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La primera gran remontada blanca

marzo 5, 2008

Una imagen de celebración de un gol madridista en una de esas noches de remontada en el Santiago Bernabéu.

Real Madrid y AS Roma disputan esta noche –20.45 horas/Canal +- el encuentro de vuelta correspondiente a la eliminatoria de octavos de final de la presente edición de la Liga de Campeones. El cuadro blanco deberá remontar el 2-1 adverso cosechado en el Olímpico romano. Noche grande la que se avecina en el Santiago Bernabéu. La escuadra giallorosa y su capitán Francesco Totti se resisten a ser un equipo secundario en la gran competición continental. Su historia en el torneo es breve, sólo tiene tres Scudettos y hasta creación de Liga de Campeones tan sólo disputó una edición en el antiguo formato de la Copa de Europa. Fue en la temporada 1983—84. Alcanzó la final que se disputó en su propio estadio. Pero la historia de la Roma nunca suele ser un cuento con un bello final. Todo lo contrario. Su enfrentamiento con el Liverpool finalizó con empate (0-0) y los reds sumaron su cuarta Copa de Europa en la tanda de penaltis. El plantel de la Ciudad Eterna espera repetir el buen papel realizado la temporada pasada en la que alcanzó los cuartos de final. Para ello deberá poner a prueba su madurez deportiva ante uno de los grandes del continente. El Real Madrid apela a su jerarquía europea para seguir alimentando el idilio permanente que mantiene con la competición. Pero a parte de su mayor tradición, el Real Madrid también apela a su historia en el Santiago Bernábeu. Esa historia que nos hace retroceder en la particular máquina del tiempo de la memoria a esos épicos duelos de vuelta disputados en las décadas de los 70 y 80 que convirtieron al coliseo madridista en un campo en el que ninguna ventaja lograda en la ida parecía suficiente como para viajar con tranquilidad. Remontadas que dieron pie a conocidas frases como la de “90 minuti en el Bernabéu son molto longo”, de Juanito, o al nacimiento del llamado “miedo escénico”. El inicio de la mística y la litúrgica que acompaña al Real Madrid en casa cada vez que tiene que corregir un traspiés europeo cometido en una salida tiene una fecha de comienzo: 5 de noviembre de 1975. Y un rival: Derby County.

EMPRESAS MENORES. Cuando el vídeo todavía no había matado a la estrella de la radio, el fútbol era bien diferente. Sobre todo cuando hablamos de enfrentamientos europeos. El nivel de conocimiento del rival era infinitamente menor al que hoy en día se puede tener. Los equipos se solían conocer poco entre sí. Gran parte de las referencias se debían a anteriores enfrentamientos europeos o a partidos de selecciones. Contrarrestar la táctica del contrario era una práctica menos habitual y los equipos buscaban explotar sus puntos fuertes, eso sí, siempre partiendo de una cierta seguridad defensiva. Por este gran desconocimiento, que aumentaba en grado exponencial cuando se hablaba de conjuntos de países de más allá del telón de acero, provocaba duros reveses a domicilio a los grandes clubes del continente. De esta manera no era raro ver al Real Madrid, Benfica, Inter o Milan hincar la rodilla en sus visitas. Estas derrotas propiciaban emocionantes encuentros de vuelta. Ciñéndonos a la historia blanca. Las remontadas comenzaron con la propia Copa de Europa. La primera de ellas tuvo se produjo en la temporada 1959-60. El Real Madrid caminaba con paso firme hacia su quinta Copa de Europa, pero en cuartos de final tuvo que deshacerse del Niza. El 3-2 en la ida inquietó al conjunto blanco, aunque terminó ganando por 4-0 en Madrid. En la 1965-66 fue el Feyenoord el que vivió otra de esas grandes noches europeas del Real Madrid. No pudo defender el 2-1 de la ida. Es más, acabó goleado por 5-0. Tras los holandeses llegó el Anderlecht que también probó la medicina madridista. 1-0 en Bélgica. 4-2 en el Santiago Bernabéu. Otros enfrentamientos, como los producidos ante Bayern de Munich, Rapid de Viena o Cardiff, comenzaron a alimentar esta leyenda de las remontas blancas. Pero el mito comenzó a edificarse un 22 de octubre de 1975. El Real Madrid disputaba la ida de los octavos de final de la Copa de Europa. El sorteo le había aparejado con el Derby County inglés.  Escudo Derby County FC.

LOS CARNEROS. La historia del Derby County no es ajena a la leyenda. Un más que modesto club inglés que en los primeros años de la década de los 70 irrumpió con fuerza y por sorpresa en la First Division. Su irrupción se saldó con la consecución de dos títulos ligueros: 1971-72 y 1974-75. Esta explosión del Derby County en buena medida se debió a Brian Clough. Un controvertido técnico, de fuerte carácter, declaraciones contundentes y alcohólico. Una figura que llevó al Derby County al título de Liga y que posteriormente terminaría alzando dos Copas de Europa con el Nottingham Forest. El entrenador inglés cogió a los carneros en la Second Division. El Derby County era un conjunto de la zona baja. A sus espaldas no había una gran historia. Tres subcampeonatos de First Division [1896, 1930 y 1936] y una victoria en la FA Cup de 1946 que le ganó al Charlton Athletic. De hecho, en la primera temporada de Clough en el banquillo del Baseball Ground el equipo peleó por no perder la categoría. En la siguiente logró el ascenso y en la primera temporada en First Division finalizó en cuarta posición, aunque no debutó en competiciones europeas debido a problemas financieros.  

Tras una temporada de transición, estamos hablando del curso 1971-72, el Derby County ganó la Liga. Ganó el título en dura pugna con los tres equipos ingleses más importantes del momento: Leeds United, Liverpool y Manchester City. Su primera participación en la Copa de Europa no pudo ser más estimulante. En primera ronda le tocó medirse con el Benfica de Eusebio. McFarland y Todd pararon la ofensiva de las águilas. El conjunto inglés logró tres tantos [McFarland, Hector y McGovern] en la primera mitad y con esa renta se marchó a Lisboa. 0-0 en la vuelta. El Derby County iba a alcanzar las semifinales tras deshacerse del campeón checo en cuartos. En ellas iba a disputar una más que electrizante y polémica eliminatoria con la Juventus de Turín. Los ingleses se quejaron del arbitraje recibido en el Comunale en la ida. El Derby cayó por 3-1. Y eso que Hector llegó a igualar la contienda antes del descanso. Dos goles en la segunda parte, en buena media gracias al buen trabajo del alemán Helmut Haller, acercaron a la Juventus a la final de Belgrado. Además, el Derby County perdía para la vuelta Archie Gemmill y Roy McFarland, que en Turín vieron la segunda amarilla en la competición. Brian Clouch se despachó a gusto al llamar “bastardos tramposos” a los italianos. La vuelta concluyó 0-0. Davies fue expulsado y Hitton marró un penalti.

