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Sporting-Real Sociedad: Tiempos mejores

marzo 21, 2008

Zamora, celebrando su gol en El Molinón.

Mañana sábado 22 de marzo, a partir de las 18.30 horas y retransmitido por ETB-1, Telemadrid/La Otra, Televisión Asturiana, TVG y Televisión de Murcia, el estadio gijonés de El Molinón acogerá un encuentro entre dos de los clubes más clásicos del fútbol español: Sporting de Gijón y Real Sociedad. Dos equipos que pelean por el tercer puesto de Segunda División, o Liga BBVA como en realidad se llama la categoría de plata del fútbol nacional, que les permita regresar a la élite del balompié hispano. Un punto es la mínima renta que tiene el cuadro vasco sobre el asturiano. A falta de 13 jornadas para la conclusión del campeonato en Segunda, el encuentro no será decisivo, ni una final, pero sí que servirá para respaldar el anhelo de ascenso de uno de los dos ya que los dos primeros puestos, ocupados por Numancia y Málaga, están muy lejos de ambos -doce y ocho puntos- y el Elche está a poco más de un partido de alcanzar esta privilegiada posición. En la primera vuelta, el Sporting venció en Anoeta por 0-1.

Hablar de un Sporting de Gijón-Real Sociedad en El Molinón hace recordar a los aficionados al fútbol aquella tarde dominical de un 26 de abril de 1981. La Liga, la de Primera, estaba en juego en el feudo rojiblanco. La Real Sociedad de Alberto Ormaetxea tenía una cita con la historia. Si ganaba se proclamaba campeón de Liga. Una Liga que ya se había burlado del cuadro txuri urdin un año antes. Con la derrota en Sevilla, única de la campaña liguera, que sirvió el título en bandeja al Real Madrid. Ese 26 de abril, como un año antes, el rival de los donostiarras era el conjunto capitalino. Un conjunto capitalino que jugaba en Zorrilla ante el Real Valladolid y en el que uno de sus jugadores más importantes, el carismático Juan Gómez ‘Juanito’, había prometido recorrer el césped pucelano de rodillas si su equipo se alzaba con el campeonato.

A la Real Sociedad le valía el empate ya que tenía ganado el gol-average al Real Madrid gracias al 3-1 logrado semanas antes en Atocha en un encuentro que no parecía  importante para el devenir de la Liga. Importante no fue. Fue decisivo, como se demostró en la última jornada. La Real no estaba convenciendo con su juego y supuestamente no aspiraba al título. Un título que iba a estar entre Atlético de Madrid, FC Barcelona y Real Madrid. El Atleti sufrió una gran pájara en la segunda vuelta y se desfondó; el Barça se despistó debido al secuestro de Quini, que provocó una serie de malos resultados que le costaron el título; y el Real Madrid aspiraba a un doblete histórico: Liga y Copa de Europa. Ante pájaras, despistes y devaneos europeos, la Real Sociedad se fue aproximando a la cabeza con sumo sigilo. Inesperandamente consiguió una gran racha en el último tercio de campeonato. En los nueve partidos anteriores a la última jornada, la Real de Ormaetxea volvió a ser el equipo compacto del curso anterior, ganó ocho encuentros, entre ellos el ya citado 3-1 al Real Madrid el 8 de marzo de 1981, y empató uno. Ello le valió llegar de líder a la última jornada de campeonato.

El tercero en discordia en esta historia fue el Sporting de Gijón. El cuadro asturiano estaba viviendo los mejores momentos de su historia. El brujo y sus 27 dianas habían llevado al Sporting a Primera en 1977. En su primera campaña, los rojiblancos lograron una meritoria quinta plaza que les dio derecho a jugar la Copa de la Uefa. Al siguiente curso, llegó un inesperado subcampeonato de Liga tras acabar en segundo puesto, por detrás del Real Madrid del que quedó a cuatro puntos En la 1979/80 se clasificó en tercera posición, por detrás de Real Madrid -campeón- y Real Sociedad -subcampeón-. En esta campaña, de nuevo, Quini logró el pichichi gracias a los 24 goles que facturó. El registro goleador del delantero asturiano le llevaron a fichar por el FC Barcelona que abonó un cifra récord para la época: 83 millones de pesetas.

A pesar de no contar con Quini, el Sporting de Gijón no realizó una mala campaña en la temporada 1980/81. En Liga no había estado al nivel de las dos temporadas precedentes. Llegaba al partido sin jugarse nada. Estaba a tres puntos de Valencia CF y FC Barcelona, que respectivamente ocupaban los puestos cuarto y quinto con 40 puntos y cerraban los puestos que daban derecho a jugar la Copa de la Uefa. En Europa había caído en primera ronda ante el Bohemians. 3-1 lejos de El Molinón y un 2-1 insuficiente en Asturias. 

El leonés Abel Díaz y el argentino Enzo Ferrero habían tomado el relevo de Quini en la delantera sportinguista. El primero logró 13 goles en 33 partidos y el segundo hizo 15 en 31. En la zaga estaban históricos sportinguistas como Cundi o Maceda. El entramado defensivo astur se vio reforzado esta temporada por la irrupción de Jiménez, que disputó los 34 encuentros. En la medular tenía a un gran volante en Joaquín, que es el jugador que en más ocasiones ha vestido la zamarra rojiblanca, y también contaba con Mesa.

La temporada gijonesa se iba a salvar en la Copa del Rey, en la que alcanzaría la final tras eliminar sucesivamente a Ponferradina [1-0 y 2-8], Levante [o-2 y 0-3], Real Madrid [1-1 y 3-2] y Sevilla [2-0 y 0-0]. El Sporting terminaría alcanzando la final que se disputó en el Vicente Calderón el 18 de junio de 1981. Una final que terminaría ganando el Barça gracias a la contribución estelar de Quini, que con once dianas se convirtió en el máximo Pero en el momento en el Sporting de Gijón recibía a la Real Sociedad todavía no se había disputado las últimas rondas del torneo del K.O. por excelencia.

Vicente Miera, por entonces inquilino del banquillo del Sporting de Gijón que años después terminaría siendo seleccionador absoluto por un breve periodo de tiempo aunque el suficiente como para ganar el oro olímpico en Barcelona’92 con los sub-23, dispuso para recibir a la Real Sociedad el siguiente once inicial: Castro, Redondo, Maceda, Jiménez, Cundi, Uría, Joaquín, Mesa, Ciriaco Cano, Abel Díaz y Enzo Ferrero. Por su parte, Alberto Ormaetxea elegió el siguiente equipo inicial: Arconada, Celayeta, Kortabarría, Górriz, Olaizola, Diego Álvarez, Perico Alonso, Zamora, Idígoras, Satrústegui y López Ufarte. El colegiado de la contienda fue Enríquez Negreira.

El choque no puedo comenzar de manera mejor para la Real Sociedad. A los siete minutos de partido el colegiado señaló un penalti que el capitán Kortabarría se encargó de transformar. El cuadro txuri urdin estaba más cerca de la Liga. Todo cambió al borde del descanso. En Zorrilla, en el minuto 43, Santillana adelantaba al Real Madrid. Hecho que unido al gol que el sportinguista Mesa lograba en el 44′ de la primera mitad hacía que la Liga estuviese más cerca del Bernabéu que de Atocha. Un título que se vistió totalmente de blanco al minuto de la reanudación. El Sporting se adelantaba en el marcador gracias a otro gol de Mesa. El 2-1 de El Molinón unido al 0-1 de Zorrilla daban el título al Real Madrid de Vujadin Boskov. Pepe Moré equilibró el duelo en Pucela en el minuto 57 pero Santillana -72′- y Stielike -84′- lograron dos tantos más que daban el triunfo al Real Madrid. El partido de Valladolid concluyó antes que el de Gijón. Juanito estaba cumpliendo su promesa cuando, en el descuento,  Zamora cogió un rechace en el área del Sporting e hizo el 2-2 fina. Un gol que daba a la Real Sociedad el punto que necesitaba para ganar el su primera Liga e inaugurar el periodo de las cuatro ligas vascas.

Seguramente mañana sobre El Molinón planeará el recuerdo de este partido por muy diferentes que sean las circustancias de ambas entidades. Los dos desean regresar a la élite nacional. El Sporting de Gijón lleva fuera de ella desde 1998 y la Real Sociedad desde el curso pasado. Dos históricos y un destino: el ascenso a Primera. Destino que tan sólo podrá alcanzar uno.

Datos del artículo:

Autor: Carlos A.S.
Fecha: 21 de marzo de 2008.
Fuentes: Sporting de Gijón, Real Sociedad de San Sebastián, Liga de Fútbol Profesional, Uefa, Wikipedia, Corazón Txuri Urdin y Futbolme.com.
Hilo musical: Duffy: Rockferry [Polydor, 2008] y Expressos: Promises & Ties [WEA, 1981].

Copas en blanco y negro

marzo 14, 2008

La Copa de 1913.

La memoria y el fútbol no suelen caminar de la mano. Más si hablamos de la historia futbolística anterior a la Segunda Guerra Mundial. Habitualmente se tiende a pensar que el periodo que precedió a la contienda forma parte de la prehistoria del fútbol. Pero, prehistoria o no, al fin y al cabo es historia. En esos días en los que el balompié comenzaba a profesionalizarse en nuestro país y en los que los aficionados ya seguían con interés este deporte fue cuando brilló el Real Unión de Irún. Club guipuzcoano que con esa denominación ganó tres Copas o Campeonatos de España que lucen en sus vitrinas junto con la lograda en 1913 por el Racing Club, entidad que se fusionó con el Sporting Club para crear un único equipo en la ciudad fronteriza. Fueron los tiempos de ilustres futbolistas de la época como René Petit, Egiazabal, Vázquez, Arabolaza, Patxi Gamborenea, Luis Regueiro, Elicegui o Sagarzazu.

LOS PRIMEROS PASOS. La llegada del fútbol a España se produjo de varias maneras. La más conocida es la de los trabajadores ingleses de las minas de Río Tinto. Otra fue la que llevó el fútbol a Irún y al País Vasco. La situación estratégica de Irún en la frontera con Francia favoreció que los irundarras entraran en contacto con este deporte. El balompié se introdujo y difundió antes por tierras galas que por las peninsulares. El primer club que se fundó en la población fue el Irun Football Club en 1902. Cinco años más tarde cambiaría su denominación por la de Sporting Club de Irún. La armonía no iba a durar mucho en la entidad y en 1908 se produjo una escisión que dio lugar al nacimiento del Racing Club.  

Un once inicial del Irún Sporting Club.La existencia de dos clubes en una localidad de 10.000 habitantes hizo que Irún se dividiese en dos mitades que iban a rivalizar, y mucho, durante el siguiente lustro. El primero de los dos que quiso medir fuerzas con el resto de equipos del país fue el Sporting Club. Se inscribió en el Campeonato de España de 1910, aunque finalmente no participó, y en el de 1912, donde cayó en semifinales por 2-1 ante la Sociedad Gimnástica Española.  

En 1913 llegó el turno para el Racing de Irún. En este año, al igual que había sucedido en 1910, hubo dos Campeonatos de España. La Copa oficial organizada por la Federación y otra en la que únicamente participaron los conjuntos adscritos a la Unión Española de Clubes. En ésta última competición, el FC Barcelona se impuso a la Real Sociedad aunque sufrió ya que se disputaron tres encuentros para dilucidar el nombre del campeón. En el torneo oficial, el Racing de Irún se deshizo en semifinales del España de Barcelona –primer nombre del RCD Espanyol de Barcelona- por 1-0. En la final se iba a ver las caras con el Athletic de Bilbao, que había eliminado al Real Madrid y que aspiraba a su quinto título. El primer partido registró un empate [2-2] tras la prórroga, por lo que fue necesario la disputa de otro encuentro de desempate. En la repetición, el Racing de Irún ganó gracias a un tanto de San Bartolomé.

Once inicial del Racing Irún en la final de Copa de 1913.LA UNIÓN. La celebración del título provocó un acercamiento entre el Sporting y el Racing. La leyenda dice que fue el monarca de la época –Alfonso XII- el que medió entre los dirigentes de ambas entidades para que acabasen con la división y formasen un único club en Irún. Las conversaciones llegaron a buen puerto el 9 de mayo de 1915. Los dos clubes se fusionaron dando lugar al Unión de Irún que posteriormente terminaría añadiendo el ‘Real’ debido a la mediación de Alfonso XIII. El equipo adoptó los colores del Racing, es decir, camiseta blanca y calzón negro, en lugar de los del Sporting, que vestía una indumentaria rojiblanca con una disposición similar a la del Feyenoord holandés.  El primer encuentro que disputó el Real Unión fue ante la Real Sociedad de San Sebastián. Este partido también significó el nacimiento de una rivalidad que sustituyó a la que mantenían Racing y Sporting. Real Unión y Real Sociedad durante dos décadas pugnaron por la supremacía del fútbol guipuzcoano, cuestión nada trivial ya que desde 1914 para participar en la Copa había que ganar el torneo regional. Primero fue el llamado ‘Campeonato del Norte’ en el que los conjuntos vascos dilucidaban su representante en la fase final de la Copa. En esta fase previa, además de Real Unión y Real Sociedad, estaban dos potentes clubes vizcaínos que también rivalizaban entre sí: Athletic Club de Bilbao y Arenas de Getxo. La primera vez que el Real Unión logró ganar el Campeonato del Norte fue en 1918. Se clasificó para la fase final de la Copa que se iba a disputar en Madrid. El Real Unión se deshizo consecutivamente de Sporting de Gijón y Fortuna de Vigo por sendos 4-1. En la final se iba a enfrentar al Real Madrid en el campo de O’Donnell, que era donde el Atlético de Madrid disputaba sus partidos como local.  

El Real Madrid defendía el título que había logrado en 1917 ante el Arenas de Getxo. En aquella final había deslumbrado un joven francés: René Petit. Fue el encargado de igualar el resultado gracias a una extraordinaria jugada en la que las crónicas de la época relataban que dribló a cuatro defensores del Arenas de Getxo antes de hacer el 1-1. Después, Álvarez haría el 2-1 final. René Petit era de padre francés y madre madrileña. Nació por casualidad en tierras francesas ya que su padre residía en Irún porque era el jefe de Tráfico de la Compañía del Norte de España. A pesar de su residencia en Irún, posteriormente marchó a Madrid para estudiar Ingeniería de Caminos. En la capital se enroló en las filas del Real Madrid. Formaba de delantero junto con Santiago Bernabéu. Se dice que fue uno de los primeros jugadores totales de la historia del fútbol. Gracias a su capacidad física podía desenvolverse en varias posiciones aunque él siempre formó con el ‘9’ a sus espalda. Un jugador que combinaba su potencia física con dosis de calidad para tocar, pasar y marcar goles. Jugó 30 partidos como madridista en los que anotó 13 goles.

Llegó a Irún y con él despegó el Real Unión. Fue un jugador fundamental en los años dorados de la entidad, aunque no lució en exceso en la final de 1918 ante su ex equipo. Los plumillas madrileños admitieron la superioridad irundarra, pero se quejaron amargamente del primer tanto del Real Unión obra de Legarreta. Se dice que fue un gol fantasma, que no llegó a entrar, pero que fue concedido por el árbitro. Al final, el Real Unión ganó su primera Copa por 2-0.  

LOS FELICES AÑOS 20. A la década de los años 20 se les suele llamar como la de los ‘felices años 20’ debido a la bonanza económica que se vivió tras la conclusión de la Primera Guerra Mundial. Más felices fueron en Irún si hablamos exclusivamente en términos futbolísticos. Esta década también iba a ver cómo se enconaba la rivalidad entre el Real Unión y la Real Sociedad. El factor clave se produjo en la temporada 1918-19, en la que el Campeonato del Norte se dividió en los campeonatos de Vizcaya y Guipúzcoa. El torneo guipuzcoano iba a ser una mano a mano permanente entre irundarras y donostiarras. Y la rivalidad iba a empezar a gestarse desde la primera edición del torneo provincial. El campeón fue la Real Sociedad pero el Real Unión no perdió ningún partido. En el último encuentro se enfrentaron en San Sebastián la Real Sociedad y el Real Unión con el título en juego. El Real Unión se retiró del partido al considerar que el árbitro estaba actuando con parcialidad y favoreciendo a la Real Sociedad. Los txuri-urdines iban a caer en cuartos de final ante el FC Barcelona, que le ganó en los dos partidos y que alcanzó una final que iba a perder ante el Arenas de Getxo.  

El inicio de la década también significó el principio de la historia de la selección española. Fue con motivo de los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920. Los jugadores del Real Unión Eguiazábal, Joaquín Vázquez y Patricio Arabolaza fueron convocados. Eguiazábal y Arabolaza formaron de titulares en el primer once de la selección y éste último fue el autor del primer tanto del combinado nacional. Ellos inauguraron un camino que durante los años 20 y 30 iban a seguir otros estandartes del Real Unión como: Patxi Gamborena, Echeveste, Errazquin, Sagarzazu, Luis Regueiro, Pedro Regueiro y Elícegui.

