A falta de cuatro partidos para la conclusión de la liga, el cuadro blanco cedía el liderato al Athletic, que había ganado por 4-0 al Celta de Vigo en un partido que también dejó ver el primer gol de Julio Salinas en la categoría reina del fútbol nacional. La siguiente fecha del campeonato enfrentaba en el Bernabéu al Real Madrid con el Athletic de Bilbao, el título estaba en juego y el Barça andaba al acecho. Pero el conjunto culé besó la lona en Atocha [1-0] por lo que dejó escapar buena parte de sus opciones al título, aunque todavía le quedaba visitar San Mamés. El encuentro del Bernabéu se decidió a favor del Real Madrid por 2-0 [Portugal y Del Bosque]. Un paso atrás para los leones que no tenían tiempo para lamerse las heridas recibidas en su visita a la capital porque en la siguiente jornada jugaban contra el FC Barcelona. Ni los de Clemente ni los de Menotti podían permitirse una derrota. Una derrota significaba el adiós al título. Algo que parecía más grave en el caso de la entidad azulgrana debido a los fuertes desembolsos económicos que había realizado en los últimos años y al subcampeonato obtenido en el curso anterior. El Barça salió presionado a San Mamés y la presión aumentó en el primer minuto de juego tras el gol del león Dani. El partido era de gran equilibrio y emoción. Se iba a decidir a falta de 15 minutos para el final. Sarabia sustituyó a Noriega y marcó nada más pisar el césped. Un tanto que desconcertó a los azulgranas que recibieron otro a los cuatro minutos de nuevo de Dani. 3-0. El choque estaba encarrilado pero el Barça sacó la garra y puso la incertidumbre en la grada gracias a los tantos de Urbano [86’] y Maradona [89’]. Al final, 3-2, pero el Athletic seguía a un punto de un Real Madrid que había ganado por 0-3 en Las Palmas.
La ventaja de un punto llegó hasta la última jornada. Al Real Madrid le valía el empate en Valencia, pero visitaba a un conjunto que necesitaba un milagro para no perder la categoría. El conjunto blanco estaba cerca de la Liga y además estaba clasificado para la final de la Recopa y de la Copa del Rey. Alfredo Di Stéfano había formado un bloque competitivo, pero afirmaba en una tribuna abierta de El País que «no hemos logrado nada». Por su parte, Clemente estaba tranquilo. El que va por detrás siempre cuenta con ello. Es el ‘otro’ el que debe hacer sus deberes, por lo que cuenta con la presión. A pesar de la calma con la que el de Barakaldo encaró la semana decisiva, Clemente sabía que el Athletic debía ganar y esperar que el equipo de un viejo conocido [Koldo Aguirre] diese la sorpresa en el Luis Casanova. Y la sorpresa se produjo en el minuto 39 cuando Tendillo batió al conjunto que dirigía Alfredo Di Estéfano. El Valencia necesitaba el triunfo. Durante toda la temporada había estado en el furgón de cola de la clasificación y la derrota podía enviarle a Segunda, categoría que todavía no conocía. El gol en Valencia ponía la Liga en bandeja al Athletic que jugaba en el Insular de Las Palmas. El choque no tuvo un buen inicio para los leones. En el minuto 3, De Andrés hacía el 1-0 en propia puerta. El Athletic no se puso nervioso. Sarabia igualó a los diez minutos y Dani hizo el 1-2 antes del descanso. Un tanto psicológico ya que los leones se marcharon a la caseta siendo campeones. Tendillo había adelantado al Valencia minutos antes al gol de Dani. Tras la reanudación, Sarabia sentenció con el tercero. A partir de aquí comenzó el festín del Athletic que se sabía y sentía campeón. Argote y Urtubi cerraron la cuenta mientras el Real Madrid era incapaz de empatar su partido. El Athletic volvía a ganar la Liga tras 27 años, lo que supuso un estallido de alegría en Bilbao y en toda Vizcaya. Los seguidores rojiblancos recibieron a sus jugadores como auténticos héroes. La afición aplaudió al plantel campeón que recorrió la ría en una gabarra llamada ‘Athletic’.