El triunfo liguero del Derby County se repitió en la campaña 1974-75. Esta vez no fue con Brian Clough en el banquillo. El controvertido técnico abandonó la entidad en 1973 junto con su segundo entrenador, Peter Taylor, por diferencias con la Junta Directiva del Derby County. La dirección optó por situar en el banquillo a toda una institución del fútbol inglés y ex jugador del County: Dave MacKay. El ex de los rams y de los spurs inició su carrera como entrenador en el banquillo del Baseball Ground. Con MacKay remontó el vuelo en Liga, se clasificó para la Copa de la Uefa [en la que en segunda ronda eliminó en los penaltis al Atlético de Madrid y cayó en tercera ante el Velez Mostar] y, sobre todo, ganó el título de la First Division al curso siguiente. Campeón por delante del Liverpool, que ya apuntaba el gran equipo que estaba formando y que iba a dominar Inglaterra a finales de la década de los 70. 

Tras superar al Slavia de Praga en primera ronda, en segunda el bombo deparó un Derby County vs Real Madrid. Alegría en el Baseball Ground ya que iban a ver al denominado ‘Rey de Europa’. Y es que los seis títulos de Copa de Europa del club blanco imponían mucho entonces. El 22 de octubre de 1975 el Real Madrid recibió un severo correctivo en Derby. “El Derby County es lo suficientemente bueno como para ganar la Copa de Europa. Eso es lo que dejó ver en su brillante victoria de la última noche ante el Real Madrid. Puede ganar mediante el método de Dave MacKay, glorioso, fácil y fluido fútbol surgido de las lágrimas de los intestinos de los equipos continentales”. Así comenzaba la crónica del partido escrita por Gerald Mortimer. El Real Madrid recibió todo un baño. Aquel Real de los Pirri, Camacho, Amancio, Del Bosque, Netzer y Breitner. George inició el recital de los rams a los siete minutos de encuentro y también él fue el encargador de poner el 2-0 en el marcador, pero los blancos recortaron distancias en el 25’. Pero al descanso los rams se fueron con un 3-1 gracias a David Nish. En la segunda mitad el Real Madrid buscó un gol que recortase distancias, lo encontró pero fue anulado por el juez de línea. Un juez de línea que curiosamente era mismo linier que en 1966 dio como válido el gol de George Hurst en la final del Mundial de Inglaterra. A falta de 12 minutos para la conclusión, George, de nuevo desde el punto de penalti, hizo el 4-1 definitivo. Los blancos se quejaban de la actuación de Ivanov pero tocaba remontar en el Bernabéu.

Roberto Mart�nez marcando uno de los dos tantos que hizo en el Real Madrid 5-Derby County 1NOCHE DE GALA. El Real Madrid no quería marcharse de su competición favorita por la puerta de atrás, eliminado por todo un recién llegado. El conjunto merengue tiró de la que históricamente ha sido su mejor arma: el carácter ganador. Este martes, el diario AS publicaba una entrevista con Mandiá, técnico del Castilla, en el que decía que el público del Real Madrid sólo concibe dos maneras de ganar: jugando bien o a través de la pelea y el no rendirse. En estos casos en los que hay que rendir, el jugar bien se pone de lado y surge el aspecto más combativo del club de Concha Espina. Ese carácter ganador y ese dejarse la piel en el campo que tanto agrada a la grada del Bernabéu, han convertido en objetivo de la crítica de la afición a aquellos jugadores que no han poseído estos valores. Garra y combatividad que también exhibió el Derby County pero que, como dijo el ya citado Gerald  Mortimer en su crónica de este partido, «no fue suficiente». Los de MacKay querían clasificarse para los cuartos de final. Precisamente su casta y combatividad hicieron mayor la gesta blanca. El honor del caído sirve para la mayor gloria del vendedor.  100.000 espectadores se dieron cita en el Santiago Bernabéu. Miljan Miljanic, el por entonces entrenador del Real Madrid, antes de saltar al césped dirigió estas palabras a sus jugadores: “La pelota tiene que ser nuestra porque necesitamos marcar un gol rápido. El primer partido lo perdimos nosotros, ahora nos toca ganar. Limítense a hacer lo que saben hacer, con eso bastará”. Dicho y hecho. Una combinación entre Breitner, Netzer y Camacho llevó el esférico al interior del área británica donde Santillana peinó el balón y Roberto Martínez lo envió al fondo de la meta defendida por Boulton. Con 1-0 se llegó al intermedio. El reloj corría rápido. El tridente blanco compuesto por Amancio, Santillana y Roberto Martínez inquietaba la portería inglesa con sus remates pero no lograban hacer el segundo. Roberto Martínez lo hizo a los 51’ gracias a un error de Boulton. Faltaba un gol para completar la remontada. Y llegó cinco minutos después, cuando Santillana, luciendo su espectacular juego aéreo, cabeceó a la red un centro de Netzer. Delirio blanco en el graderío. 

Santillano exhibiendo su poder�o aéreo ante la zaga del Derby County.Alegría que tornó en tristeza en el minuto 62. Cuando George hizo el 3-1. De nuevo hacía falta un gol, pero esta vez para forzar el tiempo suplementario. Al Real Madrid le entraron las prisas. No concretó ocasiones hasta que en el minuto 80 Amancio fue derribado en el área por McFarland tras una jugada personal. Se dice que el propio Amancio le dijo a Pirri: “Tíralo tú, Pepe, que yo no puedo”. 4-1. Y a la prórroga. La emoción era máxima. Dos equipos batiéndose con honor y ardor por un hueco en los cuartos de final de la Copa de Europa. La afición madridista comprendió lo que estaba en juego y comenzó a empujar a los suyos hacia la victoria. Una afición que alcanzó el éxtasis en el minuto 100 del partido. El Real Madrid, por orden del entrenador balcánico, cercó la portería inglesa y cargó con todo en busca del gol que le diese la clasificación. Estaba finalizando la primera parte del tiempo suplementario cuando Del Bosque se internó en el campo del Derby County, bombeó un centro a la cabeza de Santillana, quién en una habilidosa acción burló al defensor inglés con un sombrero, y sin dejar que el cuero tocase el verde fusiló a Boulton. Santillana, que llegó al partido arrastrando molestias del último encuentro liguero disputado en Mestalla, certificó su gran actuación anotando el quinto tanto de la noche. Fue uno de los grandes artífices de la primera gran remontada madridista. Dominó el juego aéreo, se impuso en esta lid a los centrales ingleses, y se convirtió en el referente ofensivo blanco durante todo el encuentro. Al final del choque declaró: “Estoy loco de alegría con los goles que marqué, pero el mérito hay que apuntarse a los compañeros”.

 

Aquel 5 de noviembre de 1975 comenzaron las grandes remontadas europeas del Real Madrid. El Real Madrid enseñó ese espíritu de no rendirse, de luchar hasta el final que ha sido imprescindible para completar otras épicas remontadas [Oporto, Rijeka, Anderlecht, Borussia Monchengladbach, Estrella Roja o Bayern de Munich].