 

La década de los 20 deparó seis campeonatos guipuzcoanos para el Real Unión y cuatro para la Real Sociedad. Las tres siguientes ediciones al campeonato de 1919 fueron para el Real Unión y, por ello, disputó la Copa. En 1920 y 1921 cayó en semifinales ante FC Barcelona y Athletic de Madrid –actual Atlético de Madrid- respectivamente. En 1922 iba alcanzar la final tras eliminar al Real Madrid en semifinales. El rival fue el FC Barcelona, del que se dice que era el mejor equipo español de la época y lo demostró en la final ganando por 5-1 al Real Unión. La final fue bronca. Tras el descanso, al que se había llegado con 1-1 en el marcador, llegaron dos goles del Barça y una tangana que comenzaron Patricio y Surroca acabó en la suspensión del encuentro por más de media hora. Tras la reanudación, dos nuevos goles del FC Barcelona.

La Real Sociedad participó en la Copa de 1923, pero el Real Unión volvió a esta competición un año después. En cuartos eliminó al Sevilla, en semifinales al Barça en tres partidos y en la final iba a verse, de nuevo, las caras con el Real Madrid. El escenario iba a ser el campo donostiarra de Atocha, feudo de su máximo rival, la Real Sociedad. El Real Unión se impuso por 1-0 gracias al gol logrado por el extremo Echeveste. La Copa de 1924 iba a Irún.

Once inicial del Real Unión de Irún ante Boca Júniors en 1925.EL PARTIDO CONTRA BOCA. El campeonato guipuzcoano de 1925 fue para la Real Sociedad. Por lo tanto el Real Unión no pudo defender su corona nacional. Pero sí que disputó una final. Ante Boca Júniors. El club argentino era el equipo amateur más importante de Argentina. Había ganado los campeonatos de 1919, 1920, 1923 y 1924. La entidad bonaerense decidió hacer una gira por Europa. Disputó un total de 19 partidos, de los que ganó 15, perdió tres y empató uno. En España se enfrentó a Real Madrid, FC Barcelona, Ahtletic de Bilbao, Atlético de Madrid, Real Deportivo, Osasuna, Español, Celta de Vigo y Selección Catalana, pero el club xeneize quería medirse al campeón de España. No fue fácil conseguirlo. Hubo dos grandes obstáculos: el día de juego y el caché de Boca. El campo de Amute –donde jugó el Real Unión hasta que en 1926 se inauguró el Stadium – no podía acoger el partido durante un domingo ya que se estaban disputando las eliminatorias de clasificación para la disputa de la Copa. Se solucionó pasando el encuentro a un día laborable. Y se cedió a Boca Júniors el 70% de la taquilla para sufragar los gastos de desplazamiento del plantel argentino.

Para Boca Júniors jugar ante el Real Unión era una cuestión de orgullo. No podían regresar de Europa sin enfrentarse al vigente campeón español. El encuentro se disputó el 2 de abril de 1925. Días antes Boca había ganado por 1-0 a la Real Sociedad y al siguiente fin de semana visitaba San Mamés para enfrentarse al Athletic. El encuentro despertó una expectación inusitada en Irún. No sólo en las almas de los 14.000 irundarras, no, sino en las de la provincia, comunidad e incluso más allá de la propia frontera. Según narran las crónicas a Irún llegaron muchos aficionados galos al balompié procedentes de localidades cercanas como San Juan de Luz, Bayona o Burdeos. Se esperaba que Boca demostrase su potencial como lo había hecho ante Real Madrid, Atlético de Madrid o Real Sociedad. Además, tres de los mejores hombres del Real Unión se encontraban lesionados: Echeveste, Luis Regueiro y René Petit. Por ello, el osasunista Gurrucharri formó en las filas del Real Unión.

Los aficionados esperaban que Boca barriese al Real Unión. Fue todo lo contrario. Juanito Errazquin fue la pesadilla xeneize al anotar los cuatro goles del partido. Tres en la primera mitad y otro más en la segunda. Patxi Gamborenea también fue fundamental en este triunfo sobre Boca. El llevó la manija del juego guipuzcoano y entrelíneas surtió de buenos pases a los delanteros irundarras. La Nación de Buenos Aires título la crónica del choque con un rotundo: “El David vasco venció al Golliat argentino, demasiado engreído de su poderío”.

LA ÚLTIMA COPA. En septiembre de 1926 se inauguró el Stadium Gal donde hoy en día sigue jugando el Real Unión de Irún. Fue el inicio de la última gran temporada del conjunto fronterizo. A pesar de que no ganó el Campeonato de Guipúzcoa, que evidentemente acabó en las vitrinas de la Real Sociedad, participó en el Campeonato de España al lograr el subcampeonato. En su camino a la final eliminó a Zaragoza y Athletic de Bilbao en la fase de grupos. Necesitó de un duelo de desempate ante los leones que acabó con 2-1 favorable a los irundarras. En cuartos de final ganó dos de los tres partidos que le enfrentaron al Sporting de Gijón. En semifinales volvió a jugar ante el Real Madrid al que eliminó al vencerle por 1-0. En la otra semifinal el Arenas de Getxo eliminó al FC Barcelona tras batirle por 4-3 en un espectacular encuentro en el que destacó el hat-trick logrado por el delantero arenero Yermo.


El Arenas de Getxo llegaba a su cuarta final de Copa. Había ganado la de 1919 al FC Barcelona y perdido las de 1917 –ante Real Madrid- y 1922 -FC Barcelona-. También era la cuarta final para el Real Unión. Había ganado dos -1918 y 1924- y perdido una –1922-. El partido fue muy igualado. Sin goles. Se llegó a la prórroga. En ella, de nuevo el extremo Echeveste fue el hombre decisivo marcando, al igual que en 1924, el único tanto del partido. El gol que daba su tercer campeonato de España al Real Unión, cuarto si contamos el logrado por el Racing en 1913. Curiosamente esta final fue la última a la que llegaron tanto Real Unión como Arenas de Getxo. Dos clubes históricos en el arranque del fútbol en nuestro país que en la actualidad no viven sus mejores días.

 

LA CREACIÓN DE LA LIGA Y EL DECLIVE. En 1928 se decidió crear el Campeonato Nacional de Liga. Diez fueron los clubes fundadores. La creación de esta competición no fue ni mucho menos fácil. En el origen estuvo una propuesta de José María de Acha, presidente del Arenas de Getxo, que quería crear una competición al estilo inglés, es decir, todos contra todos a dos vueltas. Pero Acha quería que el campeonato tan sólo lo disputasen los seis equipos que había ganado el Campeonato de España de Clubes. Es decir, Athletic de Bilbao, Real Madrid, FC Barcelona, Real Unión de Irún, Arenas de Getxo y Real Sociedad, que había heredado el título logrado por el Ciclista San Sebastián en 1909. Esta propuesta provocó gran tensión entre los clubes ya que había otras entidades que también quería formar parte de este campeonato. Esta división originó la creación de dos campeonatos de la regularidad en 1928. Ninguno de ellos llegó a concluirse. La Federación y Alfonso XIII mediaron en la situación. Al final, el campeonato se creó con diez equipos. A los seis ganadores de la Copa –nombre con el que se iba a conocer desde entonces al Campeonato de España- se les unieron Atlético de Madrid, Español y Europa. El décimo equipo en tomar parte de la primera edición de la liga fue el Racing de Santander, que logró su plaza tras vencer al Sevilla en el Torneo de Clasificación. La creación de la Liga iba a provocar un cambio de denominación en el Campeonato de España, que pasó a llamarse Copa, y una disminución progresiva de la importancia de los campeonatos regionales, que iban a desaparecer a finales de la década de los años 30. 

 

El Real Unión también tiene un hueco en la historia de la Liga. El primer partido que se disputó fue el que le enfrentó al Español en Barcelona. El guardameta del cuadro irundarra Emery también entró en la historia de la Liga. Fue el primero en encajar un gol, obra del delantero perico Prat. La llegada de la Liga y la implantación definitiva del profesionalismo jugaron en contra de los intereses del Real Unión. El conjunto fronterizo tenía menos aficionados que el resto de rivales ligueros y, por ello, menos recursos económicos para mantener a sus jugadores fuertes. Esta inferioridad económica unido al hecho de que las primeras participaciones el Real Unión en la Liga no se saldaron con grandes éxitos, en realidad era un asiduo de la zona baja de la tabla, le fueron restando importancia. En la década de los 30 comenzó la diáspora irundarra. Garmendia se marchó en 1930 a la Real Sociedad, Luis Regueiro, probablemente el mejor jugador del cuadro fronterizo, en 1931 fichó por el Real Madrid y otras piezas clave del gran conjunto de los años 20, como René Petit o Patxi Gamboreanea, alcanzaron la treintena y bajaron su rendimiento.  

Antes del declive final que llegó con la pérdida de la plaza en Primera División en 1932, el Real Unión de Irún se adjudicó sus dos últimos campeonatos de Guipúzcoa en 1930 y 1931. Fue el último canto para un cisne que mañana sábado visitará el campo del equipo de mi ciudad, el Deportivo Guadalajara, para jugarse el cuarto puesto que da derecho a pelear por el ascenso a Segunda. Los del Stadium Gal anhelan el ascenso y el reverdecer viejos laureles, pero ya saben lo que es no poder competir por escasez de recursos. Fueron los primeros, junto con el Arenas de Getxo, en sufrir el rigor del fútbol profesional pero, a pesar de ello, tiene un lugar destacado en la historia, que no prehistoria, del fútbol patrio. Cuatro Copas lo atestiguan.  

Datos del artículo: 
Autor: Carlos A.S.
Fecha: 14 de marzo de 2008. 
Fuentes: Marca, Diario Vasco, Real Unión, Arenas de Getxo, Wikipedia, Enciclopedia del Deporte e Informe Xeneize.  
Fotografías: Real Unión, Diario Vasco e Informe Xeneize. 
Videos: Daily Motion.  
Hilo musical: Toots & The Maytals: Sweet & Dandy [Sanctuary,  2002] y VV.AA.: Trojan Records Ska Box Set [Trojan Records, 2000].

La primera gran remontada blanca

marzo 5, 2008

Una imagen de celebración de un gol madridista en una de esas noches de remontada en el Santiago Bernabéu.

Real Madrid y AS Roma disputan esta noche –20.45 horas/Canal +- el encuentro de vuelta correspondiente a la eliminatoria de octavos de final de la presente edición de la Liga de Campeones. El cuadro blanco deberá remontar el 2-1 adverso cosechado en el Olímpico romano. Noche grande la que se avecina en el Santiago Bernabéu. La escuadra giallorosa y su capitán Francesco Totti se resisten a ser un equipo secundario en la gran competición continental. Su historia en el torneo es breve, sólo tiene tres Scudettos y hasta creación de Liga de Campeones tan sólo disputó una edición en el antiguo formato de la Copa de Europa. Fue en la temporada 1983—84. Alcanzó la final que se disputó en su propio estadio. Pero la historia de la Roma nunca suele ser un cuento con un bello final. Todo lo contrario. Su enfrentamiento con el Liverpool finalizó con empate (0-0) y los reds sumaron su cuarta Copa de Europa en la tanda de penaltis. El plantel de la Ciudad Eterna espera repetir el buen papel realizado la temporada pasada en la que alcanzó los cuartos de final. Para ello deberá poner a prueba su madurez deportiva ante uno de los grandes del continente. El Real Madrid apela a su jerarquía europea para seguir alimentando el idilio permanente que mantiene con la competición. Pero a parte de su mayor tradición, el Real Madrid también apela a su historia en el Santiago Bernábeu. Esa historia que nos hace retroceder en la particular máquina del tiempo de la memoria a esos épicos duelos de vuelta disputados en las décadas de los 70 y 80 que convirtieron al coliseo madridista en un campo en el que ninguna ventaja lograda en la ida parecía suficiente como para viajar con tranquilidad. Remontadas que dieron pie a conocidas frases como la de “90 minuti en el Bernabéu son molto longo”, de Juanito, o al nacimiento del llamado “miedo escénico”. El inicio de la mística y la litúrgica que acompaña al Real Madrid en casa cada vez que tiene que corregir un traspiés europeo cometido en una salida tiene una fecha de comienzo: 5 de noviembre de 1975. Y un rival: Derby County.

EMPRESAS MENORES. Cuando el vídeo todavía no había matado a la estrella de la radio, el fútbol era bien diferente. Sobre todo cuando hablamos de enfrentamientos europeos. El nivel de conocimiento del rival era infinitamente menor al que hoy en día se puede tener. Los equipos se solían conocer poco entre sí. Gran parte de las referencias se debían a anteriores enfrentamientos europeos o a partidos de selecciones. Contrarrestar la táctica del contrario era una práctica menos habitual y los equipos buscaban explotar sus puntos fuertes, eso sí, siempre partiendo de una cierta seguridad defensiva. Por este gran desconocimiento, que aumentaba en grado exponencial cuando se hablaba de conjuntos de países de más allá del telón de acero, provocaba duros reveses a domicilio a los grandes clubes del continente. De esta manera no era raro ver al Real Madrid, Benfica, Inter o Milan hincar la rodilla en sus visitas. Estas derrotas propiciaban emocionantes encuentros de vuelta. Ciñéndonos a la historia blanca. Las remontadas comenzaron con la propia Copa de Europa. La primera de ellas tuvo se produjo en la temporada 1959-60. El Real Madrid caminaba con paso firme hacia su quinta Copa de Europa, pero en cuartos de final tuvo que deshacerse del Niza. El 3-2 en la ida inquietó al conjunto blanco, aunque terminó ganando por 4-0 en Madrid. En la 1965-66 fue el Feyenoord el que vivió otra de esas grandes noches europeas del Real Madrid. No pudo defender el 2-1 de la ida. Es más, acabó goleado por 5-0. Tras los holandeses llegó el Anderlecht que también probó la medicina madridista. 1-0 en Bélgica. 4-2 en el Santiago Bernabéu. Otros enfrentamientos, como los producidos ante Bayern de Munich, Rapid de Viena o Cardiff, comenzaron a alimentar esta leyenda de las remontas blancas. Pero el mito comenzó a edificarse un 22 de octubre de 1975. El Real Madrid disputaba la ida de los octavos de final de la Copa de Europa. El sorteo le había aparejado con el Derby County inglés.  Escudo Derby County FC.

LOS CARNEROS. La historia del Derby County no es ajena a la leyenda. Un más que modesto club inglés que en los primeros años de la década de los 70 irrumpió con fuerza y por sorpresa en la First Division. Su irrupción se saldó con la consecución de dos títulos ligueros: 1971-72 y 1974-75. Esta explosión del Derby County en buena medida se debió a Brian Clough. Un controvertido técnico, de fuerte carácter, declaraciones contundentes y alcohólico. Una figura que llevó al Derby County al título de Liga y que posteriormente terminaría alzando dos Copas de Europa con el Nottingham Forest. El entrenador inglés cogió a los carneros en la Second Division. El Derby County era un conjunto de la zona baja. A sus espaldas no había una gran historia. Tres subcampeonatos de First Division [1896, 1930 y 1936] y una victoria en la FA Cup de 1946 que le ganó al Charlton Athletic. De hecho, en la primera temporada de Clough en el banquillo del Baseball Ground el equipo peleó por no perder la categoría. En la siguiente logró el ascenso y en la primera temporada en First Division finalizó en cuarta posición, aunque no debutó en competiciones europeas debido a problemas financieros.  

Tras una temporada de transición, estamos hablando del curso 1971-72, el Derby County ganó la Liga. Ganó el título en dura pugna con los tres equipos ingleses más importantes del momento: Leeds United, Liverpool y Manchester City. Su primera participación en la Copa de Europa no pudo ser más estimulante. En primera ronda le tocó medirse con el Benfica de Eusebio. McFarland y Todd pararon la ofensiva de las águilas. El conjunto inglés logró tres tantos [McFarland, Hector y McGovern] en la primera mitad y con esa renta se marchó a Lisboa. 0-0 en la vuelta. El Derby County iba a alcanzar las semifinales tras deshacerse del campeón checo en cuartos. En ellas iba a disputar una más que electrizante y polémica eliminatoria con la Juventus de Turín. Los ingleses se quejaron del arbitraje recibido en el Comunale en la ida. El Derby cayó por 3-1. Y eso que Hector llegó a igualar la contienda antes del descanso. Dos goles en la segunda parte, en buena media gracias al buen trabajo del alemán Helmut Haller, acercaron a la Juventus a la final de Belgrado. Además, el Derby County perdía para la vuelta Archie Gemmill y Roy McFarland, que en Turín vieron la segunda amarilla en la competición. Brian Clouch se despachó a gusto al llamar “bastardos tramposos” a los italianos. La vuelta concluyó 0-0. Davies fue expulsado y Hitton marró un penalti.

El triunfo liguero del Derby County se repitió en la campaña 1974-75. Esta vez no fue con Brian Clough en el banquillo. El controvertido técnico abandonó la entidad en 1973 junto con su segundo entrenador, Peter Taylor, por diferencias con la Junta Directiva del Derby County. La dirección optó por situar en el banquillo a toda una institución del fútbol inglés y ex jugador del County: Dave MacKay. El ex de los rams y de los spurs inició su carrera como entrenador en el banquillo del Baseball Ground. Con MacKay remontó el vuelo en Liga, se clasificó para la Copa de la Uefa [en la que en segunda ronda eliminó en los penaltis al Atlético de Madrid y cayó en tercera ante el Velez Mostar] y, sobre todo, ganó el título de la First Division al curso siguiente. Campeón por delante del Liverpool, que ya apuntaba el gran equipo que estaba formando y que iba a dominar Inglaterra a finales de la década de los 70. 