LA APUESTA. Los que hayan acudido al palco de San Mamés habrán podido ver a un león en el antepalco. León que esconde una peculiar historia. La primera jornada de competición de la liga 1983-84 era el día elegido para que el Athletic recibiese la copa de campeón de la edición anterior. En el palco estaba el presidente rojiblanco, Pedro Aurtenetxe. Allí también estaba otro presidente, en este caso el del Alavés, Gonzalo Antón. El máximo dirigente de la entidad vitoriana cruzó una apuesta con el de la vizcaína. El mandatario alavesista se jugaba un león disecado de su colección particular a que el Athletic no iba a renovar el título de Liga conseguido en la campaña anterior. Se equivocó y hubo bilbainada por partida doble. Liga y Copa. El séptimo doblete en la historia del Athletic.
GOIKOETXEA Y LAS ESTRELLAS DE BARÇA. La cuarta fecha del campeonato deparó un atractivo FC Barcelona-Athletic de Bilbao en el Camp Nou que se iba a disputar en una fecha festiva en la ciudad condal, el día de la Mercé. El partido fue la revancha del Barça. 4-0. Pero, sobre todo, el encuentro será recordado por la entrada de Goikoetxea a Maradona. El expeditivo central vizcaíno envió al dique seco al argentino durante tres meses. Con esta entrada, el jugador del Athletic ratificó la fama de central duro que tenía desde que dos temporadas antes había lesionado a otra estrella culé: Bernd Schuster, que tras jugar ante el Athletic se perdió todos los encuentros ligueros desde finales de diciembre.
Goikoetxea fracturó el tobillo izquierdo y rompió el ligamento a Maradona. Se habó de ocho meses de recuperación pero al final regresó con el año nuevo. El ‘10’ volvió a los terrenos de juego en la primera jornada de la segunda vuelta marcando dos goles al Sevilla. Por su parte, el central fue sancionado por 18 partidos, que quedaron en diez tras una rebaja del Comité de Apelación. Una segunda vuelta que tampoco disputaría al completo ya que tras el triunfo por 1-2 en el Santiago Bernabéu cayó lesionado y se perdió un mes.Maradona se estaba convirtiendo en el jugador más importante de la Liga. Sus actuaciones le habían hecho ganarse el respeto y, en cierta medida, el miedo de sus rivales. Por ello, Clemente puso a su mejor hombre sobre el astro argentino. Cuando Goikoetxea eliminó a Maradona, el Barça ya ganaba 2-0 [Perico Alonso y Julio Alberto] y antes del final del partido, los dos extremos culés –Marcos Alonso y Carrasco- firmaron otras dos dianas que pusieron en el marcador el 4-0 final. Los cuatro goles encajados en el Camp Nou supusieron la mayor goleada recibida en la temporada 1983-84. En ese curso, los leones de Clemente dieron un paso adelante en defensa y fueron la segunda zaga menos goleada, por detrás de la azulgrana, con 30 tantos recibidos. El Athletic no tuvo tiempo para lamentar la derrota en Barcelona. Entre semana recibía a Lech Poznan polaco y tenía que remontar el 2-0 adverso cosechado en la idea de esta eliminatoria de Copa de Europa. Goikoetxea, Sola –de penalti-, Noriega y Urkiaga marcaron los cuatro goles de la clasificación rojiblanca. El próximo rival iba a ser el Liverpool. El conjunto de Anfield, que dos años antes había sido Campeón de Europa tras derrotar al Real Madrid en París, era uno de los grandes del continente. El Athletic arrancó un 0-0 en la ida en Anfield, lo que le daba muchas posibilidades de clasificarse en choque de vuelta que se disputó en San Mamés. Opciones de clasificación que se esfumaron con el tanto que Ian Rush logró en el minuto 66. El Athletic fue eliminado por el Liverpool que, a la postre, terminaría ganando la Copa de Europa tras derrotar en los penaltis a la Roma en el Olímpico de la capital italiana.