 

Raúl, celebrando uno de los goles que marcó en el último Real Madrid-AS Roma disputado en el Santiago Bernabéu.EL RETO ROMANO. La remontada de esta noche no es tan exigente como la que el cuadro merengue requería aquel 5 de noviembre de 1975. La renta de la Roma es de un gol ya que ganó en la ida por 2-1. Un 1-0 clasificaría a los blancos que presentan un buen balance ante los conjuntos italianos. 24 eliminatorias disputadas, 17 clasificaciones para los blancos y siete eliminaciones. También apela al Bernabéu. Sabe que el aliento de la grada hoy no faltará. La siempre exigente afición madridista sabe que el de hoy no es un partido más. Es un encuentro en el que se pone en juego la propia historia blanca y, sobre todo, seguir avanzando en esa competición que tanto atrae en Concha Espina. Por ello, esta noche el público disculpará un mal pase, un despiste, un juego más emotivo que técnico, todo en beneficio del triunfo. Si hay casta, el Bernabéu estará siempre del lado de su equipo. El Real Madrid debe sacar su orgullo y éste tirará del carro de la afición. Pero con la afición no va a valer para intimidar a la Roma. El cuadro gialloroso llega a Madrid tras ver cómo han aumentado sus opciones al título de la liga italiana. El Inter perdió en la última jornada, la Roma goleó al Parma y ahora más que nunca cobra importancia el empate in-extremis que lograron los interistas ante los romanos hace una semana en San Siro. Seis puntos separan a la Roma del primer puesto. Un distancia considerable, mayor aún si tenemos en cuenta la solidez del Internazionale en los últimos campeonatos de la regularidad, por ello, la Roma también sabe que su temporada se juega hoy. Eliminar al Real Madrid y acceder a cuartos de final enderezaría la temporada y, sobre todo, ilusionaría a la afición romana, que también sueña con hacer algo grande en Champions League y sacarse la espina de aquella final perdida ante el Liverpool.

 

Pero al Real Madrid también le va a ser difícil doblegar a la Roma por el propio estilo transalpino. Vertical, dinámico, siempre con la intención de llegar a la meta rival con la mayor rapidez posible y si es con pocos toques mejor que mejor. Hay que llegar rápido arriba y en carrera para aprovechar la velocidad y habilidad de Totti y Mancini. Pero la Roma también va a ser difícil de doblegar porque este plantel sabe lo que es ganar en el Bernabéu. Lo hizo gracias a un tanto de Totti en la fase de grupos de la Liga de Campeones de la temporada 2002-03. El triunfo gallioroso fue en un día especial. La primera vez que Vicente del Bosque alineaba desde el inicio a sus cuatro galácticos de entonces: Raúl, Figo, Zidane y Ronaldo, que acaba de aterrizar en la entidad madridista. Un año antes ya había arrancado un empate (1-1) en el feudo blanco. En su última visita, pese a la derrota final por 4-2, también complicó la existencia al Real Madrid. Aquel encuentro sirvió para que los aficionados españoles tuvieran su primera toma de contacto con un joven italiano, de la cantera romanista, que marcó el primer gol del encuentro a los tres minutos: De Rossi. Cassano, que posteriormente terminaría vistiendo de blanco, hizo el 0-2 en el 21’. Aquí comenzó otra remontada blanca. Gracias al trabajo de Raúl, que acabó extenuado un partido en el que fue el autor del primer y tercer gol local y en el que además fue objetivo del penalti que transformó Figo para hacer el 3-2. Al final, 4-2 gracias a un gran gol de Roberto Carlos.


Datos del artículo
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Autor: Carlos A.S.
Fecha: 05 de marzo de 2006 
Fuentes: Real Madrid.com, Derby County website, As, Marca, El Pais, BBC, Uefa, Wikipedia, The Rams.co.uk, DCFC History Page del editor Darren Holden, The FA, Soccerbase, y Sporting Heroes. 
Imágenes: Real Madrid.com
Vídeos: YouTube 
Hilo musical: Howlin Rain: Magnificent Friend [Birdman, 2008].   

El ‘hype’ parisino

febrero 17, 2008

El contrato con Canal + favoreció el crecimiento del París Saint Germain que volvió a poner a la capital gala en el mapa del fútbol francés y continental. De la mano de Artur Jorge se granjeó un nombre en las competiciones europeas a costa de eliminar al Real Madrid consecutivamente en Copa de la Uefa (1993) y Recopa (1994). Una campaña después también fue el verdugo del último Barça de Cruyff que se asomó a la Copa de Europa. A pesar de sus buenas actuaciones ante los ‘grandes’ de Europa, su único título fue la Recopa de 1996 tras imponerse por 1-0 al Rapid de Viena. Pero sus resultados fueron reflejo del buen plantel que formó el club parisino a mediados de la década de los 90. Del PSG salieron dos notables jugadores como David Ginola y, sobre todo, George Weah, que ganó el Balón de Oro en 1995 siendo el primer no europeo en ganar este galardón. Además, en sus filas también destacó un guardameta de grandes paradas como Bernard Lamá, vimos la trayectoria europea del brasileño Raí y cocimos las primeras hazañas internacionales de Luis Fernández en un banquillo. Un fenómeno que, como buen hype, duró poco –cinco temporadas- pero hizo mucho ruido mediático, gracias a contar por detrás con la maquinaria de Canal + Francia.

Escudo del PSG.

UN CLUB NUEVO. En términos musicales, cuando se habla de ‘hype’ se habla de un grupo que está de moda gracias a un buen trabajo de marketing, que provoca una sobre cobertura mediática que hace que el producto tenga una gran publicidad independientemente de su calidad. La necesidad de novedad que se ha instalado en la sociedad occidental se estremeció con la llegada a la élite del PSG. Un producto nuevo, detrás del cuál se ocultaba Canal + Francia y que estaba dirigido desde el palco por Michael Denissot. El Paris Saint Germain se hizo un hueco en la aristocracia del fútbol continental en la década de los 90. El club parisino, a diferencia de históricos como Real Madrid, FC Barcelona, Bayern de Munich, Liverpool o Juventus de Turín, no era un club veterano. Ni mucho menos. Su fundación data de finales de los años 70. Su aparición en el escenario futbolístico se debió a que la capital gala se quedó sin equipo. Su primer nombre fue el de París FC, aunque posteriormente mudaría su denominación a la de Paris Saint Germain.