Tras superar al Slavia de Praga en primera ronda, en segunda el bombo deparó un Derby County vs Real Madrid. Alegría en el Baseball Ground ya que iban a ver al denominado ‘Rey de Europa’. Y es que los seis títulos de Copa de Europa del club blanco imponían mucho entonces. El 22 de octubre de 1975 el Real Madrid recibió un severo correctivo en Derby. “El Derby County es lo suficientemente bueno como para ganar la Copa de Europa. Eso es lo que dejó ver en su brillante victoria de la última noche ante el Real Madrid. Puede ganar mediante el método de Dave MacKay, glorioso, fácil y fluido fútbol surgido de las lágrimas de los intestinos de los equipos continentales”. Así comenzaba la crónica del partido escrita por Gerald Mortimer. El Real Madrid recibió todo un baño. Aquel Real de los Pirri, Camacho, Amancio, Del Bosque, Netzer y Breitner. George inició el recital de los rams a los siete minutos de encuentro y también él fue el encargador de poner el 2-0 en el marcador, pero los blancos recortaron distancias en el 25’. Pero al descanso los rams se fueron con un 3-1 gracias a David Nish. En la segunda mitad el Real Madrid buscó un gol que recortase distancias, lo encontró pero fue anulado por el juez de línea. Un juez de línea que curiosamente era mismo linier que en 1966 dio como válido el gol de George Hurst en la final del Mundial de Inglaterra. A falta de 12 minutos para la conclusión, George, de nuevo desde el punto de penalti, hizo el 4-1 definitivo. Los blancos se quejaban de la actuación de Ivanov pero tocaba remontar en el Bernabéu.

Roberto Mart�nez marcando uno de los dos tantos que hizo en el Real Madrid 5-Derby County 1NOCHE DE GALA. El Real Madrid no quería marcharse de su competición favorita por la puerta de atrás, eliminado por todo un recién llegado. El conjunto merengue tiró de la que históricamente ha sido su mejor arma: el carácter ganador. Este martes, el diario AS publicaba una entrevista con Mandiá, técnico del Castilla, en el que decía que el público del Real Madrid sólo concibe dos maneras de ganar: jugando bien o a través de la pelea y el no rendirse. En estos casos en los que hay que rendir, el jugar bien se pone de lado y surge el aspecto más combativo del club de Concha Espina. Ese carácter ganador y ese dejarse la piel en el campo que tanto agrada a la grada del Bernabéu, han convertido en objetivo de la crítica de la afición a aquellos jugadores que no han poseído estos valores. Garra y combatividad que también exhibió el Derby County pero que, como dijo el ya citado Gerald  Mortimer en su crónica de este partido, «no fue suficiente». Los de MacKay querían clasificarse para los cuartos de final. Precisamente su casta y combatividad hicieron mayor la gesta blanca. El honor del caído sirve para la mayor gloria del vendedor.  100.000 espectadores se dieron cita en el Santiago Bernabéu. Miljan Miljanic, el por entonces entrenador del Real Madrid, antes de saltar al césped dirigió estas palabras a sus jugadores: “La pelota tiene que ser nuestra porque necesitamos marcar un gol rápido. El primer partido lo perdimos nosotros, ahora nos toca ganar. Limítense a hacer lo que saben hacer, con eso bastará”. Dicho y hecho. Una combinación entre Breitner, Netzer y Camacho llevó el esférico al interior del área británica donde Santillana peinó el balón y Roberto Martínez lo envió al fondo de la meta defendida por Boulton. Con 1-0 se llegó al intermedio. El reloj corría rápido. El tridente blanco compuesto por Amancio, Santillana y Roberto Martínez inquietaba la portería inglesa con sus remates pero no lograban hacer el segundo. Roberto Martínez lo hizo a los 51’ gracias a un error de Boulton. Faltaba un gol para completar la remontada. Y llegó cinco minutos después, cuando Santillana, luciendo su espectacular juego aéreo, cabeceó a la red un centro de Netzer. Delirio blanco en el graderío. 

Santillano exhibiendo su poder�o aéreo ante la zaga del Derby County.Alegría que tornó en tristeza en el minuto 62. Cuando George hizo el 3-1. De nuevo hacía falta un gol, pero esta vez para forzar el tiempo suplementario. Al Real Madrid le entraron las prisas. No concretó ocasiones hasta que en el minuto 80 Amancio fue derribado en el área por McFarland tras una jugada personal. Se dice que el propio Amancio le dijo a Pirri: “Tíralo tú, Pepe, que yo no puedo”. 4-1. Y a la prórroga. La emoción era máxima. Dos equipos batiéndose con honor y ardor por un hueco en los cuartos de final de la Copa de Europa. La afición madridista comprendió lo que estaba en juego y comenzó a empujar a los suyos hacia la victoria. Una afición que alcanzó el éxtasis en el minuto 100 del partido. El Real Madrid, por orden del entrenador balcánico, cercó la portería inglesa y cargó con todo en busca del gol que le diese la clasificación. Estaba finalizando la primera parte del tiempo suplementario cuando Del Bosque se internó en el campo del Derby County, bombeó un centro a la cabeza de Santillana, quién en una habilidosa acción burló al defensor inglés con un sombrero, y sin dejar que el cuero tocase el verde fusiló a Boulton. Santillana, que llegó al partido arrastrando molestias del último encuentro liguero disputado en Mestalla, certificó su gran actuación anotando el quinto tanto de la noche. Fue uno de los grandes artífices de la primera gran remontada madridista. Dominó el juego aéreo, se impuso en esta lid a los centrales ingleses, y se convirtió en el referente ofensivo blanco durante todo el encuentro. Al final del choque declaró: “Estoy loco de alegría con los goles que marqué, pero el mérito hay que apuntarse a los compañeros”.

 

Aquel 5 de noviembre de 1975 comenzaron las grandes remontadas europeas del Real Madrid. El Real Madrid enseñó ese espíritu de no rendirse, de luchar hasta el final que ha sido imprescindible para completar otras épicas remontadas [Oporto, Rijeka, Anderlecht, Borussia Monchengladbach, Estrella Roja o Bayern de Munich].

 

Raúl, celebrando uno de los goles que marcó en el último Real Madrid-AS Roma disputado en el Santiago Bernabéu.EL RETO ROMANO. La remontada de esta noche no es tan exigente como la que el cuadro merengue requería aquel 5 de noviembre de 1975. La renta de la Roma es de un gol ya que ganó en la ida por 2-1. Un 1-0 clasificaría a los blancos que presentan un buen balance ante los conjuntos italianos. 24 eliminatorias disputadas, 17 clasificaciones para los blancos y siete eliminaciones. También apela al Bernabéu. Sabe que el aliento de la grada hoy no faltará. La siempre exigente afición madridista sabe que el de hoy no es un partido más. Es un encuentro en el que se pone en juego la propia historia blanca y, sobre todo, seguir avanzando en esa competición que tanto atrae en Concha Espina. Por ello, esta noche el público disculpará un mal pase, un despiste, un juego más emotivo que técnico, todo en beneficio del triunfo. Si hay casta, el Bernabéu estará siempre del lado de su equipo. El Real Madrid debe sacar su orgullo y éste tirará del carro de la afición. Pero con la afición no va a valer para intimidar a la Roma. El cuadro gialloroso llega a Madrid tras ver cómo han aumentado sus opciones al título de la liga italiana. El Inter perdió en la última jornada, la Roma goleó al Parma y ahora más que nunca cobra importancia el empate in-extremis que lograron los interistas ante los romanos hace una semana en San Siro. Seis puntos separan a la Roma del primer puesto. Un distancia considerable, mayor aún si tenemos en cuenta la solidez del Internazionale en los últimos campeonatos de la regularidad, por ello, la Roma también sabe que su temporada se juega hoy. Eliminar al Real Madrid y acceder a cuartos de final enderezaría la temporada y, sobre todo, ilusionaría a la afición romana, que también sueña con hacer algo grande en Champions League y sacarse la espina de aquella final perdida ante el Liverpool.

 

Pero al Real Madrid también le va a ser difícil doblegar a la Roma por el propio estilo transalpino. Vertical, dinámico, siempre con la intención de llegar a la meta rival con la mayor rapidez posible y si es con pocos toques mejor que mejor. Hay que llegar rápido arriba y en carrera para aprovechar la velocidad y habilidad de Totti y Mancini. Pero la Roma también va a ser difícil de doblegar porque este plantel sabe lo que es ganar en el Bernabéu. Lo hizo gracias a un tanto de Totti en la fase de grupos de la Liga de Campeones de la temporada 2002-03. El triunfo gallioroso fue en un día especial. La primera vez que Vicente del Bosque alineaba desde el inicio a sus cuatro galácticos de entonces: Raúl, Figo, Zidane y Ronaldo, que acaba de aterrizar en la entidad madridista. Un año antes ya había arrancado un empate (1-1) en el feudo blanco. En su última visita, pese a la derrota final por 4-2, también complicó la existencia al Real Madrid. Aquel encuentro sirvió para que los aficionados españoles tuvieran su primera toma de contacto con un joven italiano, de la cantera romanista, que marcó el primer gol del encuentro a los tres minutos: De Rossi. Cassano, que posteriormente terminaría vistiendo de blanco, hizo el 0-2 en el 21’. Aquí comenzó otra remontada blanca. Gracias al trabajo de Raúl, que acabó extenuado un partido en el que fue el autor del primer y tercer gol local y en el que además fue objetivo del penalti que transformó Figo para hacer el 3-2. Al final, 4-2 gracias a un gran gol de Roberto Carlos.


Datos del artículo
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Autor: Carlos A.S.
Fecha: 05 de marzo de 2006 
Fuentes: Real Madrid.com, Derby County website, As, Marca, El Pais, BBC, Uefa, Wikipedia, The Rams.co.uk, DCFC History Page del editor Darren Holden, The FA, Soccerbase, y Sporting Heroes. 
Imágenes: Real Madrid.com
Vídeos: YouTube 
Hilo musical: Howlin Rain: Magnificent Friend [Birdman, 2008].   

Las espuelas doradas [Parte I: Los días de gloria del ‘double team’]

febrero 25, 2008

Bobby Smith, Danny Blanchflower y Jimmy Graves -los tres goleadores- con la Copa de 1963.

El domingo 24 de febrero de 2008 será una fecha que recordarán los seguidores del Tottenham Hotspur. El equipo londinense ha puesto punto y final a una larga travesía por el desierto al derrotar al Chelsea en la prórroga de la final de la Carling Cup. Nueve años sin lograr un título bien valen la alegría de conseguir el tercer trofeo del fútbol inglés –Carling Cup o Copa de la Liga- que clasifica a los spurs para la próxima edición de la Copa de la Uefa. La llegada de Juande Ramos ha supuesto la reactivación de uno de los históricos del fútbol inglés que se había alejado de la pelea por los títulos. El triunfo del Tottenham de Juande Ramos sirve como excusa a Once Vs. Once para repasar la etapa más gloriosa y dorada del conjunto del número 17 de White Heart Lane. Etapa que comenzó y concluyó con la llegada y marcha de Bill Nicholson. 

‘PUSH & RUN’. Antes de comenzar su carrera como entrenador, Bill Nicholson también tuvo una trayectoria como futbolista en las filas del Tottenham Hotspur. Se formó en la cantera de los spurs, debutó con el primer equipo a la edad de 18 años, pero la II Guerra Mundial impidió su progresión. Comenzó a colaborar con el ejército siendo sargento instructor de las tropas que iban a ser enviadas al combate. Tras la contieneda volvió a jugar en el Tottenham a partir de 1946. Formó parte del equipo que ganó la First Division –antigua denominación de la actual Premiere League- en la campaña 1950-51. El triunfo del Tottenahm Hotspur también supuso la victoria del modelo que Arthur Rowe había implantado tras su llegada al equipo en 1949. El técnico, que también había sido jugador de la entidad del norte de Londres, fue el precursor de una nueva filosofía en el fútbol inglés: el ‘push and run’ –empuja y corre-. Una táctica opuesta a la propia esencia del fútbol de las islas. Si en Inglaterra tradicionalmente se había jugado al ‘kick and run’ –patea y corre- el Tottenham apostaba por el pase en corto en lugar del desplazamiento en largo. La filosofía de Rowe se podría resumir en un rotundo: ‘coger, dar, mover’. Es decir, recibir, soltar en corto al compañero más cercano y moverse para ofrecerle una alternativa. El técnico spur llegó a comentar que “tres pases de veinte metros llegan al mismo sitio que uno de sesenta, pero con más precisión”. Aquí comenzó el viraje de un Tottenham Hotspur que todavía sigue teniendo la fama de ser ‘el equipo menos inglés de Inglaterra’ y que, sin lugar a dudas, fue el claro precurso del ‘passing game’ que caracterizó al gran Liverpool de final de la década de los 70 y del arranque de la de los 80.

 

Bill Nicholson, en su único partido como internacional con Inglaterra.AL BANQUILLO. Tras su etapa como futbolista, en la que también llegó a ser internacional con Inglaterra, marcando su primer gol en su única actuación con los pross a los 19 segundos de saltar al césped de Goodison Park, Bill Nicholson se enroló en el staff del Tottenham en 1955. Su oportunidad llegó el sábado 11 de octubre de 1958. Su debut ante el Everton no pudo salir mejor. Victoria y goleada por 10-4. Su estilo de juego se basó en aplicar la receta del ‘push & run’ de Arthur Rowe. Los resultados fueron concluyentes. Salvó al equipo en la primera temporada y en la segunda consiguió el tercer puesto a tan sólo dos puntos del Burnley –campeón-. La campaña 1960-61 comenzaba con mucha ilusión en White Heart Lane. Se confíaba en que este equipo pudiese reverder éxitos no tan lejanos.

 

Nicholson tenía a sus órdenes un bloque sólido y compacto. Contaba con el guardameta escocés Bill Brown, la pareja de centrales compuesta por Ron Henry y Peter Baker; el norirlandés Danny Blanchflower [capitán y ‘Jugador del Año’ en las temporadas 1958 y 1961] formaba un gran medio del campo junto con John White [apodado el ‘fantasma’ por su facilidad aparecer en los momentos clave marcando goles o dando importantes asistencias] y el escocés Dave MacKay, que se iba a convertir en el corazón del equipo y en el hombre que cubría las espaldas de Blanchflower cuando éste se incorporaba al ataque. El medio del campo de los spurs también contaba con uno de los mejores jugadores del momento: el volante izquierdo Cliff Jones. El galés fue el encargado de servir el espectáculo en White Heart Lane durante los diez años que visitó la camiseta del Tottenham Hotspur. Durante la temporada participó en 29 partidos de Liga debido a que las lesiones limitaron sus minutos de juego. A pesar de ello, marcó 15 goles. La vanguardia de los spurs estuvo compuesta por Les Allen [autor de 27 dianas en esta temporada]; el delantero centro Bobby Smith [que hizo 176 goles en los 271 partidos de Liga que disputó] y Terry Dyson, un punta de pequeña estatura que en la campaña 1960-61 disputó su primera temporada completa como integrante de la primera plantilla y sus goles fueron muy decisivos tanto en la conquista de la Liga como en la de la Copa.

 

La primera derrota del curso, en toda la temporada perdió siete, fue en su visita al Sheffield Wednesday. Pero mientras el equipo avanzaba con paso firme hacia su segundo título liguero también se abría paso en la FA Cup. En enero, logró deshacerse de Charlton en tercera ronda [3-2] y Crewe en cuarta [5-1]. En quinta ronda le tocó rendir visita al Aston Villa. El Villa Park congregó a 69.000 espectadores para presenciar el encuentro. Siete días antes el Tottenham Hotspur había ganado en Liga en Birmingham, pero la Copa siempre es diferente. Los spurs fueron fieles a su estilo, movieron rápido el balón, buscaron a sus hombres de banda, especialmente a Cliff Jones, y el Tottenham jugueteó con el Villa durante los 90 minutos. 1-2 al final. El siguiente rival iba a ser el Sunderland, que militaba en Second Division, pero que complicó la vida al conjunto de Bill Nicholson. Fue necesario el replay en Londres que finalizó con un rotundo 5-0. El último escollo para alcanzar la final era el Burnley y, de nuevo, tocaba visitar Villa Park. El encuentro concluyó con un 3-0 favorable a los spurs que supieron sacar partido del cansancio acumulado por el Burnley en los cuartos de final de la Copa de Europa, en la que había caído por 4-1 ante el Hamburgo tres días antes de disputar la semifinal de Copa.

 

Los jugadores de los spurs con la FA Cup de 1961.EL PRIMER DOBLETE DEL SIGLO XX. Abril de 1961 es un mes especial en la historia del club londinense. El lunes 17, el Tottenham recibía en White Heart Lane al Sheffield Wednesday, que era segundo. Don Megson adelantó al cuadro visitante pero Smith, tras un pase de cabeza del pequeño Dyson, y posteriormente Les Allen firmaron la remontada. Los spurs eran campeones. El conjunto de Bill Nicholson había ganado la First Division con comodidad. Aventajó en ocho puntos al Sheffield Wednesday y en nueve al Wolves. Su dominio comenzó desde el arranque de campeonato, ya que se impuso en los once primeros compromisos ligueros, y sus cifras goleadoras fueron asombrosas: 115 goles en 42 encuentros. Tras la First Division, tocaba el reto de ganar la Copa de 1961 y conseguir el primer doblete de un club inglés en el siglo XX. El rival iba a ser el Leicester City. Los spurs disputaban la tercera final de Copa de su historia. Ya habían ganado las que les enfrentaron a Sheffield United [1900-01] y Wolverhampton Wanderers [1920-21]. El Tottenham ganó gracias a los tantos logrados por Smith y Dyson cuando se entraba en el último tramo de encuentro. Con la Copa, el Tottenham Hotspur conseguía el tercer doblete de la historia del fútbol inglés, siguiendo los pasos de Preston [1889] y Aston Villa [1987].