Tras la eliminación europea el Athletic tenía que poner la cabeza en una Liga que no arrancó bien para los leones. Los rojiblancos presentaban unos pobres números en las nueve jornadas que se habían disputado. Ocho puntos y la undécima plaza era el bagaje del campeón. La reacción comenzó cuatro días después de la eliminación europea. Logrando un 4-1 ante el Real Murcia y un 2-2 en El Molinón. El segundo gol local fue el último que encajó el Athletic hasta enero. Ocho partidos, de los que ganó seis, y 801 minutos sin encajar un tanto. El Athletic recuperó la fe gracias a su sobriedad defensiva. Sobriedad defensiva que en mitad de esta racha había permitido a los leones salir con un punto [0-0] de la siempre complicada visita al Santiago Bernabéu. En tres temporadas el Athletic había pasado de encajar siete goles en la capital a marcharse con la meta a cero. El trabajo de Clemente era incuestionable.
La racha había llevado al Athletic al liderato pero los rojiblancos iban a sufrir una pájara en el peor momento. Tras el 1-2 de Salamanca, el Athletic recibía en San Mamés al FC Barcelona. El morbo estaba servido. Maradona volvía a verse las caras con Goikoetxea y el Athletic quería revancha del 4-0 encajado en la primera vuelta. Pero la revancha fue para el argentino, que con dos goles conquistó La Catedral y dio el triunfo a un Barça que se situaba a cuatro puntos de los bilbaínos y a tres del Real Madrid. La derrota en San Mamés ante el Barça fue encadenada con otro tropiezo. Esta vez en el Manzanares. El Atleti ganó gracias a un solitario tanto de Hugo Sánchez. El Real Madrid era líder y el Barça se situaba a tres puntos de la cabeza. Los dos grandes del fútbol español necesitaban el título liguero. Los culés tenían más presión ya que llevaban sin ganar una Liga desde 1974 mientras que el último título blanco fue el de 1980.
La inversión había sido grande en el club de la ciudad condal. Las Recopas de 1979 y 1982 así como las Copas de 1981 y 1983 y la Copa de la Liga de 1983 sabían a poco. La Liga era necesaria. El Real Madrid entró vestido de líder al tramo decisivo del campeonato. Faltaban diez jornadas para el final, los blancos tenían dos puntos de renta sobre los leones y cuatro respecto a los azulgranas. El Bernabéu iba a ser escenario de un duelo de crucial importancia para el título. El Barça llegaba a Madrid en la jornada vigésimo quinta con la imperiosa necesidad de ganar. La derrota le alejaba a seis puntos de la primera posición a falta de nueve partidos por jugar. Rojo adelantó al Barça, pero su gol no sirvió de nada porque Bernardo y Santillana propiciaron la remontada madridista.
El conjunto blanco parecía lanzado hacia el título pero sufrió un importante revés en la siguiente jornada. Era el derbi madrileño y el Atleti, que había arrebatado la tercera posición al Barça, quería un triunfo que le podía meter de lleno en la pelea por la Liga. Y así fue. Hugo Sánchez, de penalti, hizo el 1-0 definitivo. Las dos jornadas siguientes no fueron nada propicias para los intereses madridistas. Sendos empates ante Sevilla –en casa- y Osasuna –fuera- permitieron al Athletic dar caza al Real Madrid. Los dos estaban empatados a 38 puntos. Con tres de ventaja sobre el Barça y cuatro sobre el Atleti. Con esta igualdad a puntos el duelo de San Mamés a falta de cinco partidos para la conclusión del campeonato se antojaba más que decisivo. El encuentro terminó 2-1. Stilieke adelantó a los blancos mientras que Goikoetxea y Dani, quien había sufrido una lesión que le apartó del equipo hasta el mes de febrero, logró un tanto decisivo para la suerte del campeonato al enviar a la red un mal despeje del cancerbero madridista. El 2-1 permitía al Athletic de Bilbao tener el gol-average a favor en caso de empate a puntos.