A pesar de que durante la década de los 80 tuvo algunas buenas temporadas. Dos Copas (1982 y 1983), en la primera de ellas con Ardiles en el plantel, y una Liga (1986), con Gerard Houllier en el banquillo, dieron el respaldo necesario al proyecto capitalino. El espaldarazo definitivo llegaría de la mano del operador televisivo Canal +. La colaboración con la cadena televisiva fue decisiva para que el PSG pudiera competir con el Olimpique de Marsella. El conjunto mediterráneo era el gran dominador del campeonato de Liga francés. Había ganado las cuatro últimas ligas (1989, 1990, 1991 y 1992) y había disputado la final de la Copa de Europa de 1991, que perdió en los penaltis con el Estrella Roja de Belgrado. Durante estos años, por las filas marsellesas habían desfilado jugadores del calibre de Enzo Francescoli, Chris Waddle, Jean-Pierre Papin, Tiganá, Stojkovic, Abeddí Pelé, Didier Deschamps, Barthez, Bolí o un joven Eric Cantoná, que no gozó de las simpatías de los técnicos marselleses y debido a su temperamento tuvo que emigrar a Inglaterra sin triunfar en su tierra natal.  En la temporada 92-93 el París Saint Germain comenzó a dar muestras de su potencial. De momento su plantel no podía equiparse al del todopoderoso Olimpique de Marsella de Bernard Tapie, que en esta temporada ganó la Liga de Campeones al AC Milan en el Olímpico de Munich, pero se quedó a dos puntos de los marselleses en el campeonato de la regularidad. En el cuadro capitalino destacaban Lamá, Paul Le Guen, un joven Ginolá, los brasileños Ricardo y Valdo  más los delanteros Nouma y Weah. Es cierto que el PSG no tenía una plantilla para competir con el Olimpique pero decidió contratar a un técnico de prestigio continental. El portugués Artur Jorge se hizo con las riendas del conjunto parisino. Artur Jorge había ganado la Copa de Europa con el Oporto en 1987.

Artur Jorge.El técnico, que se caracterizaba por el gran bigote que portaba, era un técnico conservador. Sus equipos hacían del contragolpe un arte. En el PSG encontró en Valdo al lanzador que necesitaba y a Ginolá el hombre de banda con desborde que necesitaba para poner centros a Weah y Noumá. Habitualmente solía formar con defensa de cinco, donde solían formar Ricardo, Kombouaré, Roche –que posteriormente terminaría su carera en las filas del Valencia que alcanzó dos finales de Liga de Campeones- Le Guen y Colleter. Su zaga fue la tercera menos goleada durante la Liga. Pero el gran día del PSG fue el encuentro de vuelta de la eliminatoria de cuartos de final de la Copa de la Uefa que le enfrentó al Real Madrid de Benito Floro un jueves 18 de marzo de 1993. El conjunto blanco llegaba a la capital parisina con una renta de dos goles (3-1) que había logrado en la ida gracias a un extraño final de encuentro. Con 2-1 Buyo realizó una gran parada que evitó la igualada francesa. En el contraataque Míchel falló un gol clamoroso en línea de gol, pero el colegiado de la contienda pitó un extraño penalti. El propio Míchel ejecutó el lanzamiento pero topó con Lamá que repelió el cuero. El centrocampista blanco se tiró para con el esférico, lo hizo y marcó un esperanzador 3-1.

Instantánea del cabezazo que originó el cuarto gol del PSG ante el Real Madrid en 1993.

¡VAYA NOCHE LA DE AQUEL DÍA! El Parque de los Príncipes, campo poco propicio para el club madridista que en este escenario en 1981 perdió una final de Copa de Europa ante el Liverpool. El Real Madrid todavía sufría las consecuencias de la primera de las llamadas ligas de Tenerife y vivía a la sombra del FC Barcelona, que en la temporada anterior había ganado su primera Copa de Europa. Por ello, la presidencia blanca optó por contratar a un prometedor técnico nacional. Benito Floro, que en el curso anterior había debutado en Primera con el Albacete, era un estudioso del fútbol. Sus ideas mamaban del Milan de Sacchi. Rápidamente puso de moda un vocabulario táctico que no era habitual en el Real Madrid, la Quinta del Buitre vivió más de su inspiración y talento que de la pizarra. Su 4-4-2, con defensa en zona, la presión, el achique de espacios, eran conceptos prácticamente desconocidos en Concha Espina. Desde el mes de enero el Real M adrid experimentaba una mejora en su juego y parecía que los jugadores habían asimilado los conceptos tácticos de Benito Floro. Habían recortado puntos al Barça, del que le separaba tan sólo uno. A pesar de sus buenos resultados, el Real Madrid llegaba a París tras ceder un empate en el Bernabéu ante el CD Logroñés que le había desbancado del coliderato de Primera. 

El encuentro fue histórico para el Paris Saint-Germain y, sobre todo, sirvió para poner el nombre de PSG en el mapa del fútbol continental. El conjunto de Artur Jorge fue superior al Real Madrid. Los parisinos fueron a por el partido desde el principio. Robaron la posesión del balón al conjunto de Floro y el Real Madrid prácticamente no compareció ante Lamá hasta el final del encuentro cuando ya estaba apeado. A pesar del 4-1 final, la primera parte tan sólo dejó un gol. Un tanto necesario para que el cuadro local no perdiese la fe. En la segunda mitad, Ginolá y Weah eran una pesadilla para la zaga blanca. Especialmente mención fue el descosido que Ginolá le hizo a Nando en el lateral derecho. A pesar del vendaval local, el Real Madrid aguantó el 1-0 hasta el último cuarto de hora. Cuando parecía que el PSG había perdido fuelle y se resignaba a una honrosa eliminación ante uno de los grandes del fútbol mundial, un disparo al palo de Bravo cambió el curso del choque. El PSG volvió a creer en la remontada y enseñó el abismo al Real Madrid. Ginolá hizo el 2-0, poco después Valdo firmó el 3-0. Al Madrid sólo le quedaba el milagro de forzar la prórroga. Y lo hizo. El partido estaba loco y Zamorano acertó con la portería de Lamá sobre el descuento. 3-1. El tiempo extra estaba servido, pero la locura del tramo final alcanzó su cota más alta con un cabezazo de Kombuaré que superó a Buyo. 4-1.

La experiencia europea del PSG no iba a prolongarse mucho más en esa temporada. La Juve de Trapattoni esperaba en semifinales. El conjunto piamontés, que se había clasificado tras  eliminar al Benfica, vivía una mala temporada, lejos de la lucha por el título y sintiéndose inferior al Milan, veía en la Uefa la única manera de salvar la temporada. Paradójicamente a los mala temporada, la Juve estaba disfrutando del buen momento que vivía Roberto Baggio. La Juve sufrió en Delle Alpi, ganó 2-1, pero en la vuelta su mayor experiencia fue vital para volver a ganar, esta vez por 0-1, y clasificarse para la final, que terminaría ganando al Borussia de Dortmund (1-3 y 3-0). El primer título de la década de los 90 no se haría esperar. Fue esa misma temporada en la Copa de Francia.