 

Jimmy Greaves golpeando al balón durante el partido Inglaterra vs Francia del Mundial de 1966. En este encuentro cayó lesionado. 

 

‘JIMMY, JIMMY’. La gran novedad para la temporada 1961-62 iba a ser la contratación de Jimmy Greaves. Uno de los delanteros centros más importantes de la época. Autor de 266 goles en los 379 partidos que disputó con el Tottenham Hotspur en Liga, Copa, Copa de la Liga y competiciones europeas. Gracias su rendimiento en el Tottenham se convirtió en el delantero centro titular de la selección inglesa que ganó el Mundial de 1966, pero una lesión contra Francia le apartó del equipo y otorgó la titularidad a Geoff Hurst, que fue el autor de un hat-trick en la final mundialista ante Alemania. La llegada de Greaves fue curiosa. Bill Nicholson pagó 99.999 libras por él al Milan, en el que había recalado meses antes procedente del Chelsea. El técnico de los spurs no quiso pagar 100.000 libras para evitar que Graves sintiese la presión de ser el primer jugador por cuyo traspaso superaba esta barrera. Graves era el hombre récord del fútbol inglés. Con 20 años se convirtió en el jugador más joven en hacer 100 goles y con el Chelsea había sido el pichichi inglés de las temporadas 1958-59 y 1960-61. En su estancia en White Heart Lane obtuvo otros cuatro pichichis [1963, 1964, 1965 y 1969]. De hecho, según la IFFHS, Jimmy Graves ha sido el quinto mejor futbolista inglés tras Bobby Charlton, Stanley Matthews, Bobby Moore y Kevin Keegan.

 

Los spurs no iban a poder revalidar la Liga conseguida en la temporada anterior. Ocuparon la tercera posición a tres puntos del campeón [Ipswich Town]. Los torneos del K.O. iban a ser la tabla de salvación del conjunto de Nicholson. El Tottenham estaba en las semifinales de la Copa de Europa de 1962 tras eliminar sucesivamente a Gornik, Feyenoord y Pribram. En ellas, tocaba enfrentarse con el actual campeón de la competición: el Benfica de Eusebio. El cuadro portugués era el mejor equipo de Europa. Un año antes había derrotado [3-2] al FC Barcelona en la final de Berna y llegaba a la semifinal tras eliminar a Austria Viena y Nurenberg. En la ida, las águilas se impusieron por 3-1. Un resultado que acercaba al Benfica a su segunda final consecutiva, pero los spurs iban a ponérselo difícil en la vuelta. Los tantos de Smith y Blanchflower, de penalti, dieron esperanzas al Tottenham pero un gol portugués decantó la semifinal del lado lusitano.

 

La FA Cup también se iba a convertir en un escenario propicio para los de Nicholson. En tercera ronda le tocó el Birmingham City. Fue necesario el replay para eliminar a los blues. Posteriormente llegaron los triunfos ante Plymouth y West Bromwich Albion. En cuartos tocaba el otro equipo de Birmingham, el Aston Villa. 2-0 en The Lane y a verse las caras con el Manchester United en semifinales. Medwin, Greaves y Jones fueron los autores de los goles del triunfo sobre los diablos rojos que llevaban a los spurs a Wembley por segundo año consecutivo.

 

El rival de la final era el Burnley, que había sido el segundo clasificado en la Liga con un punto más que los spurs. El partido se decantó del lado capitalino nada más comenzar. Jimmy Greaves adelantaba a los spurs a los tres minutos. El Burnley igualaba instantes después de producirse la reanudación. Jimmy Robson fue el autor del 1-1, gol que también significaba el tanto número 100 en la historia de las finales de Copa inglesa. La igualada no duró mucho. Un minuto después Bobby Smith hacía el 2-1. Bobby Smith también había marcado en la final de 1961 y el haber anotado en dos finales de Copa consecutivas ha sido un récord del fútbol inglés que ha poseido en solitario hasta que Ljungberg hizo lo mismo en las ediciones de 2001 y 2002.  Blanchflower, en el minuto 80, sentenciaba el choque desde el punto de penalti. El Tottenham Hotspur sumaba la cuarta Copa de su historia.

 

Los integrantes del cojunto de los spurs que batieron al Atlético de Madrid en la final la Recopa de 1963 disputada en De Kuip (Rótterdam). De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Jimmy Greaves, Maurice Norman, Bill Brown, John White, Bobby Smith, Tony Marchi, Terry Dyson, Ron Henry, Danny Blanchflower, Peter Baker y Cliff Jones.PIONEROS EN EUROPA. La afición de White Heart Lane no podía estar más contenta con el trabajo que Nicholson estaba desarrollando en el banquillo spur. Dos Copas y una Liga en cuatro temporadas, y sólo tres de ellas completas, más dos terceros puestos y una semifinal de Copa de Europa. La campaña 1962-63 iba a ser la del asalto definitivo al continente. La semifinal de la temporada anterior había alimentado los sueños europeos de la afición spur. Iba a ser en la Recopa. Tras no disputar la primera ronda, el Tottenham quedó emparejado con el Glasgow Rangers en la segunda. Las espuelas ganaron en los dos encuentros. 5-2 en la ida en Londres y 2-3 en Glasgow. El Slovan de Bratislava fue el siguiente rival. Los checos ganaron en su feudo por 2-0 y parecía que el Tottenham se iba a despedir de Europa pero en una gran noche barrió al conjunto del Este de Europa por 6-0.  El rival de semifinales fue el OFK. Los de Nicholson no tuvieron mayores problemas para ganar los dos partidos [0-2 y 3-1].

 

Por el otro lado del cuadro, el Atlético de Madrid había alcanzado la final. El cojunto español defendía el título que un año antes había logrado al imponerse a la Fiorentina, inaugurando la llamada ‘maldición de la Recopa’ que iba a sufrir en sus carnes en De Kuip. La de 1963 era la tercera edición de la Recopa y el escenario elegido para la final fue Rótterdam. En el camino, los colchoneros dejaron a Hibernians, Botev y Nurenberg, en semifinales. Greaves y White encarrilaban el partido en el primer tiempo, pero Collar pus la réplica al recortar distancias cuando se llevaban disputados dos minutos de la reanudación. Parecía que había final, pero la maquina futbolística spur superó a los rojiblancos en el último tercio de encuentro. Dyson hacía dos goles y, entre medias de ambos, Greaves lograba su segundo tanto en la final. Precisamente Jimmy Greaves había sido el gran baluarte goleador del equipo durante la temporada al firmar 37 goles en Liga. La Recopa se iba a Londres. El Tottenham Hotspur se convertía en el primer equipo inglés y británico en ganar una competición europea.

 

Datos del artículo:

Autor: Carlos A.S.

Fecha: 25 de febrero de 2008.

Fuentes: Tottenham Hotspur official website, The FA, Uefa, Wikipedia, Soccerbase, Albion Road, El Área, English-Football.org, FA-Cupfinals.co.uk, MEHSTG, Sportspundit, Spurs Odyssey, The English Football Archive, Top Spurs y Albetiniblogspot.

Fotografías: MEGHST y The FA.

Vídeos: Youtube y 101 Greatest Goals.

Hilo musical: The Syle Council: Café Bleu [Polydor, 1984] y Our Favourite Shop [Polydor, 1985]; The Who: Quadrophenia [MCA, 1973]; Neil Young & Pearl Jam: Mirror Ball [Reprise, 1995]; Pearl Jam: Ten [Epic, 1991] y Ocean Colour Scene: Moseley Shoals [MCA, 1996].

La década prodigiosa del Celtic

febrero 20, 2008

Los jugadores del Celtic haciendo una piña.

La Liga de Campeones regresó ayer con la disputa de los primeros cuatro partidos correspondientes a la ida de los octavos de final. Entre ellos destacaron la remontada de la Roma al Real Madrid en el Olímpico (2-1) y el triunfo por 2-0 del Liverpool ante el Inter. Esta noche, además del interesante Arsenal-Milan, destaca la visita del Barça a Celtic Park. Será el tercer enfrentamiento entre ambos clubes en las últimas cinco temporadas. En la 2003-04, los escoceses eliminaron a los catalanes en los octavos de final de la Uefa. Meses después, en el seno del Grupo F de la Liga de Campeones, volvieron a verse las caras. Triunfo culé en Glasgow (1-3) y reparto de puntos en el Camp Nou (1-1).

 

Este enfrentamiento de esta noche será diferente. Sobre todo desde el punto de vista de un Celtic de Glasgow que, apoyado por el magnífico ambiente que se crea en su campo donde no ha perdido en esta temporada, aspira a volver a ser un conjunto temido en Europa. Como lo fue a finales de los años 60 y a comienzos de la década de los 70. Un Celtic que probablemente es uno de los conjuntos que mayor simpatía despierta en la Europa futbolística tanto por la pasión como por la afabilidad de sus supporters, una de los aspectos que marcan la diferencia con el otro gran club de la ciudad. Una simpatía que a veces es desmemoriada ya que el equipo de las rayas horizontales blancas y verdes fue el primer club británico en ganar la Copa de Europa, triunfo que rompió el dominio latino en la máxima competición continental, y presentó dura batalla en los torneos europeos. Fue su década prodigiosa en Europa. El nombre del Celtic está aparejado al de la vieja Copa de Europa, esa que se resolvía en dramáticas eliminatorias de ida y vuelta entre conjuntos que apenas se conocían, en la que modestos equipos sacaban los colores a los grandes del fútbol europeo y donde se forjaron épicas batallas que ahora forman parte de la leyenda del torneo, pero la entidad de Glasgow también quiere entrar en la modernidad y volver a ganarse el respeto de los adversarios en esta Champions League de diseño.

DOS SEMIFINALES. Fue en la temporada 1965-66 la primera en la que el Celtic se dejó notar en Europa. Fue en la Recopa. Alcanzó las semifinales pero cayó eliminado por el MTK  de Budapest. Una eliminatoria rara. En la ida, los escoceses lograron un 3-0 que parecía clasificarles para la final pero en Budapest llegó la remontada del MTK (4-0). A pesar de la buena campaña europea, el Celtic reemplazó en el banquillo a Jimmy McGrory por Jock Stein. Con Stein llegarían los mayores éxitos del Celtic de Glasgow. Con él en el banco se ganó la Copa de 1965 que permitió disputar la Recopa de 1966. Se volvió a llegar a semifinales. El Liverpool fue el encargado de apear al Celtic. El Liverpool del escocés Bill Shankly cayó por 1-0 en Celtic Park, pero dio la vuelta a la eliminatoria al imponerse por 2-0 en Anfield. Los reds se clasificaron para una final que perderían ante el Borussia de Dortmund (2-1).  

La eliminación europea no pudo empañar una temporada que llevó al Celtic a ganar el título de liga escocesa tras 12 años sin hacerlo. Una larga travesía por el desierto que iba a acabar en el mayor éxito internacional del club escocés: la Copa de Europa de 1967. Jock Stein había formado un bloque duro, sólido y muy difícil de batir que se movía al ritmo que marcaba un pelirrojo llamado Jimmy Johnstone. Con esas características y con la experiencia que dieron las eliminaciones en la Recopa, el Celtic se presentaba al asalto a la Copa de Europa. La clasificación hasta la final no fue complicada. Solventes triunfos tanto en la ida como en la vuelta ante Zurich y Nantes. En cuartos de final tocó remontar el 1-0 adverso cosechado en el campo de la Vojvodina. McNeil, cuando se cumplía el minuto 90, puso el 2-0 que clasificaba al Celtic para las semifinales. En ellas el rival iba a ser el Dukla de Praga. La eliminatoria estuvo a punto de decidirse en Celtic Park. Johnstone y Wallace –en dos ocasiones- fueron los autores de los tres tantos escoceses pero Strun logró el tanto de la incertidumbre. 0-0 en la vuelta.

Los Leones de Lisboa.
LOS ‘LEONES DE LISBOA’ VS. EL INTER DE H.H. Si el camino hacia la final había sido relativamente cómodo, la conquista del título no podía ser una empresa más complicada. El Inter. de Helenio Herrera quería su tercera Copa de Europa. Había ganado las ediciones de 1964 y 1965, había sido apeado por el Real Madrid en las semifinales de 1966 y en esta edición había eliminado a Torpedo de Moscú, Vasas, Real Madrid y CSKA de Sofía. El conjunto neroazurro probablemente era el equipo más competitivo de todo el continente. Helenio Herrera había copiado el estilo que Nereo Rocco había aplicado en el otro equipo de Milan para ganar la Copa de Europa de 1963. Un estilo de juego por todos conocidos por el popular apelativo de catenaccio. Un equipo que especulaba, hacía una fuerte marca y buscaba matar a través del contraataque. Era el Inter. de los Mazzola, Facchetti, Corso, …. pero, sobre todo, era el Inter. de H.H. Ante la todopoderosa máquina neroazurri Jock Stein presentaba un equipo de chicos de la casa, conocidos tras la final como The Lisbon Lions (NdA: ‘Los Leones de Lisboa’). Todos los miembros del equipo habían nacido en un radio de 30 millas –48 kilómetros- alrededor de Glasgow. De hecho, diez de los once titulares eran nacidos en esta ciudad.

El partido no pudo empezar mejor para el Inter. A los siete minutos ya ganaba. Mazzola había transformado una pena máxima realizada sobre Cappellini. Ahora el Inter. podía explotar su juego defensivo. Pero el Celtic iba a dar la vuelta al partido “jugando al fútbol. Puro, bello e inventivo fútbol”, como declaró Jock Stein a la conclusión del choque. El Celtic mostró la tradicional generosidad en el esfuerzo que tienen los equipos de las islas. Nunca perdió la esperanza de remontar. Así, en el minuto 63, Tommy Gemmell equilibró la contienda con un imponente zapatazo desde la frontal del área interista. La igualdad del marcador no se veía reflejada sobre el césped lisboeta. El Celtic seguía con la inercia de buscar el gol mientras que el Inter. estaba desconcertado con la igualada, pero no le intranquilizaba seguir agazapado. Otro disparo desde fuera del área de Tommy Gemmell fue desviado por Steve Chambers para batir a Sarti y establecer el 2-1 definitivo. El recibimiento de Glasgow fue espectacular. El Celtic acaba de ganar la Copa de Europa y acaba de firmar una temporada perfecta ya que también había sido el vencedor de la Liga, Copa, Copa de la Liga y Copa de Glasgow. Y, siendo malos, la alegría para el Celtic fue mayor porque su gran rival, el Glasgow Rangers, perdió la final de la Recopa de 1967 ante el Bayern de Munich.

Gemmel buscando fortuna con un disparo desde fuera del área del Feyenoord en la final de 1970.LA SEGUNDA FINAL. La defensa del título no pudo ser más decepcionante. Eliminación ante el Dínamo de Kiev en primera ronda. Al curso siguiente, el Celtic alcanzó los cuartos de final donde cayó eliminado por el Milan, que meses después sumó su segunda Copa de Europa tras derrotar al Ajax de Amsterdam. Una eliminación que se produjo en el propio Celtic Park. La ida en Milán había concluido con empate (0-0). En la vuelta, Pratti adelantó al cuadro lombardo y el Celtic fue incapaz de remontar el tanto transalpino. 

El Celtic volvería a meter miedo en la campaña 1969-70. Tras eliminar al Basilea en primera ronda, los escoceses se las tuvieron que ver con el Benfica, que dos años antes había perdido la final de la Copa de Europa de 1968 ante el Manchester United. La ida, disputada en Celtic Park, se saldó con un 3-0 que parecía clasificar a los de Glasgow. Nada más lejos de la realidad. Al Celtic le esperaba una larga noche en Lisboa. Eusebio y Graca pusieron un poco tranquilizador 2-0 en el marcador antes del intermedio. Así transcurrió toda la segunda mitad hasta que Diamentino, en el minuto 90, hizo el 3-0 definitivo que igualaba la eliminatoria. La suerte se alió del lado del Celtic. En aquella época no había prórroga ni penaltis que deshiciesen el empate. El método era el lanzamiento de una moneda. La cara fue para el Celtic.

Llegaba el turno del campeón italiano. La Fiorentina no pudo con las 80.000 gargantas que apoyaron al Celtic en el encuentro de ida. 3-0 que dejaron en insuficiente el 1-0 logrado por los violas en Florencia. A semifinales. En ellas tocaba en suerte el campeón inglés. El Leeds United llegaba por primera vez a las semifinales de la Copa de Europa. El Leeds era un equipo que infundía temor en el Reino Unido pero bastaron 45 segundos del encuentro disputado en Elland Road para demostrar que el Celtic apuntaba a su segunda Copa de Europa. 0-1 en la ida gracias a este madrugador gol de Connelly. La vuelta no se disputó en el Celtic Park. Por motivos de demanda de entradas el encuentro se trasladó a Hampden Park, que acogió a 136.505 espectadores para ver el triunfo por 2-1 del Celtic. 