Tres días después se iba a jugar otro encuentro entre estos equipos. Esta vez en el Santiago Bernabéu. La Copa había emparejado a Real Madrid y Athletic de Bilbao en una de las semifinales. Los leones volvería a golpear al conjunto blanco. Un gol de penalti de Urtubi dio una ventaja mínima [0-1] para encarar la vuelta. El partido de San Mamés concluyó con el mismo resultado que el del Santiago Bernabéu, es decir, con 0-1 gracias al tanto de Pineda. Los penaltis clasificaron al Athletic para la final de Copa, en la que iba a encontrarse con el FC Barcelona.En la Liga, la alegría no le duró mucho al Athletic ya que cayó en la siguiente jornada. 2-0 en su visita al Betis. Volvía la igualdad ya que el Real Madrid había ganado su partido. Y el Barça se situaba a un punto de los líderes. La siguiente jornada no varió nada. Al Athletic le tocaba viajar a Valencia en Semana Santa. Dani iba a volver a ser el protagonista del partido. Con 0-0 en el marcador, y 13 minutos por jugar, demostró su olfato goleador. Armó rápidamente la pierna en la frontal, realizó un disparo que tocó en un jugador local para acabar en el fon de la red. García Pitarch hizo el 1-1 en el minuto 80 pero, de nuevo, Dani iba a ser decisivo. El genial jugador se escapó por la banda derecha, puso el centro al segundo palo, donde Noriega hizo el tanto del triunfo rojiblanco. La Liga estaba casi en el bolsillo pero había que ganar el último partido en San Mamés. El rival, la Real Sociedad. Situación inversa a la del último encuentro de la Liga de 1982. Real Madrid y Barcelona estaban al acecho.
EL DERBI DECISIVO. La Catedral registró un lleno hasta la bandera, como se decía por entonces, ya que palpaba la importancia de esta cita histórica. La mayoría de los seguidores rojiblancos no habían podido disfrutar del último partido de la temporada anterior ya que se disputó en Las Palmas por lo que querían ver este partido que podía dar la segunda Liga consecutiva al equipo de Javier Clemente. El rubio de Barakaldo alineó al siguiente once inicial para recibir a la Real Sociedad: Zubizarreta, Urkiaga, Goikoetxea, Liceranzu, De la Fuente (Patxi Salinas, 33’), De Andrés, Sola, Urtubi, Dani, Noriega (Sarabia, 59’) y Argote. Enfrente, Alberto Ormaetxea formó con Arkonada, Sagarzazu, Górriz, Gajate, Celayeta, Zubillaga, Zamora (Diego Álvarez, 81’), Larrañaga, Uralde, López Ufarte y Begiristain.
El encuentro no pudo comenzar mejor. Minuto 18 y gol de Liceranzu, su sexto de la temporada cifra más que meritoria para un defensa. El gol también demostró el poderío aéreo y la pegada rojiblanca en el juego de estrategia. Los zagueros vizcaínos contribuyeron a esta pegada. Además de Liceranzu, Goikoetxea también marcó dos goles ese año, uno de ellos en el decisivo triunfo ante el Real Madrid en San Mamés . Este tanto de Liceranzu quitaba esperanzas al FC Barcelona, que por mediación de Rojo ya se había adelantado en el Manzanares. Por su parte, el Real Madrid estaba empatando en Sarriá. Al poco de marcar Liceranzu, las radios informaban sobre el segundo gol del Barça ante el Atleti. Carrasco había hecho el 0-2, la victoria parecía encarrilada. El Barça era el que más difícil lo tenía ya que necesitaba ganar y esperar que tanto Athletic como Real Madrid no lo hiciesen. La tarde se arregló para los culés en el minuto 68 porque Uralde acaba de igualar en San Mamés. La euforia azulgrana no duró mucho. En el 69, Butragueño, de penalti, adelantaba al Real Madrid ante el Español. El Athletic estaba contra las cuerdas. Necesitaba un gol para revalidar el título de Liga. El encuentro de San Mamés entraba en la recta final Liceranzu cabeceaba a la red una falta lateral. Era su séptimo gol de la temporada y el tanto 3.000 de la historia del Athletic. Un tanto también histórico porque valíaun título. El segundo de la era Clemente.