Ra� con la camiseta del PSG.LA NUEVA SENSACIÓN BRASILEIRA
. La dimensión mediática del hype parisino cobró gran importancia en 1993. No fue por la Copa, ni por su subcampeonato liguero, no. Fue por sus victorias ante el Real Madrid. Sí, he dicho victorias en plural. A la eliminación liguera hay que sumarle otro triunfo de gran repercusión mediática. Entre medias de la disputa de los cuartos de final de la Uefa, PSG y Real Madrid disputaban otro partido de gran interés. Ambas entidades estaban como locas por firmar a la nueva sensación que había explotado en Brasil. Raí Souza de Oliveira, futbolísticamente conocido como Raí, era el cerebro del Sao Paolo de Telé Santana que conquistó dos copas Libertadores (1992 y 1993). Pero, sobre todo, el Sao Paolo llamó la atención por ser el verdugo de los dos grandes equipos del fútbol europeo de principios de los años 90:  FC Barcelona y AC Milan. Fue en sendas Intercontinentales. 2-0 al Barça y 3-2 al Milan. En ese equipo, además de Raí, también figuraban: Cafú, Adilson, Vítor –que tuvo un paso fugaz por el Real Madrid-, Müller, Leonardo y Toninho Cerezo, que en el Sao Paulo apuraba sus últimos días de fútbol tras su periplo europeo.
 

Raí, que también ocasionó una puja entre Real y Atlético así como contó con ofertas del Calcio, prefirió el París Saint-Germain porque el campeonato francés era más tranquilo que el español e italiano. Al brasileño le asustaba la presión. Además el PSG fue el único club que se decidió a abonar los 500 millones de pesetas que pedía el Sao Paulo para traspasar a Raí.. Con Raí el PSG reforzaba su estructura ofensiva. Un jugador de clase y calidad para crear el juego ofensivo parisino. Weah y Noumá ya contaban con el pasador que necesitaba, mientras que Raí siempre iba a tener a Ginolá y Valdo ensanchando el campo y a Le Guen protegiendo sus espaldas. El PSG estaba en disposición de asaltar el trono de un Olimpique de Marsella. Ocho puntos mediaron de diferencia entre ambos. Ocho puntos que dieron el título a los parisinos, el segundo tras el de 1986.

Pero, de nuevo, Europa iba a ser el terreno donde el PSG logró una mayor repercusión. Repercusión que, recordemos, es trascendental para todo hype que se precie y, sobre todo, si se tiene a Canal + detrás. De nuevo, el Paris Saint-Germain iba a medir fuerzas con el Real Madrid. De nuevo, en los cuartos de final aunque en esta ocasión de la Recopa. El Real Madrid de Benito Floro había ganado la Copa de 1993, lo que permitió la continuidad del proyecto del ex técnico del Albacete. La temporada 93-94 no estaba siendo buena para el Real Madrid. En Liga estaba casi desahuciado, ya que el campeonato se había convertido en un mano a mano entre FC Barcelona y Deportivo de la Coruña. En Copa, el Tenerife de Valdano, otra de esas espinas que se le clavó al Real Madrid de principios de la década de los 90, había eliminado a los blancos tras ganar por 0-3 en el Santiago Bernabéu.

Cromo en la etapa parisina de David Ginola.OTRA SEMIFINAL.
La Recopa era la tabla de salvación madridista. Una competición el la que los blancos competían en tercera ocasión. En las dos anteriores había alcanzado la final aunque no había ganado el título ya que cayó ante Chelsea (1971) y Aberdeen (1983). Como en la temporada anterior, el asalto de ida de la eliminatoria se iba a dirimir en el Santiago Bernabéu. El Real Madrid no llegaba en un buen momento, Benito Floro era cuestionado, Iván Zamorano no marcaba desde el 5 de diciembre de 1993, Hierro estaba sancionado y Martín Vázquez caía lesionado en Tenerife e iba a causar baja para recibir al PSG. El miedo escénico del Bernabéu, la necesidad de venganza y la historia del Real Madrid eran los únicos argumentos a favor de un conjunto blanco que todavía tenía en la retina la eliminación a manos parisinas del curso anterior. A falta de fútbol, el Madrid enseñó la garra. Tiró de orgullo y corazón. Gozó de buenas ocasiones durante la primera mitad, especialmente un palo de Zamorano y un cabezazo de Ramis que bajo palos despejó la defensa francesa, pero poco a poco fue víctima de la fatiga y de Ginolá. El jugador del PSG se consagró con su actuación en el Bernabéu. Desatascó a su equipo, fue su mejor hombre a la contra, se burló de Sanchis y Lasa para servir en bandeja el gol a Weah. Un Weah que llegaba al Bernabéu discutido. En las últimas semanas era suplente. Pero su gol en Madrid le sirvieron para hacerse con la titularidad y fue el punto de inflexión de su carrera. Ese día nació el gran Weah que se destaparía en las siguientes temporadas.

El 0-1 dejaba la eliminatoria encarrilada para el PSG, pero todavía quedaba la vuelta. Un partido de vuelta que no iba a tener a Benito Floro como entrenador de los blancos, sino a Vicente del Bosque. Los malos resultados y las dudas, unidos a una espectacular bronca de Benito Floro a la plantilla en el descanso del encuentro de liga ante el Lleida que fue difundida por las cámaras de Canal +, le costaron el puesto a Floro cuatro días después de la derrota en la Recopa. No era la mejor noticia posible para un Real Madrid que visitaba el Parque de los Príncipes, justo un año después de su eliminación en la Copa de la Uefa.  El conjunto blanco gozaba de ese espíritu que muestran los equipos cuando el técnico es relevado. Generosidad, esfuerzo colectivo y solidaridad fueron las armas del Madrid de Vicente del Bosque. Butragueño marcó el 0-1 que dio esperanzas de remontar la eliminatoria. Ginolá volvió a ser el jugador decisivo. Fundió a Velasco, un joven lateral derecho que disputaba sus primeros partidos con el Real Madrid. Ricardo, en el saque de una falta en la que Buyo no estuvo muy acertado, empató (1-1) el duelo y puso fin a la rebelión blanca. El PSG se clasificaba para semifinales y el Real Madrid veía como un ciclo llegaba a su fin..

Al igual que le pasó en la Uefa, el PSG iba a caer eliminado de las semifinales de la Recopa por el que equipo que terminaría alzando el trofeo continental. El Arsenal de George Graham vivía sus últimos días de gloria, buscando títulos fuera de una Premiere League en la que el United comenzaba su reinado. Ian Wright adelantó a los gunners en el Parque de los Príncipes, pero Ginolá, que seguía en un gran estado de forma, empató. La vuelta se decidió por un solitario tanto del central Kevin Campbell. El Arsenal terminaría ganando la Recopa gracias a un gol de Alan Smith en la final ante el Parma italiano, equipo que defendía el título.