El Celtic llegó a la final como favorito. Su rival era un equipo holandés: el Feyenoord. El conjunto de Rótterdam había llegado a la final de Milán tras deshacerse de KR, AC Milan, Vitoria de Guimaraes y Legia de Varsovia. Era la primera final de la Copa de Europa que se iba a disputar sin la presencia de un equipo latino. Por primera vez el título continental se lo iban a disputar dos equipos de los llamados del Norte. Como sucedió ante el Inter., los disparos de Gemmell fueron importantes. Él hizo el 1-0 pero la alegría no le iba a durar mucho al conjunto escocés. Dos minutos más tarde, Israel igualaba para el Feyenoord. El encuentro se marchaba al tiempo extra. En la prórroga, cuando restaban cuatro minutos para su conclusión y para la disputa de un encuentro de desempate, Kindvall realizaba el tanto ganador para el Feyenoord. El conjunto de Rótterdam inauguraba los cuatro años dorados del fútbol holandés de clubes. Tras su título llegarían otros tres del Ajax de Ámsterdam.

Portada del programa del encuentro Celtic vs. Inter de 1972.LAS ÚLTIMAS SEMIFINALES. A pesar de la amarga derrota ante el Feyenoord, el Celtic siguió siendo un equipo temible en Copa de Europa. Al año siguiente, es decir, en la temporada 1970-71 cayó en cuartos de final ante el incipiente Ajax de Ámsterdam. El 3-0 cosechado en la ida obligaba al Celtic a remontar en Hampden Park. El gol de Johnstone fue insuficiente. En la campaña 1971-72 el Celtic iba a volver a disputar unas semifinales de Copa de Europa tras derrotar consecutivamente a B1903 Copenhagen, Sliema Wanderers y Ujpest de Budapest. Estas semifinales pasaron a la historia por ser las primeras en las que los cuatro equipos eran ganadores de la Copa de Europa. Benfica, Ajax, Celtic e Inter. Los de Glasgow iban a volver a verse las caras con el Internazionale. Este enfrentamiento iba a reeditar la final de 1967 y además enfrentaba a dos equipos cuyo balance en competiciones europeas era idéntico. La única salvedad era que el Celtic había marcado más goles. Pero los goles no hicieron acto de aparición en ninguno de los dos partidos por lo que se llegó a la tanda de penaltis. La suerte de la eliminatoria se iba a decir en el primer penalti del conjunto de Celtic Park. Deans falló, el Inter. marcó los cinco y se clasificó para la final, que iba a perder por 2-0 ante el Ajax. 

Tras una temprana eliminación ante el Ujpest en la edición 1972-73, el Cetic iba a protagonizar otra brillante aventura europea en la temporada 1973-74. La última aventura hasta la fecha en Copa de Europa. Tras eliminar a Turku, Velje y Basilea, el Celtic se iba a enfrentar al Atlético de Madrid en semifinales. La ida disputada en Celtic Park concluyó con empate sin goles a pesar de que el Atleti recibió un mal arbitraje y acabó el duelo con uno menos. Todo se iba a decidir en el Manzanares. Este encuentro pasó a la historia rojiblanca por ser el que dio el pase a la gran final de la Copa de Europa de Bruselas. El duelo parecía que se iba a marchar a la prórroga ya que ninguno de los dos equipos había logrado batir al meta rival hasta que Gárate, en el 77’, hizo el 1-0. Adelardo, en el 85’, iba a sentenciar la eliminatoria. El encuentro ante el Atlético de Madrid supuso el final de la década prodigiosa del Celtic de Glasgow. Desde 1965 hasta 1974 el Celtic ganó una Copa de Europa, perdió otra final y disputó dos semifinales de la máxima competición continental de clubes así como otras dos de la Recopa. Desde entonces las incursiones del Celtic en Europa han sido decepcionantes. Tan sólo cabe destacar la final de la Copa de la Uefa que alcanzó y perdió ante el Oporto en la temporada 2002-03. En la temporada pasada llegó a los octavos de final pero cayó con honor en el último minuto del partido de vuelta de la eliminatoria que le enfrentó al Milan, que a la postre terminaría siendo el campeón. Esta temporada le tocará enfrentarse con el Barça para lograr un triunfo que permita recordar las gestas europeas logradas por el Celtic de Glasgow de Jock Stein.

Datos del artículo:

Autor: Carlos A.S.

Fecha: 20 de febrero de 2008.

Fuentes: Uefa, Celtic de Glasgow, Celtic Programmes On Line y Wikipedia.

Fotografías: Celtic Programmes On Line.

Vídeos: YouTube.

Las cuatro ligas vascas [Parte II: Los ‘leones’ sacan las garras]

febrero 12, 2008

El primer gran dominador del fútbol nacional se había visto relegado de la pelea por los principales títulos. La década de los 80 divisaba un futuro incierto para el Athletic de Bilbao. Un conjunto en plena reconversión, en el que Iribar acaba de retirarse, la plantilla que había alcanzado la final de la Copa de la Uefa de 1977 parecía que ya había dado su mejor fútbol y la directiva rojiblanca no acertaba con el entrenador adecuado. Tras Koldo Aguirre, por San Mamés pasaron el austriaco Helmut Senekowitsch e Iñaki Sáez de manera interina. Tras realizar varias campañas discretas y con una necesidad imperiosa de renovación se apostó por el técnico del filial Javier Clemente. El rubio de Barakaldo comenzó a trabajar en el primer equipo con jugadores del Bilbao Athletic, aplicó el manual de la escuela vasca y las enseñanzas que Alberto Ormaetxea estaba impatiendo en el vecino banquillo de Atocha. 25 años sin ganar la Liga y casi una década sin conquistar la Copa, con la que el Athletic siempre había mantenido un eterno idilio, fueron los obstáculos a salvar por un equipo que tomó el relevo de la Real Sociedad como representante del fútbol del País Vasco.

La plantilla del Athletic que ganó el t�tulo de Liga en la temporada 82-83.

AÑOS DE ZOZOBRA EN EL BOTXO. El final de la década de los años 70 fue descorazonadora para el Athletic de Bilbao. A pesar de alcanzar las finales de Copa y Uefa de 1977, el conjunto rojiblanco deambuló en la clasificación por tierra de nadie y la directiva vizcaína no logró dar con el hombre adecuado para realizar la transición del equipo subcampeón de la Uefa. Al contrario que en San Sebastián, donde la Real Sociedad tiró de un hombre de la casa que se convirtió en el oscuro arquitecto del plantel bicampeón a comienzos de la década de los años 80, el Ahtletic apostó por contratar a un hombre de fuera para relevar en el banquillo a Koldo Aguirre. En el verano de 1979, la entidad de Ibaigane presentó al austriaco Helmut Senekowitch. Recogió a un Athletic que navegaba entre dos aguas. Por un lado, el plantel contaba con alguno de los veteranos que alcanzaron la final de la Uefa [Iribar, Irureta, Villar, Chechu Rojo o Carlos] y, por otro, estaban los jóvenes cachorros que en las últimas campañas de los 70 se habían incorporado al primer equipo [Urkiaga, Argote, De Andrés, Núñez o Gallego]. Entre la veterana de unos y la juventud de los otros, en la plantilla también había otros jugadores que estaban alcanzando su mejor momento deportivo. Este fue el caso de Dani, que en la temporada 79-80 realizó 21 dianas, los defensas Alexanko y Goikoetxea más un delantero zurdo como Manu Sarabia que estaba convirtiéndose en un fijo del once de los leones.

Un Athletic en plena transición el que dirigió Helmut Senekowitch. El austriaco condujo al equipo a ocupar una discreta novena posición, lo que le llevó a ser muy cuestionado en Bilbao. Tan cuestionado que en la temporada siguiente [1980-81] iba a fijar un récord en el banquillo de San Mamés. Dos jornadas aguantó antes de ser destituido. Fue cesado tras encajar un escandaloso 7-1 en el Santiago Bernabéu. Iñaki Sáez, uno de esos hombres de la casa, se hizo cargo del equipo hasta final de temporada. El Athletic volvió a ser noveno y miró con cierta envidia el título liguero que había logrado su vecino, la Real Sociedad. En lo deportivo, había perdido a Alexanko, que se marchó al FC Barcelona, pero las buenas noticias vinieron desde la cantera. Manu Sarabia ya se confirmó en Primera con diez goles, el donostiarra Argote también firmó su mejor temporada hasta el momento con una docena de tantos, Noriega se consolidó en el primer equipo con seis dianas en los 28 encuentros ligueros que disputó en ese curso. Una delantera que contaba con Dani como jugador estrella. El pequeño y habilidoso atacante era la principal baza ofensiva de los leones. Desde su posición de extremo derecho era toda una pesadilla para las defensas rivales. En esa temporada fue el máximo goleador del Athletic con 17 tantos. Además el equipo siguió incorporando nuevos valores: Sola, Endika, De La Fuente, Urtubi y Cedrún, portero que relevó en la portería al mítico Iribar, que abandonó la práctica activa del fútbol al final del curso anterior.

Una foto de Javier Clemente durante su etapa como jugador del Athletic.LA LLEGADA DEL ‘RUBIO DE BARAKALDO’. En la temporada 1980-81, Javier Clemente, ex jugador del Athletic, se hizo cargo del filial rojiblanco, que militaba en Segunda División B. El objetivo era el de ascender a Segunda. Estuvo cerca de conseguirlo. Acabó tercero de su grupo con un plantel joven en el que se encontraban: Zubizarreta, que disputó siete partidos en esa temporada, Mendilibar, Merino, Aspiazu, y algunos otros que también fueron entrando en los planes del primer equipo como los ya citados Cedrún, Urtubi, De La Fuente o Endika. Incluso también estaban los hermanos Salinas –Julio y Patxi- que estando en el equipo juvenil llegaron a debutar con el Bilbao Athletic.  

Un tercer puesto que le sirvió a Javier Clemente para hacerse con las riendas del primer equipo. Nadie conocía mejor a las nuevas promesas que el de Barakaldo. Por ello, parecía el técnico adecuado para un Athletic que estaba en plena transición y que veía como un grupo de jugadores nuevos procedentes del filial estaban llegando a la primera plantilla. Un hombre de la casa que quería recuperar la identidad del club. Como comentó en su presentación como técnico del primer equipo del Athletic, «quiero furia y garra y que cuando vayamos por ahí se nos espere con respeto y temor». El entrenador más joven de Primera, en lugar de traer nuevos aires a la liga, pretendía recuperar el discurso de la garra para volver a hacer competitivo al Athletic.

En la decisión también pudo influir la experiencia donostiarra, es decir, de la Real Sociedad. La entidad txuri urdin había confiado su futuro a un hombre de la casa –Alberto Ormaetxea- y a los jugadores formados en su cantera. La receta del de Barakaldo no iba a diferir mucho de la aplicada por el eibarrés en el banquillo realista. En realidad, era la receta de la época. Fútbol sobrio, seguridad defensiva y, ante todo, ganar, por lo civil o por lo criminal que diría Luis Aragonés. Una defensa en línea, que no era habitual en la época, que para funcionar correctamente necesitaba de una gran presión en el centro del campo.  La mayor diferencia entre uno y otro pudo ser el mayor uso del envío en largo por parte del Athletic ya que la Real tocaba en el medio para buscar el espacio por el que abordar a su rival. Un gusto por el juego en largo que Clemente empezó a cultivar cuando pasó varias semanas en Inglaterra estudiando los métodos de trabajo y sistemas del Ipswich Town. En este apartado destacaba especialmente las diagonales que lanzaban Goikoetxea y Liceranzu desde el eje de la zaga. Dani y Argote eran los hombres de banda de la medular, pero buscaban constantemente el centro, dejando espacios para las incorporaciones de los laterales. Una fórmula en la que la estrategia, sobre todo los saques de esquina, cobraba un valor fundamental para Clemente, que aprovechó el talento sacador de Argote para explotar las cualidades rematadoras tanto de Goikoetxea como de Liceranzu. Un estilo no muy vistoso, pero eficaz, a pesar de algunas críticas de las que tuvo que defenderse el rubio de Barakaldo.

Javier Clemente y Alberto Ormaetxea, hablando antes de un partido.Javier Clemente, a la izquierda, junto con Alberto Ormaetxea antes de un partido.La mejora del Ahtletic con Clemente fue clara. Pasó de la novena posición a la cuarta, acabó a siete puntos de la Real Sociedad, aunque sus números en el apartado defensivo no fueron del todo satisfactorios. El Athletic encajó 41 tantos, más de uno por partido, pero, por el contrario, fue el segundo equipo que más goles marcó con 63. Con él también llegó el cambio en la portería. Clemente confió en un joven valor que en la temporada anterior había llegado al filial procedente del Alavés. Zubizarreta, que empezó la campaña con 20 años, disputó todos los partidos de la Liga, relegando al banquillo a Cedrún. También al primer equipo llegó Liceranzu, lateral izquierdo que había estado cedido en el Barakaldo y que iba a ser importante para Clemente y para la propia historia del Ahtletic. Esta temporada 81-82 supuso la reactivación del Athletic gracias a la consolidación de los nuevos valores del filial.

Una instantánea de la celebración de los jugadores del Athletic en la gabarra que lleva el nombre del club vizca�no.A POR EL CAMPEONATO. El nuevo entrenador había logrado transmitir al equipo el espíritu de lucha tradicional en los leones y había formado un bloque compacto que invitaba al optimismo en el botxo. Optimismo que, al igual que en el caso de la Real Sociedad, tampoco hacía presagiar la llegada de títulos a San Mamés. Las buenas sensaciones que despertaba el equipo, los dos triunfos ligueros de la Real Sociedad y el acabar la primera vuelta a un punto del Real Madrid y con tres de ventaja sobre el Barça de Schuster y Maradona, ilusionaban a la parroquia bilbaína. El Athletic estaba en una posición inmejorable para pelear por el campeonato. La mala noticia para los rojiblancos era que parecían estar un peldaño por debajo del Real Madrid o al menos esa sensación dejó el 2-4 logrado por el Real Madrid en San Mamés.

La segunda vuelta iba a ser un mano a mano entre vizcaínos y madrileños. La gran virtud de los leones iba a ser su solidez en San Mamés. Donde ganó todos los partidos excepto un empate [1-1 ante el Real Valladolid] y la citada derrota ante el Real Madrid. Además, aunque suene extraño y sirva para romper con el mito del amarrategui, el conjunto de Javier Clemente fue el máximo realizador del campeonato 82-83 con 71 goles, gracias a los 18 que logró Dani y a los 15 de Sarabia. Defensivamente, Clemente también encontró una zaga solvente que habitualmente estuvo compuesta por Urkiaga, Goikoetxea, Liceranzu y Núñez.  

El mano a mano entre rojiblancos y blancos también dio protagonismo al FC Barcelona. Al ambicioso proyecto culé, en el que además de Schuster y del recién llegado Maradona, que había costado 1.200 millones de las antiguas pesetas, también lucían el lobo Carrasco, los ex colchoneros Marcos Alonso y Julio Alberto, un centrocampista de oscuro trabajo como Víctor Muñoz que estaba respaldado por otro currante del balón como era Perico Alonso, que en esa temporada había abandonado Atocha para recalar en el cuadro blaugrana. Un ambicioso proyecto que comenzó con Udo Latek en el banquillo gracias al triunfo en la Recopa de 1982, pero la confianza de la directiva no era excesiva y cedió el puesto a Menotti en la tercera jornada de competición. A finales de enero, el Barça seguía siendo tercero pero estaba  a dos puntos del Madrid y a uno del Athletic. Al final, el equipo catalán no terminó de entrar en la puja por la cabeza, se mantuvo en una tercera plaza que acabó cediendo al Atlético de Madrid. El Barça se tuvo que conformar con la Copa de 1983, ganada por 2-1 al Real Madrid en La Romareda. La de Zaragoza no sería la única final que perdió el conjunto blanco en esa campaña. También cayó ante el Aberdeen en la final de la Recopa de 1983.

Portada de La Crónica del Norte de las celebraciones del t�tulo liguero de 1983El Barça iba a jugar un importante papel en la Liga. A finales de marzo recibió y venció al Real Madrid por 2-1, repitiendo el triunfo de la ida [0-2]. Maradona y Perico Alonso dieron la vuelta a un partido que se había complicado en la primera parte debido al gol del madridista Juanito. A falta de cuatro partidos para la conclusión de la liga, el cuadro blanco cedía el liderato al Athletic, que había ganado por 4-0 al Celta de Vigo en un partido que también dejó ver el primer gol de Julio Salinas en la categoría reina del fútbol nacional. La siguiente fecha del campeonato enfrentaba en el Bernabéu al Real Madrid con el Athletic de Bilbao, el título estaba en juego y el Barça andaba al acecho. Pero el conjunto culé besó la lona en Atocha [1-0] por lo que dejó escapar buena parte de sus opciones al título, aunque todavía le quedaba visitar San Mamés. El encuentro del Bernabéu se decidió a favor del Real Madrid por 2-0 [Portugal y Del Bosque]. Un paso atrás para los leones que no tenían tiempo para lamerse las heridas recibidas en su visita a la capital porque en la siguiente jornada jugaban contra el FC Barcelona. Ni los de Clemente ni los de Menotti podían permitirse una derrota. Una derrota significaba el adiós al título. Algo que parecía más grave en el caso de la entidad azulgrana debido a los fuertes desembolsos económicos que había realizado en los últimos años y al subcampeonato obtenido en el curso anterior. El Barça salió presionado a San Mamés y la presión aumentó en el primer minuto de juego tras el gol del león Dani. El partido era de gran equilibrio y emoción. Se iba a decidir a falta de 15 minutos para el final. Sarabia sustituyó a Noriega y marcó nada más pisar el césped. Un tanto que desconcertó a los azulgranas que recibieron otro a los cuatro minutos de nuevo de Dani. 3-0. El choque estaba encarrilado pero el Barça sacó la garra y puso la incertidumbre en la grada gracias a los tantos de Urbano [86’] y Maradona [89’]. Al final, 3-2, pero el Athletic seguía a un punto de un Real Madrid que había ganado por 0-3 en Las Palmas. 