RENCILLAS Y PATADAS. El último encuentro de la temporada iba a ser, como es habitual, la final de Copa. El Santiago Bernabéu volvía a ser el escenario elegido para dirimir el nombre del Campeón de España. Athletic y FC Barcelona iban a jugarse en tercer título de la campaña después de medir fuerzas en la Supercopa, que acabó en las vitrinas azulgranas, y en la Liga. El Barça llegaba muy presionado. El conjunto blaugrana necesitaba la Copa para evitar que la campaña fuese un fracaso. Menotti parecía que no iba a continuar en el banquillo, pero, tal vez, un triunfo cambiase la opinión de la directiva catalana. Pero, a pesar de la presión y de la necesidad de victoria, el Barça era el favorito ya que había ganado al Athletic en tres de los cuatro partidos que habían disputado en esa temporada. La única victoria rojiblanca se produjo en la vuelta de la Supercopa disputado en el Nou Camp. Un gol de Endika dio el triunfo al Athletic, pero la victoria no le sirvió de nada ya que había caído por 1-3 en San Mamés.
Las jornadas previas contribuyeron a aumentar la tensión que rodeó al encuentro. En este capítulo destacaron las declaraciones cruzadas de Maradona y Clemente. El argentino, seguramente dolido todavía por la lesión de Goikoetxea, critió al conjunto rojiblanco y el de Barakaldo salió en defensa de los suyos. El caso que el pique contribuyó a aumentar la expectación que rodeó al choque. El bicampeón de Liga ante uno de los equipos más importantes del continente europeo que defendía el título copero que había logrado en la campaña anterior. Once canteranos vascos contra los rutilantes Schuster y Maradona. Tradición y cantera vs ambición y talonario. Por ello no es de estrañar que más de 45.000 seguidores del Athletic se trasladasen a Madrid para presenciar el partido o que el precio en la reventa de una entrada en Tribuna rondase las 30.000 pesetas de la época. Ni el Festival de Eurovision, que coincidía con la segunda parte del encuentro, impidió que el choque fuese uno de los más seguidos de la década.
Javier Clemente alineó un once bastante defensivo. Zubizarreta, Urkiaga, Liceranzu, Goikoetxea, Núñez, Patxi Salinas, De Andrés, Urtubi, Dani, Endika y Argote. Volvía a relegar al banquillo a Manu Sarabia, dejando entrever la disputa que había entre el técnico y el delantero. El partido, como es de dominio público, fue muy bronco. El FC Barcelona estaba picado con el Athletic. Probablemente el hecho de que una plantilla de chavales vascos arrebatase la Liga por dos ocasiones a uno de los planteles más caros de la época jugó un papel importante en este pique. Pero, sobre todo, las lesiones de Goikoetxea a Maradona y Schuster tuvieron un papel crucial en la batalla en la que se convirtió el encuentro durante y después de su conclusión. Un gol de Endika dio al Athletic su vigésimo cuarta Copa. Todo lo que aconteció tras el tanto del Athletic fue una batalla y sus imágenes están presentes en la memoria de todos los aficionados de la época e incluso en la de los más jóvenes. El partido fue bronco. Lleno de malos modos y fatales entradas, capítulo en el que destacó de manera especial Bernd Schuster. A la conclusión, Maradona propinó un rodillazo a Sola y Migueli hizo honor a su apelativo de tarzán en la posterior tangana que se desencadenó sobre el césped del Santiago Bernabéu.
Datos del artículo:
Autor: Carlos A.S.
Fecha: 12 de febrero de 2008.
Fuentes: Athletic Club de Bilbao, AupaAthletic.com, Liga de Fútbol Profesional, Wikipedia, El País y Marca.
Fotografías: La mayoría de las fotografías han sido extraídas de la galería de ‘fotografías históricas’ de la web www.aupaathletic.com
Vídeos: YouTube (especial agradecimiento a los usuarios messerschmitt asimik y mesqueunclub1899 ).
Hilo musical: El segundo recopilatorio de cosecha propia que próximamente sonará en el bar Los Molinos de Guadalajara. 140 canciones. Algunos grupos: Iggy Pop, the Who, Pixies, the Seeds, Rolling Stones, Jefferson Airplane, Stone Temple Pilots, Kool & the Gang, David Bowie, the Clash, Tom Petty, Bad Religion, the Slackers, Ocean Colour Scene, Herbie Hankcock, Kula Shaker, the Star Spangles, Black Rebel Motorcycle Club, Joe Jackson, the Specials….. and many more!!!