George Weah con la camistea del PSG en el partido de vuelta de cuartos de final de la Copa de la Uefa disputado en Par�s ante el Real Madrid.EL ESTRENO EN LA CHAMPIONS. Tras disputar las semifinales de la Copa de la Uefa (1983) y de la Recopa (1994), el PSG iba a tener la oportunidad de debutar en la Liga de Campeones gracias al título de liguero que había logrado en el curso anterior. De nuevo fue Europa la que favoreció al hype parisino. Seis triunfos en seis partidos en la fase de grupos, donde destacaron las dos victorias logradas ante el Bayern de Munich (2-0 y 0-1), le dieron la ventaja de campo para la eliminatoria de cuartos de final. La suerte deparaba otro equipo español. En esta ocasión el FC Barcelona de Johan Cruyff que buscaba salvar la temporada a través de la competición continental. El cuadro azulgrana vivía el peor momento de la era Cruyff. Después de ganar cuatro ligas, este año estaba lejos de la lucha por el título y además todo parecía indicar que el campeón sería su máximo rival, el Real Madrid. Además, en la temporada anterior había perdido la final de la Liga de Campeones ante el AC Milan de Fabio Capello. Laudrup se había marchado al Real Madrid en verano y Romario fue traspasado en el mercado invernal. Su sitio fue para Igor Korneiev, un ex jugador del FC Barcelona que fue el encargado de adelantar al FC Barcelona ante el PSG en el duelo de ida. El equipo de Luis Fernández, histórico jugador del PSG que había relevado en el banquillo a Artur Jorge, se vistió con la piel de cordero, a pesar de ser el equipo más goleador y el segundo menos goleado. Además, la eliminatoria contaba con el atractivo de ver sobre el césped a los tres balones de oro –Europa, América y África- del último curso. Stoichkov, Raí, que no salió como titular, y Weah.

El PSG fue superior al Barça durante la primera mitad pero no sacó rédito de su superioridad. En el arranque de la segunda Korneiev adelantó a los azulgranas gracias a un fallo de Lamá. Pero allí estaba Weah para igualar la eliminatoria. Nada más marcar el Barça, dos acciones del liberiano estuvieron cerca de acabar en el 1-1, pero el gol no llegó hasta una acción a balón parado. Un clásico. Saca Ricardo, Weah marca.  

De nuevo, el Parque de los Príncipes de París iba a ser escenario de un choque histórico entre el PSG y un equipo español, esta vez el FB Barcelona. De nuevo, el equipo español era el que se encontraba contra las cuerdas. Y, de nuevo, y es que la historia del hype parisino está llego de constantes ‘de nuevo’, el PSG y el Parque de los Príncipes iban a dar carpetazo a un ciclo de un equipo español. París fue la tumba de la Quinta del Buitre un año antes e iba a serlo del ciclo Cruyff. Bakero adelantó a los azulgranas. De nuevo, Ginolá y Weah, que estrellaron lanzamientos en los postes de Busquets, fueron una pesadilla pero el encargado de finiquitar al Barça fue Raí. Desde su posición en el medio del campo, ejerció de inesperado tercer delantero. Creó juego y decidió en el área rival. Decidió con el empate. Igualada que, de nuevo, llegó en una jugada a balón parado. Marca del PSG. Un córner y cuarto tanto en Liga de Campeones que lograba de saque de esquina el PSG. Guerin, a falta de siete minutos, hacía el 2-1 que evitaba la prórroga. El conjunto de Luis Fernández se clasificaba para las semifinales, donde estaba vez no iba a caer con el campeón final, sino con el campeón en curso. El Milan de Capello batió a los parisinos en el Parque de los Príncipes (0-1) y en San Siro (2-0).

Daniel Bravo en la final de la Recopa de 1996.CAMBIOS QUE LLEVARON A LA RECOPA DE 1996. El hype era completo. El PSG era el equipo de moda en Europa. Un club joven que era capaz de pintar la cara a los grandes del continente. Se ganó la simpatía de muchos seguidores del fútbol y, lo que es más importante, se hizo un hueco en la información deportiva. Pero esa repercusión tiene un precio. En este caso el precio fue las ventas de los dos jugadores más destacados del PSG: David Ginola –traspasado al Newcastle United por 2,5 millones de libras- y George Weah –vendido por 5 millones de libras al AC Milan-. La temporada de ambos fue excepcional. Más en el caso de Weah que a finales de 1995 recibió el Balón de Oro de France Football, siendo el primer no europeo en recibirlo.  

A pesar de estos cambios, el PSG reforzó la parcela ofensiva con Youri Djorkaeff –Mónaco-, Patrice Loko –campeón de la Liga con el Nantes-, el delantero centro panameño procedente del Cagliari Dely Valdés y con el ascenso al primer equipo de un joven canterano llamado Nicolás Anelka, que a comienzo de 1997 fue vendido al Arsenal de Arsene Wenger. Un equipo que iba a brillar especialmente en la Recopa. Su campaña en la Recopa tuvo lustre. Tras deshacerse del Molde en la primera ronda, le tocó el Celtic de Glasgow, a quien eliminó tras imponerse en los dos partidos (1-0 y 0-3). En cuartos el rival iba a ser el Parma. El conjunto parmesano fue otro de los grandes animadores de la década de los años 90. Fue animador tanto en el Calcio, aunque nunca llegó a aspirar realmente al Scudetto salvo en la campaña 1994/95, pero sí ganó varias Copas, y también fue animador en Europa. Ganó la Recopa de 1993, perdió contra el Arsenal la de 1994, y quería volver a probar las mieles del triunfo en esta competición. En la ida se impuso por 1-0 gracias a un gol de Stoichkov, por lo que, de nuevo, tocaba remontar unos cuartos de final en el Parque de los Príncipes. Y así lo hizo el PSG. Aunque con sufrimiento. Raí igualó la eliminatoria pero Melli puso un 1-1 que hacía que los parisinos necesitasen dos goles para clasificarse a una semifinal europeo por cuarto año consecutivo. Loko puso la esperanza y, de nuevo, Raí marcó para acceder a las semifinales. 

Después llegó el turno del Deportivo de la Coruña de Jabo Irureta. Djorkaeff fue el factor que desequilibró el duelo con dos goles. Uno espectacular en Riazor que dio el triunfo a los parisinos (0-1) y otro en la vuelta que también dio la victoria al PSG (1-0). El PSG volvía a hacer historia, de nuevo, a costa de un club español. El PSG estaba en la final. En ella iba a medir fuerzas con el Rapid de Viena, el conjunto austriaco acababa de dar un buen repaso al Feyenoord en semifinales. En la escuadra centroeuropea destacaba un delantero de gran envergadura, Jancker, que posteriormente hizo carrera en el Bayern de Munich. El París Saint-Germain era el favorito para el triunfo en Bruselas y cumplió con los pronósticos, aunque no con la claridad que se suponía. 1-0, gol de N’Gotty que empalmó un disparo tras el saque en corto de una falta por parte de Djorkaeff. El esférico tocó en Schöttel y despistó al guardameta Konsel, quien curiosamente había disputado la última final europea del Rapid en 1985.