Manu Sarabia, llorando tras ganar la Liga en el Insular de Las Palmas. En ese encuentro marcó dos goles. La ventaja de un punto llegó hasta la última jornada. Al Real Madrid le valía el empate en Valencia, pero visitaba a un conjunto que necesitaba un milagro para no perder la categoría. El conjunto blanco estaba cerca de la Liga y además estaba clasificado para la final de la Recopa y de la Copa del Rey. Alfredo Di Stéfano había formado un bloque competitivo, pero afirmaba en una tribuna abierta de El País que «no hemos logrado nada».  Por su parte, Clemente estaba tranquilo. El que va por detrás siempre cuenta con ello. Es el ‘otro’ el que debe hacer sus deberes, por lo que cuenta con la presión. A pesar de la calma con la que el de Barakaldo encaró la semana decisiva, Clemente sabía que  el Athletic debía ganar y esperar que el equipo de un viejo conocido [Koldo Aguirre] diese la sorpresa en el Luis Casanova. Y la sorpresa se produjo en el minuto 39 cuando Tendillo batió al conjunto que dirigía Alfredo Di Estéfano. El Valencia necesitaba el triunfo. Durante toda la temporada había estado en el furgón de cola de la clasificación y la derrota podía enviarle a Segunda, categoría que todavía no conocía. El gol en Valencia ponía la Liga en bandeja al Athletic que jugaba en el Insular de Las Palmas. El choque no tuvo un buen inicio para los leones. En el minuto 3, De Andrés hacía el 1-0 en propia puerta. El Athletic no se puso nervioso. Sarabia igualó a los diez minutos y Dani hizo el 1-2 antes del descanso. Un tanto psicológico ya que los leones se marcharon a la caseta siendo campeones. Tendillo había adelantado al Valencia minutos antes al gol de Dani. Tras la reanudación, Sarabia sentenció con el tercero. A partir de aquí comenzó el festín del Athletic que se sabía y sentía campeón. Argote y Urtubi cerraron la cuenta mientras el Real Madrid era incapaz de empatar su partido. El Athletic volvía a ganar la Liga tras 27 años, lo que supuso un estallido de alegría en Bilbao y en toda Vizcaya. Los seguidores rojiblancos recibieron a sus jugadores como auténticos héroes. La afición aplaudió al plantel campeón que recorrió la ría en una gabarra llamada ‘Athletic’.

Once inicial que formó Javier Clemente para enfrentarse a la Real Sociedad en el último partido de temporada 1983-84.LA APUESTA. Los que hayan acudido al palco de San Mamés habrán podido ver a un león en el antepalco. León que esconde una peculiar historia. La primera jornada de competición de la liga 1983-84 era el día elegido para que el Athletic recibiese la copa de campeón de la edición anterior. En el palco estaba el presidente rojiblanco, Pedro Aurtenetxe. Allí también estaba otro presidente, en este caso el del Alavés, Gonzalo Antón. El máximo dirigente de la entidad vitoriana cruzó una apuesta con el de la vizcaína. El mandatario alavesista se jugaba un león disecado de su colección particular a que el Athletic no iba a renovar el título de Liga conseguido en la campaña anterior. Se equivocó y hubo bilbainada por partida doble. Liga y Copa. El séptimo doblete en la historia del Athletic.

GOIKOETXEA Y LAS ESTRELLAS DE BARÇA. La cuarta fecha del campeonato deparó un atractivo FC Barcelona-Athletic de Bilbao en el Camp Nou que se iba a disputar en una fecha festiva en la ciudad condal, el día de la Mercé. El partido fue la revancha del Barça. 4-0. Pero, sobre todo, el encuentro será recordado por la entrada de Goikoetxea a Maradona. El expeditivo central vizcaíno envió al dique seco al argentino durante tres meses. Con esta entrada, el jugador del Athletic ratificó la fama de central duro que tenía desde que dos temporadas antes había lesionado a otra estrella culé: Bernd Schuster, que tras jugar ante el Athletic se perdió todos los encuentros ligueros desde finales de diciembre.

Goikoetxea fracturó el tobillo izquierdo y rompió el ligamento a Maradona. Se habó de ocho meses de recuperación pero al final regresó con el año nuevo. El ‘10’ volvió a los terrenos de juego en la primera jornada de la segunda vuelta marcando dos goles al Sevilla. Por su parte, el central fue sancionado por 18 partidos, que quedaron en diez tras una rebaja del Comité de Apelación. Una segunda vuelta que tampoco disputaría al completo ya que tras el triunfo por 1-2 en el Santiago Bernabéu cayó lesionado y se perdió un mes.Andoni Goikoetxea, celebrando un gol conseguido ante el Real Madrid. Andoni Goikoetxea, celebrando un gol ante el Real Madrid.Maradona se estaba convirtiendo en el jugador más importante de la Liga. Sus actuaciones le habían hecho ganarse el respeto y, en cierta medida, el miedo de sus rivales. Por ello, Clemente puso a su mejor hombre sobre el astro argentino. Cuando Goikoetxea eliminó a Maradona, el Barça ya ganaba 2-0 [Perico Alonso y Julio Alberto] y antes del final del partido, los dos extremos culés –Marcos Alonso y Carrasco- firmaron otras dos dianas que pusieron en el marcador el 4-0 final. Los cuatro goles encajados en el Camp Nou supusieron la mayor goleada recibida en la temporada 1983-84. En ese curso, los leones de Clemente dieron un paso adelante en defensa y fueron la segunda zaga menos goleada, por detrás de la azulgrana, con 30 tantos recibidos. El Athletic no tuvo tiempo para lamentar la derrota en Barcelona. Entre semana recibía a Lech Poznan polaco y tenía que remontar el 2-0 adverso cosechado en la idea de esta eliminatoria de Copa de Europa. Goikoetxea, Sola –de penalti-, Noriega y Urkiaga marcaron los cuatro goles de la clasificación rojiblanca. El próximo rival iba a ser el Liverpool. El conjunto de Anfield, que dos años antes había sido Campeón de Europa tras derrotar al Real Madrid en París, era uno de los grandes del continente. El Athletic arrancó un 0-0 en la ida en Anfield, lo que le daba muchas posibilidades de clasificarse  en choque de vuelta que se disputó en San Mamés. Opciones de clasificación que se esfumaron con el tanto que Ian Rush logró en el minuto 66. El Athletic fue eliminado por el Liverpool que, a la postre, terminaría ganando la Copa de Europa tras derrotar en los penaltis a la Roma en el Olímpico de la capital italiana.

Tras la eliminación europea el Athletic tenía que poner la cabeza en una Liga que no arrancó bien para los leones. Los rojiblancos presentaban unos pobres números en las nueve jornadas que se habían disputado. Ocho puntos y la undécima plaza era el bagaje del campeón. La reacción comenzó cuatro días después de la eliminación europea. Logrando un 4-1 ante el Real Murcia y un 2-2 en El Molinón. El segundo gol local fue el último que encajó el Athletic hasta enero. Ocho partidos, de los que ganó seis, y 801 minutos sin encajar un tanto. El Athletic recuperó la fe gracias a su sobriedad defensiva. Sobriedad defensiva que en mitad de esta racha había permitido a los leones salir con un punto [0-0] de la siempre complicada visita al Santiago Bernabéu. En tres temporadas el Athletic había pasado de encajar siete goles en la capital a marcharse con la meta a cero. El trabajo de Clemente era incuestionable.  

Manu Sarabia en un lance del juego ante M�chel y Camacho, en el suelo.La racha había llevado al Athletic al liderato pero los rojiblancos iban a sufrir una pájara en el peor momento. Tras el 1-2 de Salamanca, el Athletic recibía en San Mamés al FC Barcelona. El morbo estaba servido. Maradona volvía a verse las caras con Goikoetxea y el Athletic quería revancha del 4-0 encajado en la primera vuelta. Pero la revancha fue para el argentino, que con dos goles conquistó La Catedral y dio el triunfo a un Barça que se situaba a cuatro puntos de los bilbaínos y a tres del Real Madrid. La derrota en San Mamés ante el Barça fue encadenada con otro tropiezo. Esta vez en el Manzanares. El Atleti ganó gracias a un solitario tanto de Hugo SánchezEl Real Madrid era líder y el Barça se situaba a tres puntos de la cabeza. Los dos grandes del fútbol español necesitaban el título liguero. Los culés tenían más presión ya que llevaban sin ganar una Liga desde 1974 mientras que el último título blanco fue el de 1980.

La inversión había sido grande en el club de la ciudad condal. Las Recopas de 1979 y 1982 así como las Copas de 1981 y 1983 y la Copa de la Liga de 1983 sabían a poco. La Liga era necesaria. El Real Madrid entró vestido de líder al tramo decisivo del campeonato. Faltaban diez jornadas para el final, los blancos tenían dos puntos de renta sobre los leones y cuatro respecto a los azulgranas. El Bernabéu iba a ser escenario de un duelo de crucial importancia para el título. El Barça llegaba a Madrid en la jornada vigésimo quinta con la imperiosa necesidad de ganar. La derrota le alejaba a seis puntos de la primera posición a falta de nueve partidos por jugar. Rojo adelantó al Barça, pero su gol no sirvió de nada porque Bernardo y Santillana propiciaron la remontada madridista.  

Stielike, durante su etapa en el Real Madrid.El conjunto blanco parecía lanzado hacia el título pero sufrió un importante revés en la siguiente jornada. Era el derbi madrileño y el Atleti, que había arrebatado la tercera posición al Barça, quería un triunfo que le podía meter de lleno en la pelea por la Liga. Y así fue. Hugo Sánchez, de penalti, hizo el 1-0 definitivo. Las dos jornadas siguientes no fueron nada propicias para los intereses madridistas. Sendos empates ante Sevilla –en casa- y Osasuna –fuera- permitieron al Athletic dar caza al Real Madrid. Los dos estaban empatados a 38 puntos. Con tres de ventaja sobre el Barça y cuatro sobre el Atleti. Con esta igualdad a puntos el duelo de San Mamés a falta de cinco partidos para la conclusión del campeonato se antojaba más que decisivo. El encuentro terminó 2-1. Stilieke adelantó a los blancos mientras que Goikoetxea y Dani, quien había sufrido una lesión que le apartó del equipo hasta el mes de febrero, logró un tanto decisivo para la suerte del campeonato al enviar a la red un mal despeje del cancerbero madridista. El 2-1 permitía al Athletic de Bilbao tener el gol-average a favor en caso de empate a puntos.  

Tres días después se iba a jugar otro encuentro entre estos equipos. Esta vez en el Santiago Bernabéu. La Copa había emparejado a Real Madrid y Athletic de Bilbao en una de las semifinales. Los leones volvería a golpear al  conjunto blanco. Un gol de penalti de Urtubi dio una ventaja mínima [0-1] para encarar la vuelta. El partido de San Mamés concluyó con el mismo resultado que el del Santiago Bernabéu, es decir, con 0-1 gracias al tanto de Pineda. Los penaltis clasificaron al Athletic para la final de Copa, en la que iba a encontrarse con el FC Barcelona.Dani fue uno de los jugadores clave en el Athletic de finales de los 70 y primeros 80.En la Liga, la alegría no le duró mucho al Athletic ya que cayó en la siguiente jornada. 2-0 en su visita al Betis. Volvía la igualdad ya que el Real Madrid había ganado su partido. Y el Barça se situaba a un punto de los líderes. La siguiente jornada no varió nada. Al Athletic le tocaba viajar a Valencia en Semana Santa. Dani iba a volver a ser el protagonista del partido. Con 0-0 en el marcador, y 13 minutos por jugar, demostró su olfato goleador. Armó rápidamente la pierna en la frontal, realizó un disparo que tocó en un jugador local para acabar en el fon de la red. García Pitarch hizo el 1-1 en el minuto 80 pero, de nuevo, Dani iba a ser decisivo. El genial jugador se escapó por la banda derecha, puso el centro al segundo palo, donde Noriega hizo el tanto del triunfo rojiblanco. La Liga estaba casi en el bolsillo pero había que ganar el último partido en San Mamés. El rival, la Real Sociedad. Situación inversa a la del último encuentro de la Liga de 1982. Real Madrid y Barcelona estaban al acecho.


EL DERBI DECISIVO.
La Catedral registró un lleno hasta la bandera, como se decía por entonces, ya que palpaba la importancia de esta cita histórica. La mayoría de los seguidores rojiblancos no habían podido disfrutar del último partido de la temporada anterior ya que se disputó en Las Palmas por lo que querían ver este partido que podía dar la segunda Liga consecutiva al equipo de Javier Clemente. El rubio de Barakaldo alineó al siguiente once inicial para recibir a la Real Sociedad: Zubizarreta, Urkiaga, Goikoetxea, Liceranzu, De la Fuente (Patxi Salinas, 33’), De Andrés, Sola, Urtubi, Dani, Noriega (Sarabia, 59’) y Argote. Enfrente, Alberto Ormaetxea formó con Arkonada, Sagarzazu, Górriz, Gajate, Celayeta, Zubillaga, Zamora (Diego Álvarez, 81’), Larrañaga, Uralde, López Ufarte y Begiristain.

Gol de Liceranzu que puso el 2-1 en el último partido de la Liga de 1984. Era el gol 3.000 del Athletic en Primera y el tanto que permitió al Athletic revalidar el t�tulo liguero de 1983.El encuentro no pudo comenzar mejor. Minuto 18 y gol de Liceranzu, su sexto de la temporada cifra más que meritoria para un defensa. El gol también demostró el poderío aéreo y la pegada rojiblanca en el juego de estrategia. Los zagueros vizcaínos contribuyeron a esta pegada. Además de Liceranzu, Goikoetxea también marcó dos goles ese año, uno de ellos en el decisivo triunfo ante el Real Madrid en San Mamés . Este tanto de Liceranzu quitaba esperanzas al FC Barcelona, que por mediación de Rojo ya se había adelantado en el Manzanares. Por su parte, el Real Madrid estaba empatando en Sarriá. Al poco de marcar Liceranzu, las radios informaban sobre el segundo gol del Barça ante el Atleti. Carrasco había hecho el 0-2, la victoria parecía encarrilada. El Barça era el que más difícil lo tenía ya que necesitaba ganar y esperar que tanto Athletic como Real Madrid no lo hiciesen. La tarde se arregló para los culés en el minuto 68 porque Uralde acaba de igualar en San Mamés. La euforia azulgrana no duró mucho. En el 69, Butragueño, de penalti, adelantaba al Real Madrid ante el Español. El Athletic estaba contra las cuerdas. Necesitaba un gol para revalidar el título de Liga. El encuentro de San Mamés entraba en la recta final Liceranzu cabeceaba a la red una falta lateral. Era su séptimo gol de la temporada y el tanto 3.000 de la historia del Athletic. Un tanto también histórico porque valíaun título. El segundo de la era Clemente.

Los jugadores del Athletic con la Copa de 1984.RENCILLAS Y PATADAS. El último encuentro de la temporada iba a ser, como es habitual, la final de Copa. El Santiago Bernabéu volvía a ser el escenario elegido para dirimir el nombre del Campeón de España. Athletic y FC Barcelona iban a jugarse en tercer título de la campaña después de medir fuerzas en la Supercopa, que acabó en las vitrinas azulgranas, y en la Liga. El Barça llegaba muy presionado. El conjunto blaugrana necesitaba la Copa para evitar que la campaña fuese un fracaso. Menotti parecía que no iba a continuar en el banquillo, pero, tal vez, un triunfo cambiase la opinión de la directiva catalana. Pero, a pesar de la presión y de la necesidad de victoria, el Barça era el favorito ya que había ganado al Athletic en tres de los cuatro partidos que habían disputado en esa temporada. La única victoria rojiblanca se produjo en la vuelta de la Supercopa disputado en el Nou Camp. Un gol de Endika dio el triunfo al Athletic, pero la victoria no le sirvió de nada ya que había caído por 1-3 en San Mamés.

Las jornadas previas contribuyeron a aumentar la tensión que rodeó al encuentro. En este capítulo destacaron las declaraciones cruzadas de Maradona y Clemente. El argentino, seguramente dolido todavía por la lesión de Goikoetxea, critió al conjunto rojiblanco y el de Barakaldo salió en defensa de los suyos. El caso que el pique contribuyó a aumentar la expectación que rodeó al choque. El bicampeón de Liga ante uno de los equipos más importantes del continente europeo que defendía el título copero que había logrado en la campaña anterior. Once canteranos vascos contra los rutilantes Schuster y Maradona. Tradición y cantera vs ambición y talonario. Por ello no es de estrañar que más de 45.000 seguidores del Athletic se trasladasen a Madrid para presenciar el partido o que el precio en la reventa de una entrada en Tribuna rondase las 30.000 pesetas de la época. Ni el Festival de Eurovision, que coincidía con la segunda parte del encuentro, impidió que el choque fuese uno de los más seguidos de la década.