Leonardo ante Ronaldo en la final de la Recopa de 1997.LA HISTORIA NO SE REPITIÓ. El PSG había alcanzado su mayor cota de popularidad en el viejo continente. El título de la Recopa daba el espaldarazo definitivo al PSG. Parecía que los parisinos habían llegado a la élite para quedarse. Pero, como suele pasar con todos los fenómenos mediáticos, el hype se desinfló. Antes de desinflarse tuvo momento para entonar el último canto del cisne parisino. Volvió a ser en la Recopa ya que fue vapuleado por partida doble por la Juventus de Lippi en la Supercopa de Europa. El PSG, que en esta temporada incorporó al brasileño Leonardo que junto con Raí habían sido campeones con Brasil en el Mundial de 1994, quería revalidar su título de la Recopa. En primera ronda se deshizo del Vaduz y, en segunda, del Galatasaray. Los turcos ganaron en la ida 4-2, pero sucumbieron en el Parque de los Príncipes por 4-0. El París Saint-Germain también tuvo que decidir en la vuelta la eliminatoria de cuartos de final, pero esta vez no fue en la capital gala sino en la griega. El PSG y AEK habían empatado (0-0) en el Parque de los Príncipes, pero Loko acudió al rescate con un hat-trick que propició el triunfo parisino por 0-3  En semifinales se iba a cruzar con otro de los históricos del fútbol Europeo: el Liverpool. Un Liverpool venido a menos que de las manos de un francés, Gerrard Houllier, quería reverdecer viejos laureles. Pero el hype parisino, de nuevo, pudo con la aristocracia europea. 3-0 en la ida en París. Leonardo y Cauet adelantaron a los galos antes del descanso y Leroy rubricó el resultado en los últimos minutos. El PSG ahora tenía que superar la mística de Anfield. Lo hizo, aunque no sin ser recibir un par de heridas. El Liverpool ganó por 2-0, pero fue insuficiente para remontar.

El PSG disputaba su segunda final consecutiva. Se iba a ver las caras con el FC Barcelona. Uno de esos equipos que había sido víctima del PSG y que había favorecido el hinchamiento del hype parisino. Pero el Barça que se encontró que el conjunto que dirigía Ricardo Gomes, el ex jugador del PSG había dejado sus funciones de manager del club para reemplazar a Joel Bats en el banquillo parisino. Cruyff ya no estaba. Bobby Robson era el técnico azulgrana, aunque los rumores indicaban que al final de temporada iba a ser sustituido por Van Gaal, a pesar de que el inglés tenía contrato en vigor. Pero los jugadores también eran diferentes. Empezando por Ronaldo. El fenómeno brasileño estaba atemorizando a Europa y se estaba perfilando como el único jugador del momento que podía asaltar el Olimpo de los dioses del fútbol, donde moraban Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona. Un jugador capaz de ganar partidos por sí solo. Una potencia inaudita en el fútbol y una precisión de cirujano ante el portero rival le habían convertido en el jugador del momento. Y como todo jugador del momento necesitaba un título que respaldase su temporada. Así fue. Transcurría el minuto 38 de la final, que se disputó en Rótterdam, cuando Ronaldo recogió un balón, se internó en el arma y cuando iba a rematar recibió un penalti de Bruno N’Gotty. El héroe de la Recopa ponía en apuros al PSG. Ronaldo batió a Lamá y el resultado no se movió hasta la conclusión del partido. El Barça ganaba la cuarta Recopa de su historia y firmaba una justicia poética. El PSG se había labrado un nombre, en buena medida, debido a sus actuaciones europeas ante equipos españoles y precisamente iba a ser un equipo español el que le sacase de la élite europea. El Barça pinchó el globo de un PSG que desde entonces no ha vuelto a tener protagonismo ni en Europa ni en Francia. Ahora pelea por no bajar a Segunda. El hype parisino había muerto.

Datos del artículo: 

Autor: Carlos A.S.
Fecha: 17 de febrero de 2008. 

Fuentes: El País, El Mundo, Uefa, París Saint Germain, Olimpique de Marsella, Wikipedia y Soccerbase.
Fotografías: página web del PSG y de la UEFA.

El coleccionista de títulos

febrero 16, 2008

Hace quince días asistimos al debut de Fabio Capelllo en el banquillo de la selección inglesa. La FA ha contratado al Centurión, como le apoda la prensa británica, para reflotar la nave de los pross y poder estar en el próximo Mundial de Sudáfrica. El ejemplo ha cundido en las islas. Una semana después, la Federación Irlandesa anunciaba la contratación de otro ilustre italiano. Uno de los currículums más laureados de Europa, el de Giovanni Trapattoni. A nivel de clubes lo ha ganado todo, especialmente con la Juventus de Turín, pero su paso por la Nazionale no estuvo a la altura del brillante palmarés que atesora. Ahora tiene el reto de aplicar su férreo sistema defensivo para hacer competitiva al combinado irlandés y lograr su clasificación para la Copa del Mundo de 2010.

Giovanni Trapattoni.

 A LA VERA DE NEREO ROCCO. Ortega y Gasset popularizó una frase, “yo soy yo y mi circunstancia”, con la que señalaba la importancia que tiene el entorno sobre el individuo y sobre sus decisiones. Por ello, no se puede analizar la carrera como técnico de Giovanni Trapattoni sin remontarse a su etapa como central del Milan en la década de los 60 y 70. En la entidad rossonera tuvo como entrenador a Nereo Rocco,  quien se supone que fue el inventor del popular catenaccio. Rocco dio un giro de tuerca al planteamiento que décadas atrás llevó al éxito a la selección transalpina en los mundiales de 1934 y 1938. Por entonces, la Nazionale contaba con Vittorio Pozio en el banquillo. Figura de vital importancia en lo que se refiere a asentar las bases del tradicional pragmatismo que emplean tanto los clubes como la propia selección italiana. Lo cierto es que los resultados del Milan en la década de los 60 dieron la razón a la táctica conservadora de Nereo Rocco. Dos Copas de Europa (1963 y 1969), dos Scudettos (1962 y 1968), una Recopa (1968), una Intercontinental (1969) y una Copa de Italia (1967) fue el balance de las dos etapas en las que dirigió al Milan. Aquel Milan que contó con el genio inspirador de Gianni Rivera pero también con Maldini, Lodetti, Pivattini, Sani, Altafini, Mora y el propio Trapattoni. El único título que se escapó a este gran Milan fue la primera Intercontinental, de 1963, que perdió ante el Santos de Pelé.

Giovanni Trapattoni debutó con el Milan a comienzos de 1960. Era un prometedor central de la cantera que contaba con 18 años de edad. A pesar de su juventud, se ganó la confianza de Rocco y de los técnicos que pasaron por el banquillo rojinegro entre las dos etapas en las que Rocco dirigió al Milan. Trapattoni disputó un total de 284 partidos en las 14 temporadas que estuvo en la entidad de Milanello. 14 temporadas que le sirvieron para conocer a la perfección el catenaccio. Un sistema defensivo, donde se fomentaban los marcajes al hombre de los centrales y además se jugaba con un líbero.

“UN ATAQUE IMPACABLE Y UNA DEFENSA DE HIERRO”.   Esta frase resume el pensamiento de Giovanni Trapattoni y sirve para definir a la Juventus de Turín que dirigió. Sus primeros pasos en los banquillos los dio en el seno de su club matriz. Trapattoni fue ayudante de los diversos entrenadores del Milan, dirigió al primer equipo, pero, sobre todo, su leyenda comenzó en Turín.  La llegada de Trapattoni al banquillo del Comunale fue decisiva para la gran Juventus. El club bianconero había perdido la final de la Copa de Europa de 1973 y, a pesar de los Scudettos logrados ese mismo año y en 1975, la dirección de la Vecchia Signora se decantó por mover el banquillo y firmar a Trapattoni. El primer año de ‘Trap’ en el banquillo no pudo ser mejor. Scudetto y Copa de la Uefa. En Turín se estaba formando buena parte de la base de la selección transalpina que finalizaría en cuarta posición en el Mundial de Argentina (1978) y que acabaría ganado el de España (1982). A los Dino Zoff, que había recalado en la Juve en la campaña 72-73, Fabio Capello, Claudio Gentille, Gaetano Scirea, ‘Il Barone’ Franco Causio, Guiseppe Furino, Antonello Cuccureddu, Marco Tardelli, Roberto Bettega se les unieron durante la etapa Trapattoni  Antonio Cabrini, Roberto Boninsegna, Liam Brady, Paolo Rossi, Domenico Marocchino, Massimo Bonini, Michael Platini, Zbigniew Boniek o Michael Laudrup 

Todos ellos, apoyados en el férreo sistema de contención de ‘Trap’ y gracias al talento de sus puntas, llevaron a la Juventus a firmar el mejor periodo de su historia. Seis Scudettos (1977, 1978, 1981, 1982, 1984 y 1986) y dos Copas (1979 y 1983) fueron el balance doméstico. Pero la mayor contribución a la gloria del club que realizó el equipo de Trapattoni fue a través de sus resultados europeos. La deseada Copa de Europa, aunque con sabor amargo debido a la tragedia que sucedió en Heysel en 1985, una Recopa (1984), una Uefa (1977), una Supercopa de Europa (1985) y una Intercontinental (1985). Trapattoni y la Juve lograron todos los títulos posibles que se pueden alcanzar en el panorama internacional. Trap convirtió a la Juve en un grande de Europa, algo que los bianconeri siempre envidaban de Milan e Inter.  

ETAPA NEOAZURRA. Después de pasar por AC Milan y Juventus, a Trapattoni tan sólo le faltaba probar el banquillo del tercer grande de Italia. El cuadro neoazurri había perdido la senda del triunfo del gran Inter. Un Scudetto en 15 años era un pobre bagaje para una entidad tan acostumbrada al éxito como la neoazurra. Por ello, el Inter. apostó por la contratación de un técnico que llevaba aparejado el éxito a su trabajo: Giovanni Trapattoni. Recurría al entrenador que había hecho grande en Europa a la Juve. El trabajo de ‘Trap’ en el Inter. volvió a ser bueno. Apoyado en la columna vertebral que formaban los alemanes Matthaus, Kilinsmann y Brehme. El Scudetto de 1988-89 puso fin a nueve años de sequía y, además, también estableció un nuevo récord de puntos (58) para un equipo campeón.  Su estancia se culminó con la Copa de la Uefa de 1991

SEGUNDAS PARTES… Se dice que nunca fueron buenas las segundas partes. Con Trapattoni también se cumple esta máxima popular. Su regreso en 1991 al banquillo de la Vecchia Signora tenía como objetivo reconquistar el Scudetto. La Juve llevaba sin ganar el campeonato de la regularidad desde la última campaña en la que ‘Trap’ se sentó en el banquillo blanquinegro (1986). Las tres temporadas en las que permaneció en su segunda etapa en el banquillo turinés no fueron tan prolíficas como las diez primeras. De hecho, el balance de su segunda estancia en Turín es muy pobre. La Uefa de 1993 ganada al Borussia Dortmund, después de eliminar a Paris Saint Germain, Benfica, Sigma Olomuc, Panathinaikos y Anorthosis.  

CARRERA INTERNACIONAL. Después de pasar por los banquillos de los tres grandes de Italia, el Calcio tenía pocos retos para Giovanni Trapattoni. Fue el inicio de su carrera internacional. Una carrera internacional en la que siguió coleccionando títulos por todas aquellas ligas por las que pasó. Primero estuvo hasta en dos ocasiones en el Bayern de Munich. La temporada 1994-95 en la capital bávara no fue fructífera y terminó siendo despedido. A pesar de ello, Trapattoni dejó un buen recuerdo en la hinchada del Bayern, lo que le permitió regresar en el curso 1996-97. En Munich ganó una Liga (1997) y una Copa (1998).  

Tras su paso por el Bayern, regresó a Italia para hacerse cargo del ambicioso proyecto de la Fiorentina. Conjunto que estaba liderado por ese gran goleador de la década de los 90 que fue Gabriel Omar Batistuta y, por detrás de él, un habilidoso portugués que respondía al nombre de Rui Costa. La Fiorentina no fue un equipo espectacular, ningún conjunto dirigido por ‘Trap’ lo ha sido, pero sí que fue eficaz y supo exprimir el talento de Batistuta y Rui Costa. Logró clasificar a la Fiorentina para la Liga de Campeones del año 2000, pero dejó el banquillo viola para dirigir a la Nazionale. A Trapattoni le llegaba la oportunidad de su vida. Clasificar y formar a la selección que iba a disputar el Mundial de Japón y Corea (2002), en el que cayó eliminada por Corea en un polémico encuentro de octavos de final. La temprana e inesperada eliminación mundialista, unido a la polémica que hubo alrededor de la no citación de Roberto Baggio –con quien había coincidido en su segunda etapa en Turín- jugaron en contra de Trapattoni que se vio obligado a dejar el cargo. 

Tras abandonar la selección, Trapattoni aceptó el reto de dirigir al siempre complicado Benfica. La entidad portuguesa parece sumida en una grave crisis desde los tiempos de Eusebio y las urgencias históricas rodean al cuadro del águila. A pesar de las presiones, Trapattoni logró la Liga para el Benfica, que llevaba 11 años sin conquistar el torneo de la regularidad. Ahora, tras pasar por los banquillos del Stuttgart y del Salzburgo, Trapattoni tiene una nueva oportunidad de hacer algo en el fútbol de selecciones. No será con su querida Italia pero, seguramente, con Irlanda no se sentirá tan presionado como con la escuadra azurra.