De Andrés agarra por el cuello a Maradona durante la tangana que se desencadenó a la conclusión de la final de Copa de 1984. Javier Clemente alineó un once bastante defensivo. Zubizarreta, Urkiaga, Liceranzu, Goikoetxea, Núñez, Patxi Salinas, De Andrés, Urtubi, Dani, Endika y Argote. Volvía a relegar al banquillo a Manu Sarabia, dejando entrever la disputa que había entre el técnico y el delantero. El partido, como es de dominio público, fue muy bronco. El FC Barcelona estaba picado con el Athletic. Probablemente el hecho de que una plantilla de chavales vascos arrebatase la Liga por dos ocasiones a uno de los planteles más caros de la época jugó un papel importante en este pique. Pero, sobre todo, las lesiones de Goikoetxea a Maradona y Schuster tuvieron un papel crucial en la batalla en la que se convirtió el encuentro durante y después de su conclusión. Un gol de Endika dio al Athletic su vigésimo cuarta Copa. Todo lo que aconteció tras el tanto del Athletic fue una batalla y sus imágenes están presentes en la memoria de todos los aficionados de la época e incluso en la de los más jóvenes. El partido fue bronco. Lleno de malos modos y fatales entradas, capítulo en el que destacó de manera especial Bernd Schuster. A la conclusión, Maradona propinó un rodillazo a Sola y Migueli hizo honor a su apelativo de tarzán en la posterior tangana que se desencadenó sobre el césped del Santiago Bernabéu.


Datos del artículo:

Autor: Carlos A.S.

Fecha: 12 de febrero de 2008.

Fuentes: Athletic Club de Bilbao, AupaAthletic.com, Liga de Fútbol Profesional, Wikipedia, El País y Marca.

Fotografías: La mayoría de las fotografías han sido extraídas de la galería de ‘fotografías históricas’ de la web www.aupaathletic.com

Vídeos: YouTube (especial agradecimiento a los usuarios messerschmitt asimik  y mesqueunclub1899 ).

Hilo musical: El segundo recopilatorio de cosecha propia que próximamente sonará en el bar Los Molinos de Guadalajara. 140 canciones. Algunos grupos: Iggy Pop, the Who, Pixies, the Seeds, Rolling Stones, Jefferson Airplane, Stone Temple Pilots, Kool & the Gang, David Bowie, the Clash, Tom Petty, Bad Religion, the Slackers, Ocean Colour Scene, Herbie Hankcock, Kula Shaker, the Star Spangles, Black Rebel Motorcycle Club, Joe Jackson, the Specials….. and many more!!!

Las cuatro ligas vascas [Parte I: La Real de Ormaetxea]

febrero 10, 2008

Los primeros años de la década de los 80 significaron el regreso del dominio del fútbol vasco. Cuatro Ligas, dos para la Real Sociedad y otras tantas para el Athletic Club de Bilbao, reverdecieron los viejos éxitos del balompié euskaldun. Hasta el título liguero del club donostiarra, la sequía se extendía desde la campaña 1955-56, en la que el Athletic conquistó su sexta liga. Un sequía de títulos ligueros más grave aún si cabe al tener en cuenta que el fútbol vasco había dominado el primer tercio del siglo XX hasta la Guerra Civil. Un total de 16 campeonatos de España, nombre por el que se conocía a la actual Copa del Rey, desde 1902 hasta 1929, fecha en la que se disputó la primera Liga. A este dominio hay que añadir otras cuatro copas que logró el Athletic en la década de los 30 antes del inicio de la Guerra Civil. Pero el impacto vasco no sólo fue a nivel de resultados ya que incluso llegó a crear un estilo de juego. Un estilo similar al del fútbol de las islas, en buena parte también debido al estado embarrado de los campos del norte peninsular, que provocó que con la llegada del profesionalismo al fútbol patrio los clubes de todo el país incorporasen a jugadores vascos para ser competitivos y que buena parte de la selección nacional estuviese compuesta por jugadores de esta comunidad. Algo que también sucedió durante y después de la conquista de las cuatro ligas vascas.

Kortabarr�a e Iribar portando la ikurriña en el derbi de diciembre de 1976 celebrado en Atocha (San Sebastián).

PRIMEROS INDICIOS. Las década de los 60 no fue fructífera para el fútbol vasco. De hecho, en la élite nacional tan sólo contaba con la presencia del Athletic Club de Bilbao. El conjunto vizcaíno consiguió la copa de 1969 y reedito este título en 1973, pero no ganaba la Liga desde 1956. Tan sólo estuvo dentro de la disputa por el campeonato en la temporada 69-70, en la que quedó un punto por debajo del Atlético de Madrid. Esa geneación de leones también logró la Copa de 1973 y alguno de ellos, como Iribar, Gisasola, Lasa, Villar o Chechu Rojo, junto con algunos nuevos valores como Andoni Goikoetxea, Dani, Amorrortu, Alexanco y el repescado Irureta, llevaron al Athletic Club a la final de la Copa de la Uefa de 1977. Dando las primeras muestras de que el fútbol vasco estaba de vuelta.

El cuadro rojiblanco, tras eliminar Ujpest Dozsa húngaro y al Basel suizo, le tocó enfrentarse con el Milan en octavos de final. Los leones supieron rehacerse del gol que Fabio Capello marcó en el minuto 29 para derrotar a los rossoneri por 4-1, gracias a los tantos de Dani –dos, uno de ellos de penalti- y Carlos –dos-. Especialmente importantes fueron los dos goles logrados por los bilbaínos en los últimos diez minutos. El conjunto de Koldo Aguirre se presentaba en la capital lombarda con un colchón de tres goles, pero el encuentro de vuelta no fue nada fácil. Calloni, en el minuto 83 y de penalti, hacía el 3-0 que eliminaba a los leones pero Madariaga, en el minuto 88, transformó una pena máxima que dio el pase a los bilbaínos. La empresa en cuartos de final tampoco iba a ser fácil ya que al Athletic le iba a tocar medir fuerzas con el FC Barcelona de Cruyff y Neeskens. En la ida en San Mamés, al Athletic le tocó remontar el tanto inicial de Asensi para llevar una renta mínima (2-1) al choque de vuelta en el Nou Camp. El encuentro fue un duelo goleador entre Cruyff e Irureta. El de Irún adelantó en dos ocasiones a los leones, pero el holandés puso sendas réplicas. Al final, el Athletic se clasificó para las semifinales donde se iba a enfrentar con el Racing White Molenbeek belga. El 1-1 logrado en la ida sirvió para clasificar al Athletic Club a su primera final europea.

Iribar saludando al capitán de la Juventus antes del sorteo inicial del partido de ida de la final de la Uefa de 1977 disputado en el Comunale de Tur�n el 4 de mayo.
La final, a partido de ida y vuelta, iba a exigir a los leones imponerse a todo un clásico del calcio: la Juventus de Turín, que entrenaba Giovanni Trapatoni y que contaba con un equipo potente donde destacaban Zoff, Scirea, Cuccureddu, Gentille, Tardelli, Bennetti y Bettega. Todos ellos, una temporada después, formaron parte del combinado italiano que alcanzó las semifinales de la Copa del Mundo de Argentina y ganaron dos Ligas consecutivas con la Juventus (76-77 y 77-78). La ida se disputó en el Comunale turinés. Un solitario gol de Tardelli dio ventaja a la Vecchia Signora para el duelo de vuelta en San Mamés. La Catedral registró un gran lleno y un mejor ambiente para empujar a los leones hacia su primer título europeo pero la gesta no fue posible. Bettega adelantó a los transalpinos nada más comenzar el choque. El Athletic se veía otra vez en la obligación de remontar el partido para tener esperanzas de alcanzar el título. Irureta respondió al gol de Bettega con un tanto en el minuto 11 y Carlos llevó la emoción a la final con una diana en el 77, pero faltó un tanto más. La Uefa se fue a Turín. Once inicial del Athletic en el partido de vuelta de la final de la Copa de la Uefa de 1977 disputado el 18 de mayo en San Mamés (Bilbao).La temporada rojiblanca iba a terminar con otra final perdida. La de Copa ante el Real Betis. 2-2 al termino de 120 minutos y derrota por penaltis, con el famoso penalti de Esnaola. Estas dos finales, la de la Uefa y la de la Copa, fueron una llamada de atención sobre la reactivación del fútbol vasco aunque, en realidad, el Athletic de Bilbao que iba a conquistar las dos Ligas iba a ser muy diferente a este equipo de finales de los 70. Eso sí, tres jugadores que militaban en la plantilla que alcanzó al final de la Uefa iban a ser muy importantes en el esquema de Javier Clemente: Andoni Goikoetxea, Dani y Manu Sarabia, que en la campaña 76-77 hizo su debut con el primer equipo. Alberto Ormaetxea, técnico de la Real Sociedad desde la temporada 1977-78 hasta la 1984-85.
EL SEPTENIO DE ORMAETXEA.
La temporada posterior a que el Athletic llegase a la final de la Uefa iba a ser importante en el conjunto vecino y rival de los leones. En verano, la Real Sociedad decidió relevar a José Antonio Irulegui como entrenador y en su lugar puso a Alberto Ormaextea. Un ex jugador del club, que había sido importante en el ascenso txuri urdin a Primera en el año 1964, que nada más colgar las botas se había hecho cargo del banquillo del Eibar. Un entrenador muy de la escuela vasca. Serio, llegó a declarar a El País que: “no me río, porque en esta profesión no te puedes reír de nadie”, implantó una dinámica de trabajo en la Real que llevó al club donostiarra a unos éxitos inimaginables una década antes. Probablemente su filosofía futbolística quedó retratada en esa misma entrevista de 1982 con Javier Martín. “Yo no quiero balas ni vagos. Quiero trabajadores, no futbolistas de una jugada genial para que los espectadores les saquen el pañuelo. El público vive esa jugada, pero el equipo no.  El público no se acuerda de las 99 jugadas falladas por intentar una genial, y la crítica tampoco. La crítica es superficial. Lo comprendo, porque desconoce las órdenes del entrenador, y no se da cuenta del trabajador silencioso, del que cubre los huecos del genial. Es muy diferente el fútbol del espectador y el de la crítica, al fútbol profesional. Aquellos quieren el espectáculo, el profesional la victoria. Hay que ganar como sea, aunque sea aburriendo, el que hace números circenses es, generalmente, a costa del equipo”. Por lo tanto, la receta del eibarrés estaba compuesta por trabajo, trabajo y más trabajo. Por ello, no resulta complicado entender que su rocoso y serio equipo, que a penas hacía concesiones a la galería, despertase admiración en todo el país pero cierto recelo en el propio San Sebastián. Probablemente, muchos de los que estén leyendo este artículo han podido oír la frase de “la Real ganó dos Ligas pesar a Ormaextea”. El caso es que Alberto Ormaetxea perteneció a ese grupo de técnicos que pasan por los banquillos sin alzar la voz sin llamar la atención por sus declaraciones ya que el eibarrés donde hablaba alto y claro no era en las salas de prensa, por entonces mucho menos abundantes que en la actualidad, sino en el campo de entrenamiento.

AL ESTILO IRIBAR. Mientras en Bilbao Iribar apuraba sus últimos años como profesional, en San Sebastián comenzaba a dar sus primeros pasos un joven y avezado cancerbero donostiarra. Luis Miguel Arconada ya había disputado su primera temporada como titular en el curso en el que Ormaetxea fue segundo de a bordo de Irulegui. Con el de San Sebastián, la Real encontró un seguro de vida, como el Athletic con Iribar. Un portero que intimidaba a sus rivales debido a su seguridad bajo los palos y que se convirtió en el capitán de una generación de futbolistas que iba a llevar a la Real Sociedad a la cúspide del fútbol español. Tal vez su leyenda pudo haber sido mayor si no hubiera mediado el incidente de El Parque de los Príncipes que demostró que el cancerbero de la Real era terrenal. Arconada, portero de la Real Sociedad durante la etapa más gloriosa de la entidad donostiarra.Alberto Ormaetxea conocía al club y sabía que dependía de la cantera, es decir, del Sanse para mantenerse en el puesto. En su primera temporada, el eibarrés subió al primer equipo a Perico Alonso y a Gajate, mientras que otorgó su confianza a una serie de jugadores que ya estaban en plantilla, pero cuyo mejor fútbol estaba por llegar. Era el caso de Arconada, Satrustegui, Zamora y López Ufarte. El devenir txuri urdin en Liga no fue para lanzar cohetes, acabó en undécima posición –el mismo puesto que en el último año de Irulegui-, pero realizó un gran torneo del K.O. Tras eliminar a Acero, Toledo, Xerez, Real Madrid y Valencia, la Real Sociedad se enfrentó en semifinales al Barça de Cruyff. La ida acabó 0-0. En la vuelta, Iriarte adelantó al conjunto vasco, pero Migueli y Rexach remontaron el encuentro y dieron el pase a la final a un conjunto blaugrana que terminaría siendo el campeón tras imponerse (3-1) a Las Palmas.

La Copa dio a Ormaetxea el crédito suficiente para seguir dirigiendo a un equipo que poco a poco se iba adaptando a los planteamientos de su técnico e iba creciendo como conjunto. Este crecimiento se manifestó en las últimas jornadas del campeonato liguero de 1979. Tan sólo perdió uno de los últimos diez partidos de Liga, con triunfo incluido en el Nou Camp por 1-3, que le valió para alcanzar la cuarta posición y disputar la Uefa en el curso siguiente. A pesar de ello, el cuadro de Ormaetxea acabó a seis puntos del campeón –Real Madrid- aunque tan sólo a dos de la segunda posición –Sporting de Gijón-.

La temporada 79-80 iba a ser la de la consolidación definitiva del proyecto de Alberto Ormaetxea. En su tercer año como entrenador se estrenaba en Europa, aunque el rival en la primera eliminatoria no pudo ser más complicado: el Inter. 3-0 en San Siro aunque Satrústegui, con dos goles, a punto estuvo de igualar al eliminatoria en Atocha. Así pues, las esperanzas txuri urdines de realizar una buena temporada volvieron a depositarse en el campeonato de la regularidad. Y lo de buena temporada se quedó corto. La Real Sociedad estableció un nuevo récord de imbatilidad, que sigue vigente, al permanecer invicto durante las 32 primeras jornadas de las 34 de las que constaba la Liga. Pero, precisamente, su primera y única derrota de la temporada, cosechada en Nervión ante el Sevilla por 2-1, privó a los de Ormaetxea del título liguero. El Real Madrid de Vujadin Boskov se cruzó en el camino donostiarra y entonó el alirón tras vencer por 3-1 al Athletic de Bilbao en el Bernabéu en el último compromiso del curso. A pesar del sinsabor que dejó el no conseguir una Liga que la Real acarició durante buena parte del campeonato, todo lo demás fueron buenas noticias para Alberto Ormaetxea. Había formado un equipo competitivo en el que se había consolidado el defensa navarro Celayeta [fallecido ayer sábado] y en el que hizo debutar a dos jugadores que iban a tener un papel relevante en la Real Sociedad de los primeros años 80. Se trataba del central irundarra Alberto Górriz, que es el jugador que más veces ha vestido la zamarra txuri urdin,  y del delantero centro vitoriano Pello Uralde. Esa política de sacar a jóvenes valores del filial también llevó a Ormaetxea a incorporar al primer equipo durante la temporada siguiente a Jose Mari Bakero, que con 17 años en la campaña de la primera Liga de la Real Sociedad jugó en 27 encuentros aunque en casi todos ellos saliendo desde el banquillo, y al azpeitarra Juan Antonio Larragaña, que en el Sanse había destacado como centrocampista aunque posteriormente fue reconvertido a líbero por Ormaextea aunque su participación en el primer título fue testimonial ya que disputó nueve partidos, pero estuvo presente en el encuentro en El Molinón.Once inicial que empató (2-2) en El Molinón y dio la primera Liga a la Real Sociedad el 25 de abril de 1981.
PRESIÓN PARA ORMAETXEA. Es cierto que a nadie la amarga un dulce. Lo peor es cuando el dulce empalaga y hace perder la perspectiva a los aficionados. Algo similar  debió pensar Alberto Ormaetxea durante su siguiente temporada en el banquillo de Atocha. La primera vuelta del cuadro donostiarra fue decepcionante para buena parte de la afición txuri urdin. Cinco derrotas –Valencia, Hércules, Real Madrid, Almería y Sporting de Gijón en Atocha- en la primera vuelta, es decir, en los primeros 17 partidos de temporada. La Real Sociedad era cuarta a siete puntos de un Atlético de Madrid que apuntaba al título ya que tenía tres puntos de renta sobre el segundo –Valencia-, seis sobre el Barça –tercero-, y ocho sobre el Real Madrid de Boskov que ocupaba una discreta sexta posición. Un Real Madrid, el de los garcías, que estaba más pendiente de la Copa de Europa, a la cuál llegó a la final que perdería ante el Liverpool [0-1], que de la Liga, aunque iba a reaccionar en la segunda vuelta de campeonato al igual que lo hizo la Real Sociedad.

El Atlético de Madrid, el de los Arteche, Rubén Cano, Dirceu, Julio Alberto, Ruiz, y Marcos Alonso, no tuvo un buen inicio de segunda vuelta. Derrota en Almería en la vigésima jornada [2-1) a las que se le unieron la de la vigésimo segunda en San Mamés [3-1] y el 0-4 logrado por el Betis en el Vicente Calderón en la siguiente fecha del calendario. De esta manera, los colchoneros se presentaron con dos puntos de ventaja sobre el FC Barcelona, que era segundo, en el partido que les iba a enfrentar en el Manzanares a falta de ocho jornadas para la conclusión. Un gol de Marcos acercaba a los rojiblancos al título. Cuatro puntos sobre el Barça, seis sobre Sporting, Real Sociedad y Valencia, y ocho respecto al Betis y al Real Madrid.

Por su parte, Alberto Ormaetxea no vivía un buen momento. El 2-0 cosechado en Barcelona en la jornada 24 prácticamente les descartaba de la lucha por el título y relegaba a los guipuzcoanos a pelear por la clasificación para la Copa de la Uefa. La afición de Atocha criticaba el juego rácano de los de Ormaetxea y no dudaba en silbar a sus jugadores. Pero esa derrota en el Nou Camp ante el cojunto que dirigía Helenio Herrera fue la última de la Real Sociedad que encarriló siete victorias y un empate que le llevaron a alcanzar el liderato a falta de dos jornadas. En esta racha batió al Real Madrid por 3-1 en San Sebastián. La Real Sociedad fue tremendamente superior a un conjunto blanco que había tomado aire en la Liga gracias al desplome que sufrió el Atlético de Madrid, que sumó 15 puntos de los 34 posibles en la segunda vuelta, y el FC Barcelona, que tan sólo ganó dos de los últimos ocho partidos. El desplome azulgrana en buena medida se debió al secuestro de Quini. El asturiano se perdió seis encuentros desde que el 1 de marzo fuese secuestrado tras ganar al Hércules [6-0] y sus afectados compañeros tan sólo pudieron sumar un punto.

Los jugadores de la Real Sociedad celebrando uno de los goles conseguidos en El Molinón.A falta de dos jornadas el campeonato estaba sumamente emocionante. La Real Sociedad era líder con un punto de renta sobre el Real Madrid y Atlético de Madrid, que se enfrentaban en el Santiago Bernabéu, y dos respecto a Valencia y FC Barcelona. El derbi madrileño favorecía a la Real Sociedad que iba a ver como uno de los dos equipos quedaba descartado para el título siempre y cuando los txuri urdines venciesen al Espanyol en Atocha. La jornada no se pudo saldar mejor para la Real. Derrotas de FC Barcelona y Valencia, por lo que ambos quedaban descartados, triunfo blanco por la mínima [2-1] y victoria sufrida en Atocha ante el Espanyol. Satrústegui e Idígoras dieron la vuelta al tanto inicial de Marañón.  La Real Sociedad iba a afrontar el partido más importante de su historia el domingo 26 de abril de 1981. Lo haría en El Molinón gijonés donde el Sporting quería cerrar con victoria una buena temporada que tendría como colofón la final de Copa que iba a disputar en el Vicente Calderón ante el FC Barcelona.

CITA CON LA HISTORIA. El cuadro asturiano vivía sus mejores momentos, pero la Real Sociedad tenía una cita con la historia. Alberto Ormaetxea alineó en El Molinón al siguiente once inicial: Arconada, Celayeta, Górriz, Kortabarría, Olaizola, Diego Álvarez, Perico Alonso, Zamora, Idígoras, Satrústegui y López Ufarte. Un once que también significaba el triunfo de la cantera txuri urdin. Nueve de los once componentes, todos a excepción de López Ufarte, que se había formado en las filas del Real Unión de Irún, y de Diego Álvarez, que procedía del Eibar, se habían formado en las categorías inferiores de la Real Sociedad. Incluso los dos suplentes que saltaron al césped de El Molinón, José Mari Bakero y Larrañaga, también eran productos del Sanse. En realidad, el éxito de la Real Sociedad supuso el éxito tanto de la cantera txuri urdin como de la guipuzcoana.Los cálculos eran claros. La Real Sociedad necesitaba un punto para ser campeón siempre que el Real Madrid solventase con victoria su compromiso en Valladolid. La empresa parecía más fácil para los blancos que para los blanquiazules. La tarde no pudo empezar de mejor manera para los de San Sebastián. En el minuto 7, Kortabarría transformaba un penalti que adelantaba a la Real Sociedad, pero todo se iba a torcer al borde del descanso. Mesa hacía el 1-1 en Gijón mientras Santilla adelantaba al Real Madrid. Un gol sportinguista daba la Liga a los blancos. Y llegó el gol sportinguista. Lo hizo, de nuevo, Mesa en el primer minuto de la reanudación. La Liga parecía tomar la dirección a Chamartín. La Real necesitaba un gol. La tarde se arreglaba para los txuri urdines cuando Pepe Moré empató el duelo de Valladolid. Todo volvía a depender de un gol, pero esta vez de un gol del Real Madrid. Y llegó por partida doble. Santilla y Stilieke en la recta final sentenciaron el encuentro en Pucela. La Real volvía a necesitar un gol. Los de Ormaetxea volvían a ver los fantasmas que impidieron el título en la temporada anterior y volvían a ver a los blancos celebrar una Liga que habían  acariciado con las manos. Juanito cumplía su promesa y estaba en la mitad de su paseo de rodillas sobre el campo vallisoletano cuando los locutores radiofónicos cantaron gol en El Molinón. Zamora, en la prolongación, acaba de hacer el 2-2 que daba el título a la Real Sociedad.

La plantilla que alzó el t�tulo de 1982 posando con la copa de la Liga de la edición anterior.

SEGUNDA LIGA.
Lo cierto es que las dos campañas que había firmado la Real Sociedad de Alberto Ormaetxea eran difícilmente mejorables. Récord de imbatibilidad y segunda posición más una Liga hacían tocar techo al plantel guipuzcoano. La temporada 81-82 parecía destinada a realizar una gran campaña europea en el debut en la máxima competición continental. La Copa de Europa era el reto del cuadro txuri urdin, pero la aventura no iba a durar mucho. En la primera eliminatoria, la Real quedaba emparejada con el CSKA de Sofía. Un gol de Jontchev en el minuto 89 dio el triunfo a los búlgaros en el partido de vuelta. Atocha iba a decidir, pero el marcador no se movió y la Real quedó apeada de Europa.

La eliminación europea facilitó el trabajo a la Real Sociedad. Un trabajo que continuaba realizándose con el rigor que Alberto Ormaetxea había implantado desde su llegada al banquillo de Atocha. Trabajo que quedó respaldado con la Liga. Una Liga que hizo que Ormaetxea dejase de ser discutido por la grada de Atocha y comenzase a ser alabado. A pesar de ello, el eibarrés no perdió la perspectiva. Declaró que no vivía de “recuerdos” y respaldo su manifestación haciendo gala de su alto sentido del pragmatismo. No hemos salido este año con puntos de ventaja. En el deporte buscas un fin, si lo consigues no te pares, porque te hundes. Si hace cuatros años fuimos cuartos, luego segundos y primeros, este año no tenemos que ser primerísimos. Si no trabajamos seremos los últimos. Los recuerdos, ni para la vejez, ni para contar a los nietos. Sí, es posible que la afición recuerde el título, pero yo no. De aquellos días sólo me quedo con la imagen del cashero que a nuestro paso dejaba de arar para levantarnos los brazos. Eso sí me emocionó. No sospechaba que nuestro trabajo pudiera tener tal trascendencia”, comentaba en los primeros días de 1982.

Una imagen de Bernd Schuster durante su estancia en el FC Barcelona.El caso es que la Real Sociedad comenzó la Liga con el mismo estado de forma con el que había acabado el curso anterior. En la tercera jornada ya era líder. Liderato que cedió en la decimotercera tras caer por 3-2 en La Romareda. El FC Barcelona, que marchaba al ritmo que marcaba un joven alemán llamado Bernd Schuster, quería la Liga después de siete temporadas. El campeonato volvía a estar apretado aunque no tanto como en la temporada anterior. En la jornada vigésimo tercera, la Real se presentó en el Camp Nou igualada a puntos con el Real Madrid y a uno del conjunto catalán. El Barça era líder y necesitaba respaldar su candidatura al título venciendo al último campeón. En Atocha el partido concluyó con 1-1. El conjunto de Udo Latek venció gracias a los goles de Simonssen y Alexanko. Además, la jornada le salió redonda ya que el Real Madrid no pudo pasar del empate en el Bernabéu ante el Espanyol. Pero el Barça se iba a desplomar como le había sucedido en la campaña anterior. No fue capaz de ganar ninguno de los últimos seis partidos. Tres derrotas consecutivas [Valencia, Osasuna y Espanyol], un empate [Athletic] hicieron que el Barça se presentase en el Bernabéu en la penúltima jornada en situación de extrema necesidad y en mitad de una grave crisis. El Barça estaba igualado a puntos con la Real Sociedad, aunque el gol average le permitía seguir en el liderato, y aventajaba en dos puntos al Real Madrid, que también necesitaba el triunfo para conservar sus opciones ligueras. En la ida, el Barça había ganado por 3-1. Idéntico resultado se produjo en el Bernabéu. El triunfo de la Real ante el Espanyol permitió a los de Ormaetxea dar el salto al primer puesto con un punto de renta sobre FC Barcelona y Real Madrid. En la última jornada visitaba a su vecino y rival, el Athletic Club de Bilbao.Entre medias, la Real también había firmado un buen torneo copero. Eliminó a Bilbao Athletic, Osasuna, Valladolid y Athletic, para caer en la tanda de penaltis del partido de vuelta de la semifinal que le enfrentó al Real Madrid, que terminaría ganando el título al batir al Sporting de  Gijón por 2-1. Esta andanza copera también tuvo su repercusión en Liga. La Real había eliminado al Ahtletic de su competición favorita y los leones querían venganza. Además, una venganza dulce ya que su victoria supondría arrebatarle el título liguero a sus vecinos, idea que estimulaba en el botxo ya que la ausencia del Athletic de la pelea por la liga y la presencia de la Real era algo que se llevaba mal en Bilbao.

El domingo 25 de abril de 1982, Real Sociedad y Athletic Club iban a disputar algo más que un partido. También es cierto que el duelo levantó muchas suspicacias ya que, en esos momentos, el fútbol también era el portavoz de la realidad social que había en el País Vasco. Eran años convulsos, en los que se reclamaba la autonomía de esta comunidad y muchos de los futbolistas no eran ajenos al llamado conflicto vasco. De hecho, en el derbi disputado en Atocha en diciembre de 1976, los dos equipos habían salido al campo portando una ikurriña, algo que estaba prohibido por las leyes del anterior régimen.Once inicial de la Real Sociedad en el partido ante el Atletic de Bilbao de la temporada 1981-82.Situaciones políticas al margen, Ormaetxea alinéo al siguiente once inicial para recibir al Athletic: Arconada, Celayeta, Górriz, Kortabarría, E. Murillo, Diego Álvarez, Perico  Alonso, Zamora, Uralde, Satrústegui y López Ufarte. Un once más ofensivo de lo que era habitual para Ormaetxea aunque tampoco es para extrañar. La Real necesitaba gol para batir a la cuarta zaga menos goleada. Por ello, el eibarrés dispuso sobre Atocha a todo su arsenal. Satrústegui, autor de 13 goles, Pello Uralde, que se había confirmado en el primer equipo haciendo 14 dianas en 28 partidos, López Ufarte, autor hasta ese momento de diez tantos, y Zamora, que sin ser un gran goleador en la temporada anterior había facturado siete goles aunque en ésta tan sólo había hecho dos. El partido transcurrió con cierta normalidad para la Real Sociedad. La victoria le daba el título. Zamora y Ufarte llevaron la alegría al graderío de Atocha que tan sólo sufrió en los últimos cinco minutos de partido, después de que Sarabia marcase el único tanto del Athletic. Además, el Barça empató en casa con el Betis y el Real Madrid cayó en su visita a Santander.

El delantero navarro Satrústegui realizó cuatro dianas en la Copa de Europa de 1983.EL RETO EUROPEO. Tras dos títulos de Liga, la temporada 82-83 se presentaba para la Real Sociedad como la de su asalto al continente europeo. La segunda incursión de la Real Sociedad en la Copa de Europa fue más satisfactoria. En primera ronda, los de Ormaetxea tuvieron que medir fuerzas con el Vikingur noruego. Triunfo por 0-1 [Satrústegui] en la idea y por 3-2 [Uralde –dos- y Satrústegui]. En la siguiente eliminatoria la Real iba a cruzarse con todo un campeón de Europa: el Celtic de Glasgow. El conjunto escocés hincó la rodilla en Atocha al caer por 2-0 [Satrústegui –dos-]. En la vuelta, Uralde encarriló la eliminatoria aunque el Celtic dio la vuelta al marcador con dos tantos de McLeod. La Real Sociedad iba a jugar en cuartos de final ante otro equipo que vestía con rayas horizontales blancas y verdes. El campeón portugués era el Sporting de Lisboa. Los lisboetas se impusieron en la ida por 1-0. Tocaba remontar en Atocha. El campo donostiarra registró un gran lleno y el graderío realizó la suficiente presión como para remontar la eliminatoria. Dos tantos de Larrañaga y José Mari Bakero, que en esta campaña se consolidaron definitivamente en el primer equipo txuri urdin, clasificaron a la Real Sociedad a las semifinales. En ellas, el rival iba a ser el SV Hamburgo, es decir, el campeón de la Bundesliga.

Los jugadores de la Real Sociedad celebran el tanto de Diego Álvarez que empataba el partido y la eliminatoria de la Copa de Europa de 1983.El primer episodio de la eliminatoria se disputó en Atocha. El balance no fue bueno para la Real Sociedad. 1-1 y gracias. Rolff adelantó a los alemanes y Gajate igualó en los últimos minutos. Tocaba hazaña en Hamburgo. Y lo cierto es que la Real estuvo a punto de dar el campanazo y derrotar a uno de los favoritos a hacerse con al corona continental. El otro favorito era la Juventus de Turín que estaba emparejado con el Widzew. Jakobs adelantó al Hamburgo pero Diego Álvarez marcó un gol que igualaba el partido y la eliminatoria. El encuentro se iba a la prórroga cuando Von Hessen marcó y clasificó al Hamburgo, que terminaría ganando el título.

TRANSICIÓN HACIA LA PUERTA DE SALIDA. Tras dos títulos de Liga, la Real Sociedad experimentó un lógico bajón de resultados y de rendimiento en la temporada 82-83. A pesar de ello, la Real Sociedad tuvo tiempo de ganar la primera Supercopa de la historia. Fue al Real Madrid. El cuadro donostiarra recibía al Real Madrid en Atocha en el partido de vuelta. Los blancos habían ganado 1-0 en el Santiago Bernabéu y tenían que defender esta renta el día de los inocentes. Un tanto de Uralde igualó la eliminatoria y la envió a la prórroga. En ella, dos nuevos tantos del delantero vitoriano, que firmó un hat-trick, y otro de López Ufarte sirvieron para poner el 4-0 en el marcador y dar el título a la Real Sociedad.

El triunfo en la Supercopa, la exigencia de la Copa de Europa y la irrupción del Athletic de Javier Clemente distrajeron a los donostiarras de la lucha por el campeonato. La temporada siguiente volvió a ser de transición. Una transición que también se produjo en los despachos de la entidad. Iñaki Alkiza sustituyó en la presidencia a José Luis Orbegozo en la campaña 83-84. Transición y cambios que también afectaron a Alberto Ormaetxea. Tres temporadas después de haber logrado el segundo título de Liga, en las que su equipo había finalizado consecutivamente en séptima, sexta, y, de nuevo, séptima posición, le enseñaron la puerta de salida. El galés John Benjamin Toshack aterrizaba en Atocha procedente del fútbol inglés mientras que Alberto Ormaetxea se marchaba al Hércules sin hacer ruido y por la puerta de atrás. Ya lo decía el eibarrés. Los recuerdos no valen de nada. Curioso lo de Ormaetxea. Tras llevar a la Real Sociedad a ganar dos títulos de Liga, una Supercopa y a alcanzar una semifinal de Copa de Europa se despedía de su casa y casi del fútbol. No sirvieron de nada las 157 victorias logradas en los 324 partidos en los que dirigió a la Real Sociedad. Eran otros tiempos y un británico lucía más para comenzar el proyecto de Alkiza. Más curioso si cabe es el caso de Ormaetxea si lo comparamos con el de Javier Clemente. El rubio de Barakaldo, al igual que el técnico guipuzcoano, ganó dos Ligas, pero le sacó un mayor provecho. Su carrera dura hasta nuestros días mientras que la del fallecido Alberto Ormaetxea acabó su etapa de entrenador en el anonimato del banquillo ilicitano.

Datos del artículo 
Autor: Carlos A.S.
Fecha: 10 de febrero de 2008-02-10 
Fuentes consultadas: Liga de Fútbol Profesional, Athletic Club de Bilbao, Real Sociedad de San Sebastián, Uefa, El País, El Mundo, ABC y Wikipedia.

Hilo musical:
Kula Shaker: K [Columbia, 1996]
Sam Roberts: Chemical City [Universal, 2006]
Ocean Colour Scene: Moseley Shoals [MCA, 1996]